Entrevistas
Canizales y ‘Hoy no juegas’

La nueva niña, Emma, es muy dominante y actúa de forma injusta y abusiva con sus compañeros. Les quita el almuerzo, decide quién juega y a qué se juega… Este es el panorama que nos presenta ‘Hoy no juegas‘, un álbum ilustrado editado por Nubeocho. Un proyecto de Pilar Serrano y Canizales, con quien hemos charlado un poco más sobre el libro.
¿Cómo nace este proyecto? Canizales: «Este proyecto nace desde la editorial Nubeocho con el fin de darle visibilidad a esta tensa situación que se presenta cada vez a edades más tempranas. Me consultaron si quería participar, a lo que inmediatamente conteste que ¡sí!»

¿Qué te pareció la historia de Pilar la primera vez que la leíste? «Es una historia elaborada con mucho cuidado en la que se trabajan varios aspectos del acoso escolar; me pareció interesante que se incluyeran varios personajes: tres personajes principales, una antagonista, varios chicos y chicas de clase e incluso una profesora y una madre; de esta manera se pueden dar diversas lecturas a las diferentes situaciones y relaciones que se presentan en este tipo de situaciones -nos cuenta Canizales-. Es una historia en la que Pilar ha conseguido con mucha sutileza, a través de muchas pinceladas, construir la tensión que algunos niños y niñas tienen que vivir».
¿Qué van a encontrar los lectores en sus páginas? «Poco a poco nos iremos introduciendo en la nueva situación a la que se enfrenta Ana al comenzar el curso escolar; la hora del patio ha dejado de ser el momento divertido de estar con sus amigos, como en el curso pasado; para convertirse en una situación generadora de angustia e inseguridad, debido a que Emma es quien controla quien juega y quién no».


¿Cómo ves al álbum ilustrado como vehículo para abordar temas como el acoso escolar? «El álbum infantil siempre me ha parecido una herramienta muy poderosa para aportar valores y generar actitudes positivas en la infancia -afirma Canizales-. Por ejemplo en uno de mis álbumes, “Guapa”, abordo el tema de la presión que hay para que transformemos nuestra apariencia física y nos conformemos a los cánones estéticos… En otro de mis títulos, «Lo compro», expreso cómo el problema del materialismo está afectando a los pequeños… ¡Y curiosamente en «El sombrero de Bruno» también trabajo el tema del acoso escolar! Los niños y niñas son, cada vez más, capaces de asimilar narrativas complejas y de acercarse a muchísimos temas; no hay que menospreciar su capacidad perceptiva, sino por el contrario, estimularla».
¿Qué dirías que tienen de singular tus ilustraciones para este proyecto? «Las ilustraciones para este proyecto fueron un gran reto, principalmente por dos razones; por un lado queríamos que hubiese una gran diversidad étnica (lo que implicaba representar niños y niñas de diversas procedencias) y por el otro, en la historia se conjugan muchísimas emociones y tenía que conseguir expresarlas en el estilo visualmente sofisticado del libro. Por ejemplo la niña protagonista, Ana, tiene un tono de piel dorado y es de cabello oscuro, mientras que la antagonista es rubia y de tez pálida. Y con respecto a las emociones expresadas visualmente en el libro, éstas van desde aislamiento, contención y ansiedad hasta empoderamiento, confrontación y triunfo… Pasando por muchos estadios intermedios. Hay que esperar para ver qué opinan los lectores de nuestro trabajo».


¿Con qué técnicas trabajaste? «Yo considero cada proyecto como una oportunidad para hacer descubrimientos… En este caso quise utilizar técnicas digitales mezcladas con algunos efectos de técnicas tradicionales. También trabajé muchísimo los aspectos compositivos -continúa Canizales– para conseguir ubicar el peso visual en los lugares más adecuados según la tensión de la historia en cada doble página».
Háblanos un poco del proceso de elaboración de este álbum ilustrado. «Bueno, lo más importante es que este es el primer álbum en el que trabajo solamente como ilustrador; en todos mis otros libros he sido autor e ilustrador, por lo tanto siempre había tenido completa libertad en todos los aspectos creativos del libro. Aquí sin embargo partíamos de la premisa del trabajo en equipo a partir de un texto casi definitivo que se transformó ligeramente durante el proceso. Por lo tanto cuando recibí el texto y me solicitaron hacer propuestas de cada uno de los personajes, pedí más información para dejar atrás mis propias pre-concepciones y que fuese el editor y la autora quienes decidiesen sobre el origen étnico de los personajes (cuando hice el sombrero de Bruno opté por hacer animales antropomorfos como solución para ser inclusivo y presentar diversidad). Una vez aclarado este punto, presenté una propuesta de diseño de personajes que fue aceptada desde el principio y a partir de allí elaboré un storyboard incluyendo la composición de página con el texto para establecer el ritmo visual y narrativo (aunque el texto que se incluía en cada página ya me venía determinado) y una vez que llegamos a un acuerdo y se aprobaron los bocetos, comencé a elaborar las ilustraciones», nos cuenta Canizales.

¿Qué dirías que has aprendido con este libro? «Que es muy enriquecedor trabajar en equipo, ya que muchas veces cuando trabajas solo a veces cuesta tomar suficiente distancia para percibir ciertos aspectos. También trabajar sobre el texto de otro autor, o autora en este caso, me sugiere nuevas perspectivas a las que suelo utilizar cuando concibo un álbum. Y trabajar todas las emociones que hay en el libro de alguna forma también ha sido catártico… Al fin y al cabo creo que todos en algún momento de nuestras vidas hemos estado en varios de los lados del acoso escolar».
¿Algún proyecto nuevo? «¡Bastantes proyectos nuevos! Tengo nuevo álbum ilustrado (Apila), titulado “Grande”, hace parte de la colección de “Guapa” y “Guay”. Es un libro para aprender que no debemos renunciar a nuestros sueños y ni juzgar a otros por su apariencia. También se han publicado otros dos libros en castellano y en catalán (el cep i la nansa): “Hermanastra”, una historia que desmonta el cliché de los cuentos de hadas protagonizados por princesas en los cuales las protagonistas suelen ser valoradas por aspectos tan superficiales como la belleza; y “¿Te vas?”, un álbum ilustrado en el que se confrontan la visión de quien decide que debe marcharse a otro lugar y los temores y emociones encontrados de su familia y amigos. También he trabajado en un par de libros troquelados que se editan en Polonia: “Splash!”, en el cual, de manera imaginativa y divertida, se ilustra toda la fantasía que puede darse a la hora del baño entre un niño y su padre; y “¿Quién pertenece al mar?”, un libro que, de manera muy recursiva, va preguntando a los más pequeños si, por ejemplo, una bolsa de plástico pertenece al mar… A lo que ellos responden ¡no! Y las reemplazan por una especie marina. ¡Tenemos que educar a las nuevas generaciones desde ya para que consigamos salvar la vida en nuestro planeta! También estoy trabajando en las adaptaciones de algunos de mis libros para otros países y lenguas en los que se han adquirido sus derechos, como Brasil, Italia, China y Estados Unidos».
Álbum Ilustrado
Elena Val y la espera de ‘El hijo del astronauta’

‘El hijo del astronauta’ hace tiempo que no ve a su papá: está en una misión espacial. «Cuando papá regrese, habrá una gran fiesta. La gente orbitará a su alrededor para decir: “¡Bienvenido a casa! ¡Bienvenido a casa!”. Solo yo diré casa de verdad». Con estas palabras la editorial Ekaré nos presenta este álbum ilustrado, un trabajo de Elena Val, con la que hemos charlado sobre este proyecto.
¿Cómo nace este proyecto? “Nace de pequeñas ideas que van germinando, se van sumando, solapando, empujando, ¡también boicoteando! Hasta que, por suerte, todo encaja. Una de ellas sería el trasfondo de la figura del héroe -nos cuenta Elena Val-. Me refiero a lo que hay detrás de ese momento de valentía en el que el héroe (ficticio o real) lleva a cabo su cometido, el acto heroico en sí, en el que es capaz de sacrificarse por los demás. Y como que suele tratarse de unos “demás” genéricos, me pregunté por cómo viven esa heroicidad sus seres queridos, que inevitablemente quedan relegados por debajo del rango de prioridades y responsabilidades del héroe”.

“Eso por un lado. Otras ideas surgen de todo un background personal. Un chup-chup de fondo que se fue cocinando entre tantos amigos y conocidos hijos de padres ausentes de mi generación y que a su vez crecimos alucinando con las noticias sobre alunizajes y la fantasía de los viajes interestelares. Y así un buen día, pum, apareció el astronauta como un heroico profesional y como la figura paterna más alejada del planeta. Y a partir de ahí, un boceto de un sofá flotando en la nada y un niño sentado junto a un traje vacío”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Puede haber diferentes interpretaciones, pero en cualquier caso los lectores compartirán la espera larga, entretenida y paciente de un niño que imagina, planea, proyecta, se hace preguntas y sueña despierto, pendiente del regreso de su papá -asegura Elena Val-. El niño vive en esa especie de paréntesis temporal continuo sin ser muy consciente de la soledad que siente, y tampoco de lo bien acompañado que está”.


En ‘Nubes en la cabeza‘ ya abordabas un tema de calado como la demencia. ¿Qué importancia tiene para ti el álbum ilustrado para abordar cualquier tema posible? “Si vemos los libros ilustrados como pequeñas ventanas por las que se asoma el mundo (bajo unas reglas determinadas), me parece lógico que contengan toda una gran variedad de temas propios del pensamiento humano con sus infinitos modos de enfocarlos. Pueden mostrar situaciones más o menos reconocibles o también sorprendentes, muy extrañas o completamente ajenas. Como formato es genial porque, entre otras cosas, la relectura tiene el súper poder de convertir lo extraño en reconocible. Aunque “reconocer” no tiene porqué significar “entender”.
“A mí, en particular, me parece interesante que la puerta de la interpretación quede entreabierta. De hecho, me gusta mucho pensar en la lectura del álbum ilustrado como un viaje a través del tiempo y el espacio, en el que simplemente nos dejamos seducir por la forma y el contenido tanto de la imagen como del texto. Pienso que hay mucho potencial en todo ese juego, tanto para los lectores como para los autores”, afirma Elena Val.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Para este libro usé una gama cromática un poco distinta con predominio de colores primarios tradicionales (sobre todo el azul). Además de ser una paleta sencilla típica de los juegos infantiles, son tonos que me recuerdan a los colores corporativos de la carrera espacial (los símbolos, los logos, las banderas, las naves, también el cielo y el sistema solar). Combinados con grises y negros generan un contraste que me encaja con el tono del argumento, con las luces y las sombras del espacio y de alguna manera también con el contraste de conceptos opuestos que se pueden encontrar entre líneas como por ejemplo el héroe y el padre ausente, lo cotidiano y lo excepcional, la fama y la familia, la admiración y la confusión, el pensamiento y la realidad, la celebración y el silencio… También es verdad que en este álbum en concreto, el color destaca en todas las páginas como mancha plana y simplifica bastante las formas si se compara con otras ilustraciones en las que empleo más lápiz o tinta y juego más con gradientes y volúmenes. Pero aunque el resultado pueda parecer algo distinto a trabajos anteriores, siempre me ha gustado alternar las dos cosas”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Gouache y algo de lápiz. Un par de ilustraciones tienen algún ajuste de color o algún retoque de fondo digital. El rojo es acrílico mate”, relata Elena Val.
Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Igual que en “Nubes en la cabeza”, después de la primera imagen (la del sofá), fueron surgiendo otras ideas encadenadas, sobretodo visuales, que describían el día a día y el contraste social en la vida de un niño con un padre astronauta. Ahí ya tenía claro de qué iba a hablar y también el tono que quería utilizar. Encontrar un orden y un propósito para unir todos los puntos me resultó más difícil».


«Recuerdo investigar mucho sobre la vida en el espacio y encontrarme dándoles vueltas a pensamientos en principio inútiles como “Y en el espacio ¿se sentirá agorafobia o claustrofobia?” En esa fase mis proyectos suelen ser muy caóticos, pero preguntas como ésta son las que después me sirvieron para decidir explicar la historia a través del diálogo interior del protagonista. Me encantó trabajar en equipo con Cecilia Silva-Díaz e Irene Sabino de Ekaré que me hicieron tomar consciencia de mi forma de narrar y me ayudaron a ajustar y pulir el texto. Guardaré muy buen recuerdo del proceso de este libro”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo acabo de entregar unas páginas para una revista infantil. Es fantástico investigar y aprender mientras se ilustra. En breve empiezo con un trabajo colaborativo de no ficción. Pero aún está todo muy verde. Por cierto, un color difícil de encontrar este libro”.
Cómic
Verónica Álvarez nos cuenta su trabajo en ‘Las Hericornias’

Cada cien años, el reino de Lemuria envía a su heredera al templo de la diosa Aurora para pedirle protección y formular un deseo. Celeste ni siquiera tenía que haber sido la heredera, pero la débil salud de su hermana impide que ella tome el mando y, ahora, el futuro del reino está sobre sus hombros. ¡Y encima tiene que ir sola hasta el templo! Sabe que el viaje será largo y que estará sembrado de obstáculos, puede que hasta peligros… Aunque, por suerte, podrá contar con las armas de Lemuria y con su unicornia, Sadalbari. Cuando su camino se cruce con el de otras cuatro Hericornias, herederas unicornias de otros reinos, Celeste se dará cuenta de que su glorioso destino no tiene nada de único… Pero, también, de que no tiene que cumplirlo sola.
Con estas palabras la editorial Astronave presentaba la primera entrega de ‘Las Hericornias’, un trabajo de Kid Toussaint y Verónica Álvarez. Con ésta última hemos charlado sobre su trabajo en estos cómics.

¿Cómo nace este proyecto? ¿Cómo cobraron vida sus personajes? “El proyecto nació en Le Lombard, cuando le ofrecieron a Kid Toussaint hacer una historia sobre unicornios guerreros. Él creó el concepto de las ‘Hericornias‘ basándose en las historias de magical girls y creando y un universo lleno de magia y aventura. Kid y yo nos conocimos unos años antes en Angôuleme y durante ese tiempo había trabajado en la peli de ‘Mi pequeño Pony’, así que cuando surgió esta proyecto teníamos la excusa perfecta para trabajar juntos”, nos cuenta Verónica Álvarez.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una historia llena de aventuras llenas de fantasía y humor, un grupo de chicas muy fuertes pero muy distintas entre sí que tendrán que aprender a trabajar juntas en equipo, y sobretodo, ¡un montón de unicornios con poderes únicos!”

¿Cómo es el trabajo con Kid Toussaint? “Una vez tiene el guión completo de cada libro nos reunimos para resolver dudas y hablar de cómo nos imaginamos ciertos personajes, escenarios, situaciones, estilo… Le mando mi propuesta de story y una vez que vemos que la lectura y el ritmo funcionan me pongo a trabajar en el acabado final en digital. La verdad es que da gusto trabajar con él, y me ha ayudado mucho a la hora de entender cómo se trabaja en el mundo del cómic”, asegura Verónica Álvarez.
¿Cuántos libros de Las Hericornias podemos encontrar en el mercado? “En el mercado franco/belga sale el tercer libro de la serie el 25 de abril, y en España tenemos de momento de la mano de Astronave el 1 y el 2 y próximamente el tercero”.


¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para estos libros? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mi estilo es una mezcla de Disney, con algo de manga, con algo de videojuego, con algo de lo que aprendí mientras trabajaba en animación… Un popurrí de todo lo que me gusta y todo lo que visto y leído y jugado durante mi infancia, que creo que pega con la historia y conecta con el público a quien va dirigida -continúa Verónica Álvarez-. En mi caso que he trabajado en más sectores, la diferencia principal con el cómic es el nivel de creatividad que puedes aportar, desde la creación de los personajes, el universo, la narrativa, el color… tienes el control de todo, y eso hace que sea algo muy personal y especial con lo que estoy disfrutando un montón”.


¿Con qué técnicas trabajas? “Quitando el story a mano en una libreta, lo demás es digital. Organizo las páginas en clipstudio, pero para el acabado final uso photoshop”.
Danos algunas pinceladas sobre el proceso de elaboración de estos libros. “Una vez me he leído todo el guión, me pongo a trabajar en el story. Ahí básicamente me hago un resumen de una frase de lo que se quiere transmitir en esa página, e intento diseñar toda la página para que la narrativa ayude todo lo posible para transmitir esa idea, dejando más espacio a las viñetas dónde quiero que el lector permanezca más tiempo o en las que quiero destacar más porque sucede algo importante -relata Verónica Álvarez-. Dentro de cada viñeta siempre tengo en cuenta dónde irán colocados los bocadillos y con el espacio que me queda intento elegir el plano que me ayude a situar la acción o a ver más las reacciones de los personajes, o el detalle de aquello que quiera destacar… siempre teniendo en mente el concepto que quiero transmitir en la página”.

“Después paso a limpio la línea y finalmente con el color, intento trabajar por escenas y que cada escena tenga una paleta de color con la que se pueda identificar rápido lo que está pasando y que además en cada viñeta ayude a poner el foco de atención en las cosas que me interesa resaltar en la página para que la idea llegue clara al lector. Al final es usar cada paso y cada herramienta de las que disponemos como un refuerzo para transmitir ese concepto inicial”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy trabajando en ‘ Las Hericornias’ 4, en ‘A bailar’ 4 (de María Menéndez-Ponte para editorial SM) y próximamente empezaré un proyecto nuevo junto a Giovanni Di Gregorio. Tengo entretenimiento para rato”.
Álbum Ilustrado
Daniel Piqueras Fisk nos sitúa ‘A vuelo de pájaro’

¡La naturaleza es tan alucinante! No soy lo que se dice un valiente, pero, aún sin saber de dónde, nació de mí un instinto protector desconocido hasta entonces. Embárcate con nosotros en un viaje por el mundo, que nos llevará por cielos, valles, mares y montañas. A la búsqueda de la bandada perdida. Con estas palabras la editorial Tramuntana nos presenta ‘A vuelo de pájaro’, un trabajo de Daniel Piqueras Fisk, con el que charlamos un poco más sobre este libro.

¿Dónde está el origen de este proyecto? “En la observación y el pensamiento libre, como siempre. Los que contamos historias estamos siempre con una alerta puesta. Observamos la realidad, sensibles a cualquier estímulo que despierte una idea. Siempre andamos buscando, aunque no seamos conscientes de ello. Es un modo de ver el mundo, a veces un poco incómodo”.
“A Vuelo de Pájaro no fue una excepción -continúa Daniel Piqueras Fisk-. Miraba una enorme bandada de estorninos, danzando de modo imposible, cuando me surgió una pregunta: ¿nunca se chocan?, ¿no hay ningún accidente? Seguro que sí y, si no fuera así, ¿qué pasaría si alguno de estos pajarillos chocara con otro y perdiera a su bandada? Y a partir de ahí empieza a crecer una historia, por delante y por detrás. La aventura no para de rumiar en mi cabeza hasta que la llevo al papel y empiezo a ver sus posibilidades. Algunas historias se quedan en esta primera fase, otras se materializan en un libro terminado”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un viaje, un reto y mucha emoción. Dibujo lleno de movimiento con un final incierto”.
¿Cómo ha sido el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “Tampoco he investigado mucho, es más un impulso -asegura Daniel Piqueras Fisk-. La lógica y la coherencia de todos los elementos de la historia es lo más importante… lo demás, te lo puedes inventar”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? “Siguen la línea de álbumes anteriores. Dibujo limpio, trazo ágil y utilización de color de manera muy selectiva”.

El uso del color me parece que vuelve a tener un papel destacado. “Utilizo poco el color porque tiene mucha importancia. Lo reservo para elementos que quiero resaltar o cuando el dibujo lo pide. Es parte de un estilo que he desarrollado durante estos años”, afirma Daniel Piqueras Fisk.
Y viendo el título, la perspectiva seguro que también. “Me gustan las historias donde pueda trasmitir emoción a mis lector@s”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Intento ser lo más fiel posible al trazo directo, al rotulador sobre el papel. Intento utilizar lo menos posible las técnicas digitales, reservadas para la inclusión del color. El trazo de un lápiz o un rotulador sobre el papel es una sensación única. Dibujar con un lápiz digital, en mi caso, nunca podrá sustituir el placer del trazo directo, su sonido, olor y vibración”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “No soy dibujante de gran producción, no saco más de dos libros al año. Podría hacerlo pero, seguramente, tendría que sacrificar algo de calidad. En cada libro me implico y necesito estar contento con el resultado final -confiesa Daniel Piqueras Fisk-. Me siento muy afortunado por seguir publicando y el nivel de exigencia que me impongo creo que es lo que me mantiene ahí. Le doy muchas vueltas a la historia, al texto, los protagonistas crecen conmigo durante el proceso y no doy por terminado un trabajo hasta que no estoy realmente convencido de haber hecho algo bueno”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Estoy terminado una novela gráfica. Es un salto que llevo tiempo queriendo dar. El paso del álbum a la novela gráfica es importante. Es mucho trabajo, hablamos de una obra de 250 páginas y 2 ó 3 años de desarrollo. Hay que prepararse, entrenar la paciencia y ejercitar la moral y el ánimo. Siempre hay que estar preparado para que sea un fracaso. No todo acaba cuando se termina de dibujar una historia, hay que buscar una editorial valiente que te lo publique… y eso nunca es fácil. Es la parte menos agradecida de este sector pero necesaria”.
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