Puede que ‘Teo Muchosdedos‘ no sea una persona particularmente lista. Puede que sea tímido y no conozca mucho del mundo. Pero sus manos se mueven con tal sabiduría que las mil y una tareas de su granja van quedando resueltas a toda velocidad y con inigualable destreza. En la aldea vecina son famosos sus excelentes pasteles de manzana, pero lo que realmente maravilla a quienes le conocen es que Teo encuentre el tiempo suficiente para cuidar no solo de sus animales y su huerta, sino también de un precioso jardín. En él las plantas adquieren las más asombrosas formas, siempre con naturalidad y belleza. Sí, Teo tiene paciencia y sabe escuchar la voz de la naturaleza. Con estas palabras la editorial A buen paso nos introduce en este álbum ilustrado, un trabajo de Catalina González Vilar y Pere Ginard. Con éste último hemos charlado sobre su trabajo de ilustración en este libro.
¿Cómo llega este proyecto a tus manos? Pere Ginard: “Hace más o menos un año Arianna me llama proponiéndome el proyecto, un proyecto que según parece llevaba meses dando vueltas sin encontrar ilustrador. Con Arianna ya he colaborado en varias ocasiones y siempre es una alegría trabajar bajo el paraguas de A Buen Paso, por lo que no tardé ni un segundo en decirle que sí. El argumento que Arianna me explicó por teléfono me convenció cien por cien: y sin ni siquiera haber leído el cuento todavía, me embarqué en la aventura”.
¿Qué nos vamos a encontrar en ‘Teo Muchosdedos’? “Plantas y flores, muchas flores. Y arbustos, también árboles. Jardines de ensueño junto a granjas ideales. Animales domésticos y vecinos bonachones. Y un protagonista para mí enigmático, casi un mago, que hace maravillas con su colección de tijeras de podar -nos cuenta Pere Ginard-. Un hombre conectado con la tierra que nunca pierde la compostura, ni siquiera cuando es esclavizado por el soberbio Damián Del Oro. Ah!, y verde, mucho verde, un color que había usado muy poco en mis trabajos anteriores. Un color que, gracias a las evocadoras descripciones de Catalina, pude explorar a fondo”.
¿Qué te llamó más la atención o te gustó más de la historia de Catalina? “Me gustó mucho la atemporalidad de la historia. En Teo no hay un lugar ni época concreta, así que lo situé en un idealizado momento que bien podría ser el siglo XVIII, aunque con guiños a la época actual, como las botas de agua que aparecen en alguna ilustración. Pero con todo, situé el cuento en un claro momento pre-industrial. También agradezco mucho a la autora que Teo y el resto de personajes estuvieran poco descritos, tan solo a grandes rasgos, cosa que me permitió construirlos según yo, como lector, me los imaginaba -asegura Pere Ginard-. Esta es una magnífica manera de meterte de pleno en la piel de los personajes”.
¿Qué nos puedes contar de tus ilustraciones para este libro? ¿Qué dirías que tienen de característico? “Yo venía de ilustrar el relato de Hemingway “el viejo del puente” (Zorro Rojo), una crónica que sucedía en la batalla del Ebro. Para aquel proyecto tuve que ser muy cuidadoso con las imágenes ya que estaba situado en un momento muy concreto de la Guerra Civil y todos los elementos debían coincidir históricamente (uniformes, paisaje, etc). Y de repente me encuentro con Teo, un cuento que, como ya dije antes, no está sujeto a una época concreta, cosa que me permitió más flexibilidad y licencias. Tras varias lecturas del cuento decidí que recuperaría la técnica del collage a partir de grabados antiguos para reforzar el aire de cuento clásico que tiene la historia -nos cuenta Pere Ginard-. También quise inspirarme en el impresionismo para los cielos y los paisajes…. ensamblar estos referentes para crear un universo bucólico y de ensueño. Conforme profundizaba en la ilustraciones me di cuenta que un relato ajeno al cuento se estaba colando en mi manera de interpretar la historia de Catalina: Walden, de Thoreau, así que releí algunos capítulos para darle a Teo un aire Walden…. podría decirse que el personaje de Teo es, en mi imaginario, una reencarnación de Thoreau. Me gusta hacer resonar otras referencias en los libros que ilustro, creo que es una manera interesante de dar más calado a los personajes e imágenes. También como ya dije anteriormente, en Teo hay mucho verde, un color que no abunda en mis ilustraciones…. pero que aquí tenía la oportunidad de explorarlo a fondo, cosa que hice y con la que disfruté mucho. Pienso que, a día de hoy, es el libro más luminoso que he hecho”.
¿Con qué técnicas las trabajaste? “Llevo años desarrollando parte de mi trabajo con la técnica del collage, al principio era collage analógico, pero conforme la cosa se iba complicando me pasé al collage digital. Teo está construido enteramente a partir de fragmentos de grabados antiguos ensamblados digitalmente. No hay ni una sola línea dibujada por mí. Esa es una de las dos reglas de oro que me impongo; si trabajo con collage, todo debo conseguirlo mediante esa técnica, incluso la línea más pequeña -asegura Pere Ginard-. La otra regla es no buscar imágenes de grabados en internet, tan solo los que pueda conseguir de libros, folletos, periódicos, estampas, etc… que tenga a mano o que pueda conseguir en bibliotecas, etc. Me gusta que sea así, ya que conforme uno va pasando las hojas de los libros van surgiendo las asociaciones y posibles composiciones, a fuego lento. Buscar en internet es para mi un universo demasiado grande, las imágenes se multiplican exponencialmente, así como las posibilidades… y es fácil colapsarse y también perder el tiempo. Para ilustrar a Teo me hice con un montón de libros sobre flores y manuales de jardinería, que escaneaba para posteriormente ensamblar y colorear digitalmente”.
¿Qué has aprendido con este libro? “Más que aprender, he reaprendido: Yo me crié en un pequeño pueblo rural de Mallorca, entre huertos y campo, y Teo me ha transportado a aquella época de infancia. Los gestos pausados que imaginé para Teo eran los mismos gestos pausados y ensimismados que veía en mis abuelos cuando trabajaban el campo -relata Pere Ginard-. Teo me ha reconectado con todo aquello, quizás sea momentáneo, pero de repente cuando regreso a aquellos lugares de infancia, vuelvo a notar el lento crecimiento de las flores, el plácido orden de la naturaleza… por momentos me siento como Teo e incluso he reproducido algunos gestos que yo mismo fabriqué para el cuento, como el de la ilustración en la que Teo está agachado al lado de una gran flor, acariciando una de sus hojas. Es un bonito juego”.
¿En qué andas metido ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Justo ahora acabé un proyecto junto al escritor Bernat Castany Prado. Se trata de un libro de poemas bastante canallas ambientados en el mundo del circo. Un conjunto de reflexiones ácidas sobre la condición humana. El proyecto, titulado provisionalmente “Más fácil todavía”, está en estos momentos buscando editor, o sea que no sabemos si algún día verá la luz o se quedará en el cajón, como muchos otros. También estoy ultimando la edición de un proyecto que llevo años arrastrando “Cómo dibujar animales tristes o cuaderno de todas las cosas vivas y muertas que imaginé la noche que te fuiste para siempre”, se trata de una colección de dibujos a medio camino entre el diccionario, el bestiario y el poemario…. un proyecto muy personal que he decidido autoeditar porque se que nunca va a encontrar editor”.