La ilustraciones de Lisa D’Andrea en este libro, ‘Las vacaciones del ratón que faltaba’, “adquieren por momentos atmósferas casi metafísicas, al mismo tiempo que siguen retratando con ternura divertida y fiel las andanzas de este par de amigos que en su nueva aventura descubren que lo mejor de un viaje son los compañeros y todo lo que no sabes que vas a encontrar”, nos cuenta la editorial A buen paso sobre esta segunda entrega de este gato y este ratón tan singulares cuyas aventuras salen de la mente de Giovanna Zoboli. El verano está a punto de llegar, de manera que el gato y el ratón que faltaba deciden irse de vacaciones juntos. Pero, si uno siempre ha soñado con vacaciones en la montaña, el otro siempre ha soñado con el mar. El gato y el ratón que faltaba visitarán entonces los dos lugares para acabar descubriendo que ninguno de los dos es tal como lo habían imaginado. En su ánimo se irán alternando la decepción y el asombro delante de lo inesperado. Esto es lo que Lisa D’Andrea nos ha contado de este proyecto.
¿No estás cansada de dibujar ratones? Lisa D’Andrea: “¡Claro que no! Me encanta dibujar ratones. Además, esta vez tuve que lidiar con otros animales”.
¿Sabías de este libro después del trabajo en ‘El ratón que faltaba’? “Sí lo sabía. Empecé a trabajar en la secuela después de unos meses”.
¿Qué pensaste cuando supiste de esta historia? “Yo estaba emocionada. Giovanna Zoboli me contó esta historia en marzo de 2015, durante la Feria del Libro Infantil de Bolonia, y en junio me envió el texto. Me gustó mucho, tal vez incluso más que la primera, rompiendo todos mis prejuicios sobre las secuelas”.
En este libro, has cambiado ratones por peces, vacas … “Exactamente. Fue una gran sorpresa. Incluso porque Giovanna, al principio, me había hablado de muchos gatos y muchos ratones, tíos y primos de los protagonistas. Así que, cuando leí sobre muchas vacas y miliones de peces … ¡me sorprendió! -nos confiesa Lisa D’Andrea-“.
¿Qué fue lo más difícil de hacer en este libro? “El enfoque inicial no fue fácil. Todavía estaba muy apegada a la secuencia de imágenes del primer libro, sabía que a Giovanna le había encantado y tenía la sensación de no poder sacar el máximo provecho de este segundo texto, en mi opinión aún más hermoso que el anterior. Pronto me di cuenta de que no era fácil reinterpretar fielmente la semejanza del ratón y el gato: mi línea había cambiado, posiblemente mejorado, el hecho es que los vi diferentes -asegura Lisa D’Andrea-. Pasé mucho tiempo con las fotos del primer libro a mi lado, para comprobar que el parecido era lo más fiel posible”.
¿Puedes contarnos algo sobre las ilustraciones? “Algunas ilustraciones fueron muy divertidas de desarrollar. La de los peces, por ejemplo, aunque interminable (pensé que habría sido mejor dibujar trescientos ratones una vez más), era casi una diversión: usé diferentes colores de pescado en los peces y esto rompió con la monotonía de el ratón gris y el gato gris que a veces me atacaban. O las ilustraciones con las partituras, tan pequeñas que a veces ni siquiera podía manejar el lápiz para algunos detalles y que me obligó, sólo por su tamaño, a utilizar un trazo un poco más espontáneo -afirma Lisa D’Andrea-. Pero ciertamente el momento en que disfruté más de todo, fue traer a la luz ratones y gatos co-estrellas del primer libro”.
¿La técnica? “Lo mismo de siempre: lápices de colores”.
¿Las montañas o el mar? “Los paisajes han sido otro quebradero de cabeza. El texto en algunos lugares describe las vistas del mar y de la montaña con características particulares que, para cuando se desarrolló el libro, tuve que volver a interpretarlo literalmente. La idea inicial propuesta en el storyboard era detener el fondo blanco con mis ilustraciones y atreverme con una página de fondo de doble color. El resultado final, sin embargo, no me satisfizo y Giovanna entendió y estuvo de acuerdo, a veces, en que había algo que no cuadraba. Era demasiado saturado, plano y monótono. Feo. Comencé a leer y releer el texto, buscar imágenes de mar y montaña, ir a pasear para combatir la ansiedad, revisar viejas fotografías de vacaciones de mi niñez, reducir docenas de lápices de colores en miserables piezas de madera de colores -nos cuenta Lisa D’Andrea-. El problema no se limitaba a la forma de dibujar el paisaje, aunque claramente descrito, pero qué y cuánto espacio darle. Estuve pensando en el título y me di cuenta de que no debería alejarse demasiado de mis hábitos. Las vacaciones a las que se refiere el libro no son sólo un momento de ocio o de viaje. Comprendí que Joan estaba dando a esta palabra un significado más amplio, la falta de nostalgia mutua, pero aún más sentía “mío” el significado original del término vacantia: ser vacío, libre. Este significado ha sido para mí una invitación a no abandonar el blanco, el vacío que rodea, característico en mis dibujos, y en el que me siento completamente a gusto, libre. Y así encontré una solución, que resultó ser un compromiso justo”.
¿Qué te inspiró a la hora de dibujar la estación? “Algunas fotos sobre pequeñas estaciones de tren italianas”.
También podéis leer la entrevista con Lisa D’Andrea sobre ‘El ratón que faltaba‘, historia que precede a estas vacaciones.