“Cuanto mejor conocemos algo, mayor es nuestra capacidad para amarlo. Casi todo el mundo ama a los árboles porque los conoce en mayor o menor medida, pero cuanto más aprendamos sobre ellos, y en especial acerca de todo lo que nos dan, más podremos apreciarlos.” A través de sus maravillosas creaciones de madera, Nadia Menotti ha armado una pequeña obra de arte con la quiere transmitirnos todo su amor por los árboles. Con estas palabras nos presenta la editorial Pastel de Luna el álbum ilustrado ‘Planta un árbol‘, un trabajo sobre el que hablamos con su autora, Nadia Menotti.
Cuéntanos, ¿cómo nació este proyecto? ¿Cómo se plantó? Nadia Menotti: “En la editorial Pastel de Luna, deseaban hacer un libro sobre árboles y si bien ellos conocían el trabajo que yo previamente había realizado para el libro ‘Las Pescadoras’, no sabían cómo sería trabajar conmigo. Con absoluta confianza en mi trabajo David Fernández, editor de Pastel de Luna, me entregó las semillas de su idea para que yo le diera forma y entre ambos preparamos el terreno fértil para que nuestro libro pudiera crecer. Todo el proyecto estuvo basado en la colaboración y en la confianza mutua. Si bien, era una idea muy afín a mis intereses y el vínculo con la madera atraviesa mi historia familiar, este libro fue pensado de manera integral, porque no solo se trataba de hacer un libro álbum sobre los árboles, sino que en todo momento tuvimos en mente intentar sembrar el deseo de plantarlos. Yo vivo en Buenos Aires, entonces, el primer mes trabajamos a un lado y al otro del océano, con correos llenos de ideas e ilusión. Formamos un gran equipo. Luego viajé a España y en una fría mañana de invierno, tímidamente llegaba con los bocetos, de lo que aún era un universo por construir. Fui recibida con emoción y alegría y me sorprendí al ver que esta historia sencilla había echado raíces bien profundas”.
¿Qué se va a encontrar el lector en sus páginas? “Este libro tiene varios ejes, que construimos pensando en nuestros lectores, deseábamos que fuera un libro para compartir, para leer en la casa o en la escuela y cada página es el fruto del “mimo” y del trabajo minucioso de cada detalle del libro”.
“De la constante búsqueda de articulación entre la historia que queríamos contar con el texto que se encuentra detrás de ella, surge en primer lugar una propuesta lúdico visual, evocadora y promotora del juego vinculada a la actividad de plantar. Este eje central que atraviesa todo el libro, toma especial importancia en las guardas en las cuáles se proponen una serie de instrucciones sencillas para aprender a plantar y trasplantar árboles. Por ello, además decidimos incluir un marcador de páginas impreso sobre un papel hecho a mano que contiene semillas de manzanilla o camomila, así nadie se queda sin plantar, aunque sea unas florecillas”, nos cuenta Nadia Menotti.
“En segundo lugar, el lector se encontrará en la historia de Sofía, una joven que entre sueños y recuerdos recuperará del vínculo con sus raíces, el amor por la naturaleza y las razones por las cuáles es importante plantar un árbol. Sofía desde niña siempre fue muy curiosa y a todos preguntaba por qué plantar árboles, el desarrollo de la historia nos permite acompañar al personaje en ese proceso. Un historia sencilla, pero no por eso menos profunda, en la cuál Sofía recibirá respuestas…”
“Y en tercer lugar, si bien no pretendíamos hacer un libro informativo, este es un libro cargado de información. Es por eso que a través de la historia de Sofía elegimos brindar datos mas duros como pueden ser los usos de la madera, o datos sobre la producción de papel, etcétera”.
Y, ¿cómo creció? ¿cómo fue el proceso de elaboración? “El proyecto creció como un árbol, con sus ramas, que a su vez dan otras y luego hojas, pero que requieren de una raíz firme para poder sostenerlo. Todo el proceso de elaboración requirió de mucha atención de mi parte, sobre todo al cambio y vínculo entre las técnicas a utilizar para las ilustraciones -asegura Nadia Menotti-. En un momento tenía listas, eternas listas, que iba tachando… qué objetos iban en dos y cuáles en tres dimensiones, cuántos bocetos necesitaba Sofía para contar alguna parte de la historia, qué materiales tenía o cuáles debía conseguir, medición de tiempos tales como cuanto tardan en perder el color verde las hojas naturales que utilizaría para alguna toma fotográfica. Pasé semanas buscando el color de tela para tapizar el mini sillón sobre el que se queda dormida Sofía…
Todo el proceso fue muy laborioso y aunque esos hilos no se ven, creo que las ilustraciones quedan cargadas de esa energía que excede a una propuesta estética”.
Háblanos un poco de las ilustraciones. Sigues la línea de ‘Las pescadoras’ pero, ¿qué dirías que tienen de característico las de este libro? ¿Algo nuevo en este sentido? “Planta un Árbol, es un libro temáticamente más complejo que ‘Las Pescadoras’ y sus ilustraciones son el producto de nuevas búsquedas. Entonces, aunque trabajé siguiendo esa línea de ilustración, porque a priori se esperaba que así lo hiciera, el tema y la historia me permitieron representar de otra manera. Las ilustraciones de Planta un Árbol, si bien pueden orientar la mirada hacia ese trabajo anterior, se despegan de aquél no solo en paleta cromática, sino también en un uso intencionado del volumen de los objetos que dan lugar a las ilustraciones. Algunas veces de forma mas poética y otras mas figurada -continúa Nadia Menotti-, aquí las composiciones bidimensionales se ponen al servicio del sueño o el recuerdo, y se mezclan sutilmente con los dioramas de la vigilia para que todo el libro como unidad conserve cierta magia onírica. Lo característico sería que estas ilustraciones son inseparables de toda la idea general del libro, porque el vínculo entre la bi-tridimensionalidad excede lo lúdico y se vuelve funcional a la historia”.
Háblanos por favor de las técnicas utilizadas. “A nivel general podríamos hablar de una técnica mixta que combina talla en madera, pintura, dioramas, fotografía, collage, ilustración digital, etcétera. Si bien al igual que en ‘Las Pescadoras’ trabajé con la construcción de objetos para el armado de dioramas o escenificación tridimensional, en Planta un Árbol además utilice composiciones bidimensionales. Y aunque hasta allí, la tarea es muy laboriosa, las ilustraciones no terminaron en la fotografía, porque hay un proceso de postproducción que supera a la toma fotográfica de aquellos objetos para alcanzar la ilustración deseada. Cada detalle esta pensado en relación al todo y en ese sentido cada técnica fue especialmente elegida. Además, algunos de los bocetos y dibujos que realizo como parte de mi documentación, esta vez también se transformaron en materia prima de la ilustraciones y mediante el collage me permitieron generar una simbiosis con el personaje de Sofía”.
¿Algún material nuevo con el que hayas experimentado en este libro? “Este libro lo hice en tiempo récord, fueron un par de meses de trabajo intenso para que estuviera a tiempo, por eso no me podía dar el lujo de experimentar con algún material que no conociera, así que si bien, no lo recuerdo especialmente, es muy poco probable que haya trabajado con algún material nuevo”.
¿Tu árbol favorito? “Me gustan mucho los árboles, no siempre tuve fascinación por ellos y aunque ahora sí, me cuesta un poco pensar en tener que elegir solo uno. Juego con la pregunta e imagino que esta orientada a que pueda nombrar algún ideal de árbol, que desde el tacto, desde su imagen o su aroma me convoquen o me inspiren -afirma Nadia Menotti-. En este sentido podría decir que uno de los árboles que más me gusta es el jacarandá porque viste de colores la ciudad en la que vivo y alegra mis caminatas de primavera. Sin embargo, cuando pienso en un árbol como individuo no puedo dejar de nombrar a algunos de los árboles del jardín de la casa de mi madre, por ejemplo el naranjo que nos sorprendió este verano con el tamaño y la salud de las hojas que brotaron de su tronco anciano o el aguacate que se convirtió en el pulmón de la manzana y que no deja de dar frutos gigantes cada año”.
¿Lo más difícil de este libro? “Creo que lo más difícil del libro en general fue la búsqueda constante de articulación de esos tres ejes: lúdico-visual, narrativo e informativo, en un libro álbum que los reúna a los tres permitiendo que florezcan sin perder el equilibrio. En particular, lo más difícil de este libro fue podarlo, cuando una idea te entusiasma crece naturalmente, pero teníamos una fecha límite. Nuestra intención era que el libro saliera para el Día Internacional de la Tierra, entonces en esa poda algunos personajes desaparecieron y algunas decisiones mas técnicas que habíamos tomado al iniciar nuestra siembra también fueron reformuladas”.
Y, ¿qué dirías que has aprendido con este proyecto? “Tuve que investigar mucho para este proyecto, si bien siempre lo hago, este libro en particular me suponía un nivel de responsabilidad superior, porque si bien no se trataba de un libro informativo es un libro que requirió de mucha documentación y revisión. En eso fue fundamental el trabajo con el editor, con un constante ida y vuelta, colaborando, proponiendo, solía recibir correos con notas o temas referidos a los árboles o simplemente aportando su parecer o una mejor forma de decir o escribir. Fue un proceso muy enriquecedor y sin duda he aprendido mucho. Una vez que me propongo un libro, mi trabajo es mas bien solitario, y de hecho la segunda etapa de este libro vinculada a labor de la ilustración, así lo fue, pero sin embargo ahí estaba Pastel de Luna dando ánimo para que Planta un Árbol crezca”.
¿Cuál será el próximo? “Tengo algunas propuestas que estoy evaluando, lo divertido es que son todas muy distintas y eso me supone nuevos desafíos. Prefiero guardar esas semillas y pronto poder compartirlas”.