Ana Campos estudió Bellas Artes y fue después de la carrera cuando inició su inmersión en el mundo de la ilustración. De eso hace ya 12 años. He quedado con ella en la placeta de Radio Granada. Como ya nos conocemos, al saludarnos sobran muchas explicaciones. Después de preguntarnos por cómo va la vida, elegimos un banco, junto a un naranjo y otras cosas que como no son nada poéticas, pues no las vamos a nombrar.
Comenzamos la conversación grabada o entrevista, y Ana recuerda su primer trabajo, el que la introdujo en la ilustración. Se trata de un cuaderno didáctico para la Fundación Legado Andalusí. Después llegaron otros trabajos y la visita a la Feria de Bolonia, “el paraíso del ilustrador”.
“Eran tres o cuatro entregas semanales. Tenía unas conocidas que hacían el texto. Itinerarios culturales se llamaba la empresa. No conocían a nadie en el mundo de la ilustración, sólo a mí que había hecho Bellas Artes. Me preguntaron y como gustó… A partir de ahí dos de mis hermanas habían empezado a acudir a la Feria de Bolonia. Eso es un mundo. Cualquiera que quiera dedicarse a la ilustración tiene que ir a Bolonia, porque es como el paraíso del ilustrador. Y cuando vas dices, dedicarse a la ilustración es posible. Y ya lo clásico, de escribir a editoriales, ir a la Feria de forma activa, y poco a poco se ha ido engachando una cosa con otra y ahora me dedico a la ilustración”.
¿Se puede vivir de la ilustración?
“Yo actualmente sí. De todos modos, como mi madre dice, lo más importante es saber cuánto necesitas para vivir. Porque yo no creo que ningún ilustrador se haga rico ilustrando. Pero si estás acostumbrado a vivir con lo básico, sí se puede vivir de la ilustración”.
Si no recuerdo mal, mi primer encuentro con Ana Campos tuvo lugar entre libros, entre muchos libros. Fue en la librería infantil Picasso. Aquella tarde otra ilustradora, Adriana Juárez ‘Adribel’ presentaba su último cuento, “Este soy yo”, y comenzábamos a rodar el reportaje sobre ilustración que me acercaría a este “mundillo”. Allí estaba también la hermana de Ana, Pilar, también ilustradora. Después grabamos su entrevista en su estudio de casa, otro lugar lleno de libros y con una gran mesa junto a la ventana llena de pinturas, lápices y papel esperando contar historias a través de unos dibujos que, como describe Ana, son clásicos.
“Yo creo que yo soy bastante clásica. Los ilustradores que me gustan creo que también lo son. Así como de innovar y crear un estilo propio, no va con mi personalidad. Lo intenté durante un tiempo, pero no me voy a resistir. Uno tiene que hacer lo que le sale de forma natural, investigar en la dirección en la que te marcan tus propios deseos. Yo diría que clásica, y amable. No me va para nada un estilo expresionista, ni soy una persona muy rebuscada. En mis ilustraciones mucha complejidad no hay”.
La inmensa mayoría de dibujos e ilustraciones de Ana han terminado en cuentos infantiles. La relación más estrecha no suele ser con el escritor de las historias, sino con el editor.
“Con la editorial con la que trabajo ahora más, Susaeta, para mí es más importante la figura del editor que la del escritor. Como en manos del editor está cambiar, quitar, poner, … Casi siempre he tenido más trato con el editor. A veces puedo ponerme de acuerdo con el escritor. Por ejemplo ahora trabajo con Lorena Marín. Yo la llamo y le digo lo que he pensado, le pregunto, … qué quieres que diga yo con la imagen que podamos quitar del texto, y bien. Pero casi siempre se trata más con el editor que con el escritor”.
La técnica que elige Ana es la acuarela. De esos colores diluidos en agua en manos de esta ilustradora salen últimamente muchos “ponis”. Es uno de sus trabajos actuales. Aunque fuera de esta serie de trabajos, cuando puede, elige el collage.
“Yo trabajo mucho con acuarela. Lápices acuarelables. Pero últimamente estoy probando a hacer cosas. Aparte del trabajo remunerado, con algunas cosillas sueltas, me está apeteciendo mucho hacer collage. Dentro de lo que es mi línea lo veo más ‘modernete’. A mí me gusta, me parece más lúdico, y me hace cambiar de lo que estoy haciendo todos los días, como lo que estoy haciendo para Susaeta. Unos libros de ‘ponis’. Una temática muy similar, un estilo muy parecido. De vez en cuando me gusta presentar a un concurso o a una editorial algo distinto. Es como una válvula de escape. Me gusta mucho lo que hago a diario, pero aprovecho esos encargos distintos para hacer cosas distintas”.
El libro electrónico es un negocio distinto para Ana, que estaría dispuesta a trabajar en ese sentido si está bien remunerado, claro. No cree que esto acabe con el libro y habla de convivencia.
“Yo veo que se trata de un negocio distinto. Y pueden convivir los dos perfectamente. Lo que veo por algunos compañeros es que de momento no está bien remunerado. Proporcionalmente gana más el informático que desarrolla los sistemas que el ilustrador. Pero lo veo como un campo interesante, bonito. Siempre habrá gente que le guste más hacer eso y gente que le guste más hacer libros. Y de todos modos no creo que vaya en detrimento del libro en papel. Yo lo veo interesante, si me piden algo y lo pagan bien, ¿Por qué no hacerlo? Otra cosa también divertida”.
Sobre la actual situación económica, esta ilustradora no cree que, al menos el libro infantil y juvenil, esté especialmente en crisis. “He visto hace unos meses una entrevista en la que se comentaba que igual que las vacas gordas no se notan mucho en el mundo del libro, tampoco las flacas. Que vamos, no está especialmente en crisis el sector del libro, sobre todo el infantil y juvenil. Que yo sepa no. Las subvenciones es verdad que han caído y las pequeñas empresas que dependían bastante de esto, editoriales pequeñitas, quizá. Pero nunca han sido empresas que hayan funcionado bien como tal. No sé”.
Ahora estoy redactando esta entrevista. Ana ya no está aquí, claro, pero lo está en cierto modo. Consulto su blog, y ella está en sus dibujos e ilustraciones. Veo algunos de los ponis de los que me ha estado hablando en la entrevista, alguna felicitación navideña pasada, y, lo que más llama mi atención, unas ilustraciones sobre una excursión con acampada a la Alfaguara. Y es que, lo que algunos hacemos con una cámara de fotos, otros tienen la capacidad de hacerlo con lápiz y papel…