Cuenta una leyenda de los indios cheroquis que todos llevamos dentro un lobo bueno y un lobo malo. «¿Cuál de los dos ganará?», le pregunta la pequeña india al abuelo. La respuesta del viejo indio será sorprendente… Con estas palabras nos presenta Akiara Books el álbum ilustrado ‘Los dos lobos‘, un trabajo de Wilfred (Guillermo Gil Schröder). Con él hemos charlado un poquito más sobre este proyecto.
¿Cómo nace este proyecto? “Este proyecto nace primero, con mucho amor, cariño y dedicación. Hacía ya tiempo que AKIARA y yo manteníamos una conversación de proyectos y sugerencias. Una conversación abierta entre un ilustrador y autor novel que quería abrirse paso por el mundo del álbum ilustrado, y por el otro lado, una editora con experiencia y mucha ilusión que veía algo en el artista. Después de muchos mails y sugerencias que no acabaron de fluctuar ella me dijo: “¿Conoces la leyenda cherokee de los dos lobos? Algún día me gustaría editar un libro sobre ella. Si te resuena la historia, me miraré con mucho cariño el cuento que puedas reescribir y las ilustraciones de lobos, indios y desierto que te inspire”.
“Para mí eso fue la miga de pan más grande hasta el momento y me entregue a la historia (que ya me enamoró desde el principio) y en la búsqueda de las imágenes -nos cuenta Wilfred (Guillermo Gil Schröder)-. Unos meses (y muchos mails) más tarde dábamos pistoletazo de salida con una inmensa alegría a “Los dos Lobos”.
¿Qué se van a encontrar los lectores en el interior de sus páginas? “Primero encontrarán un viaje lleno de fuerza al choque de las emociones que vivimos pequeños y mayores en nuestro interior. Encontrarán amor, y encontrarán odio. Verán luz y reconocerán oscuridad. Encontrarán también inspiración y silencio. Preguntas y respuestas. Encontrarán una historia, y la reconocerán. Y una vez cerrado el libro, seguirán encontrando los dos lobos en cada instante de su vida”.
¿Qué nos cuentas con esta historia? “A cada lector le contará una cosa distinta, depende de cómo lea, cómo mire las páginas, depende si descubre secretos en la ilustración y regalos en las palabras -asegura Wilfred-. A rasgos generales pero, la historia habla de la dualidad del ser, el oriental “ying y yang”, la parte “buena” y la parte “mala” de cada persona. Será el viejo abuelo indio quien a través de la ira de su pequeña nieta nos descubrirá el secreto para poder vivir desde el amor, para poder perdonar, para poder distinguir entre cómo y quiénes somos. Una rayito de luz para ser felices”.
Háblanos un poco de las ilustraciones para este libro, ¿qué dirías que tienen de característico? ¿Qué hay d nuevo o diferente respecto a otros proyectos? “De característico diría que son mías, no tienen influencias claras de un artista o una corriente. No tienen la intención de ser suaves, o infantiles. Su única inspiración es la propia historia, su realidad es ser lo más complementarias posible a la atmósfera de cada página, de cada instante en la historia -afirma Wilfred-. Que tengan fuerza, que expresen las emociones de cada momento, que agobien cuando hablamos de agobio y que te dejen respirar con una pregunta en el aire. Yo diría que están vivas, no son planas, he querido ilustrar con el alma más que con la mano o la cabeza, y creo, que consiguen reflejar eso”.
“De nuevo o diferente respecto a otros proyectos seguro que es una pregunta que sabríais responder mejor vosotros, mi editora o los mismos lectores. A mi parecer todo es nuevo, todo es diferente. No he visto demasiados álbumes infantiles, no he seguido con regularidad a autores o artistas ni he buscado mil referencias. He conversado con el papel en blanco, he escuchado la historia una y otra vez y he dejado que fueran ellos los que guiaban los trazos, las manchas y los colores, las ilustraciones han sido un viaje igual que toda la obra en si. He intentado que fuera lo más fiel a lo que sentía para que el resultado fuera lo más original posible. Solo un vaso vacío puede llenarse”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Tanto la editora como yo sabíamos que queríamos hacer una obra cálida, artística. Donde se reconocieran la espontaneidad de los trazos y las manchas. Leonardo Da Vinci decía: “Cuando el espíritu no trabaja con la mano, no hay arte”, así que está hecha totalmente a mano, con acuarelas, lápices de color y grafito. Obviamente después se retoca y se acaba de dejar impoluta con el ordenador”, nos relata Wilfred.
Háblanos del uso del color, que nos ha llamado la atención. “El libro habla del desierto, de la arena, las rocas y el sol… Habla de tonos cálidos, de rojos y marrones. Habla de emociones fuertes, de odio y de ira, habla del color negro, color de podredumbre, de colores rotos. Habla de calma, bondad y esperanza, habla de azules. Habla de luz que se cuela como se cuela el amarillo en pequeños detalles. Así pues los colores hablan como las palabras y son una pieza principal en la construcción de la obra. También cabe reconocer que como en todo han surgido mezclas espontáneas y manchas que no tenían intención pero que complementan y hacen más reales las ilustraciones. El canal de la inspiración se abría y libre de pensamientos plasmaban un color u otro”.
¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? “Fue bello. Trepidante y libre de frustración. Un regalo. Este libro es producto de mucho amor, mucha atención y mucho mimo (por mi parte y por parte de la editora). Es esperanza e ilusión. Un claro ejemplo de cómo funciona el arte cuando lo que manda es la intuición, la confianza y la pasión por lo que se hace. No hubo planificación, ni montañas de bocetos o dudas. Como ya he dicho, el libro ha sido una conversación continua entre el folio, la historia, el corazón y la mano. Hemos intentado dejar la cabeza solo para el final, para que el amor reconozca el amor y sea un libro que sepa llegar”.