Nívola Uyá y “Un tractor muy, muy ruidoso”: “Me encanta cortar las resmas de papel, mirarlo fijamente y ver cómo las láminas y los personajes cobran vida. Me encanta mancharme”

Nívola Uyá y “Un tractor muy, muy ruidoso”: “Me encanta cortar las resmas de papel, mirarlo fijamente y ver cómo las láminas y los personajes cobran vida. Me encanta mancharme”

Un tractor avanzaba por la carretera. Su ruido atronador impedía a la conductora oír las exclamaciones de las personas que salían a su paso. Claro que, a veces, para lo que hay que oír, es mejor así: que el ruido sea muy, pero que muy fuerte…

“Un tractor muy, muy ruidoso” es un cuento original y divertido con un texto juguetón que inevitablemente nos trae a la memoria el conocido refrán “A palabras necias, oídos sordos”. Y es que en situaciones como la que aquí se plantea, solo los niños, con su mente abierta y su espíritu libre, ven las cosas como son y, por esa misma razón, merecen ser escuchados. Así nos presenta la editorial Cuento de Luz esta historia escrita por Mar Pavón e ilustrada por Nívola Uyá, con quien hemos hablado para que nos contara cómo surgió esta historia y cómo trabajó en las ilustraciones.

“Para mí empezó precisamente el día de la mujer trabajadora, que fue el día en el que la editorial Cuento de Luz conoció mi trabajo, justo ahora hace un año -nos cuenta Nívola-. Unas semanas después me llegó la historia, a la que le hemos dado vida entre tres mujeres! Ana Eulate la editora y Mar Pavón la escritora, seguramente os podrían contar más”.

“Se van a encontrar con una historia fresca, divertida, con muchísimo sentido del humor, con una narración exquisita y con un mensaje muy necesario e inspirador, nos revela una manera sencilla de conducir nuestra vida: amando nuestro propio camino y atreviéndonos a desarrollarlo a pesar de los obstáculos”.

“Se va a encontrar a una mujer auténtica, “la señora del tractor”, que ama su profesión y que sabe llevarla con elegancia y entereza, y con un niño, que con su mente abierta y su espíritu libre, ve las cosas como son, sin prejuicios y con naturalidad”.

“¡Es un álbum que puede hacer mucho bien! Aún nos cuesta ver mujeres en las fotos de las grandes reuniones internacionales, casi todo son trajes grises y corbatas… y así nos va! Falta un poco más de colorido, ¿no?”

“En Mallorca tengo un escenario fabuloso para impregnarme del mundo agrícola, así que la misma semana que me llegó el texto, intenté localizar un buen tractor, de esos descatalogados, el más ruidoso de la isla, para hacerle unas cuantas fotos que me sirvieran de punto de partida. Conseguí que pusieran en marcha, en mitad de un campo de almendros, un mítico Ebro de los 70, símbolo de una época y de toda una generación de tractoristas”.

“Nada más verlo supe que nos marcaba un estilo. Ya tenía muchas imágenes que me rondaban, así que después de la documentación, empecé con algunos mini-bocetos para dar con la mujer del tractor y en seguida con esquemas compositivos, con anotaciones, con pruebas de color, con toda la historia…”

“Tenía delante un texto brillante y redondo con varias lecturas, ¡como una cebolla! Lo leí con mucho respeto. Después de la claridad de sus valores, acabó de enamorarme todo el universo colateral que Mar Pavón evoca generosamente y con el que he podido divertirme. He disfrutado mucho ilustrándolo, jugando con la interacción entre palabra-imagen: simetría, realce, complementariedad, contrapunto… escondiendo detallitos, creando una historia paralela, sobre todo en las primera páginas, que son una verdadera ‘road-movie’, donde algunos personajes acaban desfilando presas de una especie de ley kármica instantánea. ¡Habrá que ver por qué! Para un ilustrador es muy interesante este juego más allá del texto”.

“Son unas ilustraciones que recrean una atmósfera con cierto aire vintage, con escenarios deslocalizados que fusionan elementos a veces de las explotaciones agrícolas estadounidenses, a veces de nuestro ambiente más mediterráneo. Están en línea con mi trabajo plástico, pero quizá son unas ilustraciones más reflexivas con algún tributo a la fotografía de los 60 y a mi adorado Norman Rockwell”.

“Me encanta el color y la psicología del color, me agarro con fuerza a este elemento comunicativo para explorar los sentimientos que producen. Me encanta ese momento del análisis previo con mi taza de té en mano, ese momento cuando los colores se revelan, y cobran fuerza, y entonces tengo clara cuál será la paleta con la que deseo abordar el trabajo. Con nuestro tractor, me he volcado en una paleta de colores que deliberadamente ha omitido el verde, dando protagonismo a los azules, ocres y rojizos, para potenciar la presencia de la máquina, del engranaje del tractor y del calor de los valores humanos, del trabajo del campo…”

“Trabajo con un abanico de pinceles y pintura acrílica. Me gusta la luminosidad, la calidez y la plasticidad del acrílico. Planteo un proceso totalmente artesanal, a veces elaboro algunos colores con pigmentos naturales. Me encanta cortar las resmas de papel, mirarlo fijamente y ver cómo las láminas y los personajes cobran vida. Me encanta mancharme, y conservar cientos de paños sucios, batas de trabajo y los originales almacenados ya en unas cuantas carpetas. Los soportes pueden ser cualquier material, madera, tela, más frecuente el papel de acuarela. También investigo con collage, frottage, lápiz… sobre todo para trabajos más personales”.

¿Cómo fue el trabajo con Mar Pavón? “Fue en un marco de absoluta libertad. Después hemos tenido un bonito feedback de nuestro trabajo, ha habido gran entendimiento! Nos ha encantado trabajar juntas, y ojalá volvamos a hacerlo”.

¿En qué estás trabajando ahora? “Varios proyectos en paralelo, justo he terminado un álbum “El lenguaje del corazón. Peter el niño comanche” de Ana Eulate, así que estuve viajando con mis pinceles por las montañas Rocosas, fue intenso. Colaboro con revistas, carteles y campañas para diferentes entidades, también realizo talleres de ilustración, arte y medio ambiente, donde elaboramos pinturas ecológicas… Pero ahora mismito, estos días, estoy ultimando un trabajo muy diferente, muy estimulante, las ilustraciones para el álbum musical de ‘Verona Riots’ un grupo de pop-indie de Dublín, que desembocará a finales de abril en una performance fusionando música e ilustración en directo. Ha sido muy interesante para mí ilustrar la música y su sentimiento, otro maravilloso lenguaje. Y en breve emprendo “Snowbonds Secrets” de la escritora neoyorkina Virginia Kroll, que me permitirá viajar de nuevo con mis pinceles, esta vez a lomos de una caravana de yaks por las montañas de Bután, el país de la Felicidad Interior Bruta”.

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