El señor Gaudí vive en un lugar muy particular, el Park Güell, que ha construido para el conde Güell en Barcelona. Cada mañana, sale a trabajar y a vigilar las obras que le han encargado: la Pedrera, la Sagrada Familia, la Casa Batlló … Aunque no lo parezca por su aspecto, Antoni Gaudí es uno de los arquitectos más reconocidos de su época, aunque a veces a la gente le parece que sus construcciones son un poco extravagantes.
Pau Estrada es el autor del texto y de las ilustraciones de “Un paseo con el señor Gaudí”, un libro editado por Editorial Juventud. Con Pau hemos hablado de este proyecto. “El libro sobre Gaudí viene a ser la última entrega de una trilogía de álbumes ilustrados inspirados en el tema del artista y su obra -nos cuenta-. Los dos títulos anteriores fueron “Picasso y Minou” (escrito por Priscilla Maltbie), dedicado al joven Picasso de la época azul, y “Pippo el Loco” (escrito por Tracy Fern), sobre la construcción de la cúpula del Duomo en Florencia por Brunelleschi. La diferencia es que en “Un Paseo con el señor Gaudí” también soy el autor del texto”.
Nos podemos imaginar algo pero, ¿Qué nos cuentas en este libro? “Gaudí llevaba una vida muy metódica dedicada totalmente a su trabajo. Como su título indica, “Un Paseo con el señor Gaudí” simplemente sigue al arquitecto a lo largo de un día imaginario de su vida hacia el año 1912, desde que sale de su casa en el Park Güell hasta que vuelve por la tarde para encontrarse con el Conde Güell. Por el camino aprendemos bastantes cosas acerca de su obra y su carácter y vemos varias de sus obras, como la Casa Milà o la Sagrada Familia”.
“Al igual que en los libros sobre Picasso y Brunelleschi, hay un trabajo importante de documentación fotográfica y bibliográfica para poder trasladar al lector a otra época histórica de una manera convincente. Siempre me gusta que haya muchos detalles que mirar en cada ilustración y que, sobre todo, estén bien documentados. Por eso, el proyecto ha tardado más de dos años en poderse terminar, pero ¡ni yo ni Gaudí teníamos prisa!”
“Las ilustraciones finales están hechas de manera tradicional, con guache, acuarela y lápiz sobre papel, pero el trabajo de composición y parte del dibujo está previamente resuelto con la tableta gráfica y el ordenador. O sea, una mezcla de técnica antigua y moderna”.
¿Qué fue lo más difícil de ilustrar en un libro como este? “Las escenas de calle con muchos personajes son bastante difíciles porque cada uno requiere su papel, su ropa, su personalidad… No me gusta poner personajes de relleno: hasta los más pequeños deben tener su carácter y su razón de ser y eso no es fácil. Pero no sabría decir qué cosa era lo más difícil de ilustrar porque cuando me pasaba días pintando adoquines también eso me acababa pareciendo extraordinariamente laborioso. Curiosamente, dibujar a Gaudí fue relativamente sencillo: señor mayor, barba blanca, sombrero negro, traje negro… ¡y ya está!”
¿Es más difícil ilustrar cuando se reflejan edificios que ya existen y la gente conoce bien? “Evidentemente, el reto de este proyecto consistía en conseguir que el cuento, el personaje y el escenario encajasen de manera natural. Mis dibujos muestran edificios evidentemente reconocibles pero no son copias de fotografías de turista. Afortunadamente, la arquitectura de Gaudí se presta a ser dibujada y yo creo que queda bastante bien traducida a dos dimensiones. De todas maneras, hasta que no te pones a dibujar (y por tanto, a entender) cada obra de Gaudí, no puedes decir que las “conozcas bien”. Mi representación de su arquitectura es obviamente fiel, jugando con la perspectiva como harían los pintores del Quattrocento, pero lejos de un realismo fotográfico. El genio de Gaudí le salvaba de caer en el kitsch, pero los que intentan ser más gaudinianos que él, imitando o exagerando su estilo, no suelen salir muy bien parados. Por lo tanto, si Gaudí mismo pone el escenario y la decoración de tu cuento, ¿qué necesidad hay de re-interpretar su arquitectura?”