Acompañamos a Sonia Puga, María Hesse, Gloria Cuenca y Miguel Prieto en su paso por la Feria de Bolonia

Acompañamos a Sonia Puga, María Hesse, Gloria Cuenca y Miguel Prieto en su paso por la Feria de Bolonia

Después de dejar pasar un par de semanas desde su celebración, volvemos la vista atrás, hasta la Feria de Bolonia, para hablaros un poco de ella. O, mejor dicho, para poner voz a algunos de sus protagonistas. Cuatro de los muchísimos ilustradores de todo el mundo que vivieron y participaron de este encuentro. Nosotros nos quedamos con cuatro ilustradores ‘de aquí’, porque con ellos vivimos la feria durante todos sus días de celebración.

Durante los cuatro días de feria seguimos los pasos de Sonia Puga, María Hesse, Miguel Prieto y Gloria Cuenca. Sus palabras son las que nos guían en las siguientes líneas por sus experiencias y vivencias, esperando que puedan servir también de consejo o guía rápida para futuros visitantes de la Feria.

Sonia Puga: “La Feria me ha parecido estupenda, era la primera vez que iba y estaba en plan turista, como una toma de contacto, a ver cómo llevaba la gente los trabajos a las editoriales y de qué modo los presentaba. Para mí ha sido un aprendizaje, y he vuelto con mucha información nueva que espero me sirva para otra vez que vuelva. Pensaba que había más espacios expositivos y menos de stands de editoriales, pero en general todo estupendo, el ambiente era genial!”

Gloria Cuenca: “Desde mi punto de vista la Feria es una oportunidad grandísima para mostrar tu trabajo, en un solo viaje y en tan solo 3 días, a todos los profesionales que puedan estar interesados en contratar a alguien como tu. Al ser internacional y tan conocida, te ofrece muchas posibilidades y aumenta tus probabilidades de ser contratado invirtiendo en ello menos viajes y menos gastos, aunque eso sí con un gran esfuerzo si se desea obtener algún resultado.

María Hesse: “La impresión fundamental que saco es que se nos olvida el concepto de feria, que es el de hacer negocios, y como tal, las editoriales van fundamentalmente a comprar y vender derechos. Las grandes van a por caballo ganador, es decir, comprar los derechos de aquel libro que ha funcionado fuera. El ilustrador camina por como yo lo he llamado “la jungla”, intentado hacerse un hueco y ser visible. Vamos llenos de ilusión con nuestras carpetas para toparnos con la realidad: hay gente muy buena en su trabajo y somos pura mercancía. Necesitas relacionarte con personas de tu especie, esa que va como tú deambulando por la feria para no sentirte tan pequiñito”.

Gloria: “No sólo tienes la oportunidad de verte en persona con profesionales de todas partes del mundo, sino que además es una fuente de aprendizaje que emana conocimientos sobre este campo a tutiplen y que está enmarcada en un entorno donde cualquier ilustrador se siente sumergido en un sueño: libros, exposiciones, conferencias, personas que se sienten y piensan como tú…; vamos que ¡todo te interesa y todo quieres verlo y memorizarlo!”

María: “Me sorprendió también que hay muchos ilustradores que van a lo que van y no hacen el esfuerzo de relacionarse con los demás, de querer conocerse o echarse una mano, pero esto siempre tiene una contrapartida y son esas otras personas con las que haces piña. En parte, ha sido lo que me esperaba porque previamente había leído mucho sobre el evento e iba mentalizada”.

Gloria: “Desde el principio no esperaba salir de allí con un trabajo bajo el brazo, por ilustradores como Gusti, ya iba aconsejada; algunos ilustradores fueron hasta 6 años consecutivos a la feria hasta conseguir el empleo de sus sueños, de modo que no me he ido de ahí con la sensación de un sueño roto, sino más bien con la sensación de haber aprendido en poco tiempo lo que se aprende en un año de carrera, me he ido con ilusión y con muchas ganas de volver”.

Miguel Prieto le pone nota a la Feria, directamente. Para él, “un 7, más o menos”. Miguel piensa que lo mejor de la Feria han sido “las amigas”, y lo peor, “no haber tenido más tiempo para estar con ellas”. A Miguel lo hemos visto patearse la Feria de arriba abajo con su ‘kit’ de presentación. Nunca olvidaremos esa vieja maleta de madera, en la que sabemos que dentro había un iPad, tarjetas y otras muestras del trabajo de Miguel; y, por supuesto, esa escultura de la cabeza de uno de sus personajes, que algún atrevido visitante incluso se atrevió a colocarse…

Sonia: “Lo mejor es estar rodeado de ese ambiente tan especial, conocer a tanta gente interesada en lo mismo, en la ilustración; y lo peor cuando ibas a enseñar tu trabajo a las editoriales y el trato que algunas daban, que no me parecía muy correcto”.

Gloria: “Lo mejor ha sido conocer a personas con las que compartir esa experiencia y que algún editor, como en mi caso fue, valorara un aspecto de mi trabajo en el que yo no creía ser buena, es decir, darte cuenta de que a veces se es demasiado exigente con uno mismo y que de repente alguien que entiende de lo que habla, te abra los ojos y te diga: “Vas bien, esto me encanta, eres especialmente buena en esto y eso no es fácil de encontrar”, así no se te va la sonrisa en semanas. Lo peor, romper el hielo, dirigirte por primera vez el primer día a un editor y que todo salga mal, es un paso difícil de dar, luego te acostumbras y vas “arrasando y acechando” a todo “editor viviente””.

María: “Lo mejor ha sido todo lo que he aprendido. De repente es como colarse por una ventana y ver como funciona el mundo editorial. Sí tienes suerte, algunas se dignan a, en lugar de decirte lo típico de “no encaja en nuestra linea editorial”, tomarse un tiempo en explicarte qué es lo que ellos buscan y qué es lo que para ellos funciona y por qué. Eternamente agradecida a la amabilidad de Beatriz Sanjuan de la editorial Thule. Lo peor, las grandes editoriales a las que sólo les falta escupirte en el portfolio. Por bueno o malo que sea nuestro trabajo, nos merecemos un trato digno. Hacemos un esfuerzo muy grande por estar ahí y es como si ellos nos tuvieran que hacer el favor cuando realmente sin el ilustrador no tendrían álbum ilustrado”.

Al final el suelo enmoquetado del café de autores se convirtió en nuestro punto de encuentro y zona de descanso (una de las carencias de la Feria parece ser esta, la falta de espacio para descansar). Allí, y en cualquier lugar que se preciara, más de una sacaba el cuaderno y se ponía a dibujar.

¿Volveréis? Miguel: “¡Chachi que sí!”; Sonia: “Eso espero”; Gloria: “¡Vuelvo seguro! ¡Sin ninguna duda!”; María: “Espero que sí. La primera vez es sobre todo una toma de contacto, una prueba de ensayo y error. Aun así, creo que Bolonia está más dirigida a lo compra y venta de derechos que al hecho de encontrar ilustradores, pero siempre puede sonar la flauta, y si no, al menos ya te van ubicando, quien eres y qué es lo que haces”.

Uno de los temas más comentados entre los ilustradores que visitan la Feria es el número de entrevistas concertadas, o ‘citas previas’. No es raro escuchar a más de uno preguntar a su compañero o amiga: ¿cuántas citas tienes hoy?

Miguel, por ejemplo, había concertado previamente 8 citas, y, al final, tuvo 13. ¿Qué esperabas? Le preguntamos. Miguel: “Trabajo remunerado”. Miguel, por ejemplo, tenía sus citas anotadas en un trozo de papel, arrugado, doblado mil veces, con “su” orden, por supuesto. Y nos sorprendió, sobre todo, la “pulsera” de Gloria. Sí, ahí iban apuntadas las citas, en su “segundo reloj”.

Sonia: “Solo tenía cita con una de ellas, que por cierto fue la peor de todas, me hablaron con un poco de superioridad, no me gustó nada. No recuerdo cuantas más tuve, creo recordar que fueron aproximadamente 8. En algunas miraban el trabajo super rápido y apenas sin hacer caso, en otras muy bien el trato, se agradece la amabilidad, y sobretodo una crítica constructiva, no insultar, que con eso no se aprende nada”.

Gloria: “Intenté concertar unas 100, conseguí 3 antes de llegar a Bolonia y otras 3 en la feria, el resto de editores que vieron mi trabajo fue en el momento, llegué, les propuse enseñarles mi portfolio y aceptaron. Curiosamente me fue mejor en las que no había concertado previamente. La verdad es que conseguí muchos contactos y de ellos, interesados realmente, unos 5, de modo que espero que al menos de uno salga algún encargo, pero quien sabe”.

María: “Me enteré que iba a la feria apenas un mes antes por lo que no pude conseguir citas. Aun así, una vez allí te pones las pilas y tienes montones de citas. Yo calculo que en total serían unas 20, pero no las tengo exactamente contabilizadas. No esperaba tener tantas, la verdad, porque ya había leído que muchas editoriales, sin cita, no te atendían, pero si eres educado y constante, algunas finalmente te atienden”. Tras las citas, veíamos a María colocar meticulosamente la tarjeta que había recibido en un cuaderno, y hacer anotaciones.

Además del aspecto puramente laboral, la Feria es un escaparate para las editoriales. Las hay que se lo curran mucho más a la hora de diseñar su espacio y presencia en la Feria, y otras que no lo hacen tanto. ¿Qué stand os sorprendió más?

Miguel: “Uno ruso que tenía un cohete de madera”.

Sonia: “Uf, ¡había tantos! El de Croacia creo recordar que era muy bonito….y la zona donde estaban las exposiciones me gustó mucho”.

Gloria: “En cuanto a amabilidad e interés por conocer ilustradores: Brasil, y creo que no soy la única en opinar esto. En cuanto a novedad y nuevas tecnologías me gustó mucho la propuesta de App Generation; en cuanto a diseño, marketing o presentación, el Stand ruso me pareció divertido”.

María: “Brasil. No es el que más me sorprendió, pero sin duda del que mejor recuerdos guardo. Todos fueron increíblemente amables”.

No lo ha nombrado ninguno, pero creo que uno de los momentos más simpáticos que tuvimos fue en el stand del Emirato Árabe de Sharjah. Todos (hasta un servidor) hicieron un dibujito en un papel y los introdujimos en unos sobres muy curiosos, con forma de casa.

El momento más destacado de…

Miguel: “Cuando descubrí el Fruit market”.

Sonia: “Pues cuando había algún ilustrador o ilustradora dedicando sus libros con unos dibujos preciosos, y también el momento aperitivo…..un buen momento para charlar e intercambiar opiniones con un buen vinito en la mano!”

Gloria: “El ratito que estuvimos hablando con Ana Juan mientras me firmaba y me dibujaba en un libro, ¡que encanto de mujer! Aunque a “alguna” le impactó más Roger Olmos” (risas).

María: “¿Sólo uno? Para mi la primera vez que enseñé mi proyecto “En busca de Nicolás” y gustó. Te inflas y vuelas. Eso hace que te llenes de energía para seguir visitando editores. Otro sin duda, el paseo en bici por Ferrara, pero eso ya es fuera de la feria, pero es que al final es genial los amigos que haces por el camino y los ratos que pasas con ellos”.

Fuera del recinto…

La Feria no termina cuando sales por sus puertas tras una intensa jornada de patearte el recinto. La ciudad de Bolonia es también la feria y, quizá, servidores nos quedamos con eso: el hecho de que la Feria impregne toda la ciudad de ilustración y literatura para niños. Desde las exposiciones (por desgracia no pudimos visitarlas todas), como la de Joanna Concejo o “Libretto Postale”, hasta “Fruit, self-publishing exhibition ”, una Feria alternativa sobre la edición independiente. Por allí podías ver las mismas caras que te encontrabas en la Feria, pero en un ambiente completamente distinto.

La ciudad te ofrece maravillosos paseos, a pesar de la lluvia y del poco tiempo libre, y además los compartes con mucha gente del mundo de la ilustración. Y, si te queda tiempo libre, puedes hacer como este grupo, acercarte en tren a Ferrara, y conocer la ciudad en bicicleta, comer pizza y pasta, a la bolognesa, claro.

La Feria en una ilustración…

Por supuesto, antes de terminar este reportaje, les pedimos a los cuatro protagonistas de estas líneas que nos resumieran la Feria de Bolonia como mejor lo saben hacer: dibujando. Y este es el resultado:

Sonia Puga
Gloria Cuenca
María Hesse
Miguel Prieto
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