…No traigan cañas, anzuelos, sedales
ni buques balleneros escondidos (pueden depositar objetos tales
en la consigna que hay en el vestíbulo)…
Las criaturas que habitan en océanos, mares y ríos protagonizan estos versos acuáticos, llenos de ritmo, humor y espíritu lúdico. Los juegos de palabras se plasman en adivinanzas, acrósticos y otras divertidas fórmulas tomadas de las vanguardias poéticas que involucran al público para que agudice su imaginación en este gran desafío léxico y lírico que discurre por aguas mansas y revueltas, dulces y saladas, superficiales y profundas… Estos poemas -nos cuenta Kalandraka– permiten descubrir que los peces sueñan, tienen sentimientos e inquietudes; derribar falsos mitos sobre especies de terrible fama; revelar curiosidades sobre la nomenclatura de habitantes marinos con parientes terrestres; o reinventar historias como las de Jonás y Pinocho, asociadas a la figura de una ballena.
Precisamente, contra la caza de cetáceos, la preocupante amenazade los plásticos y la contaminación, “Tarde en el acuario” también presenta un enfoque ecológico y de sensibilización hacia el cuidado de la biodiversidad. Una lectura para zambullirse en cristalinas y burbujeantes acuarelas llenas de matices cromáticos y asombrosas perspectivas visuales; para disfrutar de la belleza y la serenidad de estas aguas… ¡con cuidado de no tirar del tapón! Y sumergidos en este proyecto, Nono Granero y Carmen F. Agudo. Con ésta última charlamos un poquito más sobre este precioso libro.
¿Cómo llega a tus manos este proyecto? Carmen F. Agudo: “La editorial se puso en contacto conmigo y me propusieron ilustrar el poemario de Nono. Hace un par de años en un curso de verano pude mostrarles algunos de mis trabajos, me animé a mandar un proyecto personal al Premio Internacional Compostela y al final todo ello sirvió para que se fijaran en mi trabajo, en mi forma de ilustrar y llegara a mis manos el texto de Tarde en el acuario”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Encontrarán un estupendo poemario, con poemas divertidos, que invitan al juego, y al que volver una y otra vez. Además podrán navegar a través de las aguadas de las acuarelas”.
¿Qué te parecieron los poemas de Nono la primera vez que los leíste? “Desde la primera lectura me atrapó, caí en sus redes -comenta Carmen F. Agudo-. Es un texto con muchas posibilidades, con la capacidad de sorprender, jugar y aprender. Tenía un reto, captar el humor de Nono pero a la vez introducir mi voz a través de las ilustraciones. La temática marina, acuática, está muy presente en mi obra e ilustrar este libro ha sido un regalo, me siento muy afortunada”.
¿Cual es tu favorito? “Es difícil elegir, tengo varios favoritos, pero desde el principio tengo uno que me impactó: ‘Implacable y sigilosa’. Por el carácter reivindicativo, el enfoque ecológico, de sensibilización, de toma de conciencia hacia el cuidado de la biodiversidad. Todo ello está muy presente en el libro”.
¿Es la primera vez que ilustras poesía? “Para un libro completo, sí. Anteriormente había ilustrado poemas para algunas exposiciones en las que he participado. Mi obra tiene siempre un componente poético. Mi anterior libro, ‘El domador de objetos’, está compuesto por poemas visuales”, nos cuenta Carmen F. Agudo.
¿Qué tiene de especial ilustrar este tipo de textos? “Este tipo de texto te da la oportunidad de dejarte llevar, de proponer tu forma de contar, de expresar a través de la poética de las imágenes. La dificultad está en poner imágenes a las imágenes que hay en las palabras, que aporten, enriquezcan, que beban del texto. Las ilustraciones surgen de los poemas, claro que sí, pero éstas están conectadas a las experiencias y a las sensaciones propias, que le otorgan esa otra forma de contar a través de ellas.”
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? “Pues eso mismo que comentaba: es un recorrido a través de los poemas desde otra mirada, con otra voz a través de las imágenes. La paleta de color es seña de identidad de mis ilustraciones, invita a zambullirse, a contemplar y navegar por la belleza de los fondos submarinos”, afirma Carmen F. Agudo.
¿Qué técnicas trabajaste? “Acuarela y lápices de colores. Lo teníamos muy claro desde el principio”.
Háblanos un poco del proceso de elaboración de este libro? “El proyecto ha tenido bastante de búsqueda y documentación. Comencé con un buen catálogo de peces dibujados. Pasando después a pequeños bocetos y a construir un storyboard de todo el proyecto como si fuese un álbum para ver cómo funcionaba en su conjunto. Realizo dibujo a lápiz de cada ilustración, a la que posteriormente voy dando color con la acuarela y pequeños toques con los lápices de colores”.
“Me gusta el mar, vivo en un pueblecito de playa en Almería; además practico submarinismo, conozco la mayoría de las especies que aparecen en el libro. No quería meter la pata. Por poner un ejemplo, en el poema ‘Compañeros de pecera’ aparecen el Pez Gato y el Pez Perro. La mayoría de los peces gato son de agua dulce, pero encontré una variedad que se encuentra en el sur de Japón, Corea e incluso en el Mar Rojo, cuyo hábitat son los arrecifes de coral, donde podemos encontrarnos con su amigo el pez cara de perro -nos relata Carmen F. Agudo-. En el caso de este poema en concreto o ilustraciones con más detalles hago también un estudio a modo de prueba de color en digital con el Ipad (Procreate)”.
¿Qué dirías que has aprendido con este libro? “He aprendido mucho, a parte de especies marinas… jajajaja. Sobre todo he ganado en seguridad y confianza. Han sido dos meses intensos de trabajo, sumergida de lleno en el libro. Pero estar rodeada de profesionales como Nono, y la experiencia y buen hacer de Kalandraka, que me han ayudado y facilitado mi trabajo… Estoy muy agradecida, han sido muy generosos conmigo”.
¿En que estás trabajando ahora?¿Algún proyecto nuevo? “Terminado el curso escolar y con tres proyectos en marcha: un álbum sin palabras, un álbum al que me he atrevido a ponerle texto (estos están casi terminados) y, como tercero, las ilustraciones para un álbum con un precioso texto de una autora almeriense”.