“Bienvenidos a nuestra cocina. Queremos invitarlos a probar nuestra obra”. Con estas palabras comenzaron Sylvia van Ommen y Maurice van der Bij su charla en IlustraTour, en Valladolid, este verano. Y allí nos ofrecieron lo que ofrecen a diario: “diseños sabrosos, ilustraciones dulces, también picantes, y una rodaja de humor…”.
“Hemos descubierto lo que nos gusta trabajar juntos. Por una parte los dibujos de Sylvia y, por otra parte, los grandes gestos y los colores de Maurice”. Los dos han creado una nueva compañía, Fruitcocktail.
Maurice: “Cuando yo era pequeño, me gustaba mucho dibujar, como a todos los niños, pero también me gustaba inventar cosas”. (Entonces muestra su primera animación digital, con una agenda electrónica que le regalaron al abrir una cuenta en el banco).
“Muchos años después, estudié en la escuela de artes y descubrí el mundo de la animación. Sentí una chispa porque podía utilizar mi voz y todo lo que quisiera. Podía ser el actor, el director,…”.
Sylvia: “A mí me gustaba dibujar. Lo he hecho desde que tengo memoria. Me gusta, con unos pequeños trazos, contar una historia. A veces sé qué va a pasar después, a veces no. Esto es lo que me gusta”.
“Acabé acudiendo a la escuela de arte. Allí empecé a crear personajes de animales. Tenía compañeros de clase y para cada uno de ellos tenía un personaje de animal diferente. Entonces yo dibujaba y escribía sobre lo que hacíamos en clase. Es cuando estos personajes entraron en mi vida, ‘Os y Jo’”.
“Ellos me representan a mí. Hablan y piensan lo que yo pienso. Los dibujo mucho. En la escuela acabé con muchos dibujos de ellos haciendo cosas distintas, con pequeños diálogos, y pensé, ¿puedo hacer una historia entera con estos dos personajes? Rebusqué y saqué la historia de aquellos dibujos, que acabó siendo la historia del libro ‘drop’.”
“Dentro de la ilustración, me gusta mucho la variedad y las posibilidades. Todos los proyectos son diferentes y plantean un nuevo reto. Me gusta mucho dibujar, y sigo haciéndolo todos los días”.
¿Qué pasa cuando se mezclan estas dos cocinas?
Maurice: Tenemos el movimiento, y tenemos la ilustración.
M y S: “Queríamos hacer algo diferente. Una historia de animación completamente diferente y juntos. Sí. Podemos. La idea era, ¿no sería fantástico tener un botón de “pause” para detener nuestros pensamientos?. En la historia los personajes tienen esa idea y se pierden en la propia idea. Empiezan a mezclar sus fantasías con la vida real. Todo acaba en desastre y se mezclan. Estábamos muy contentos. Encontramos un productor. Estaban encantados y querían más historias. Se nos ocurrió la idea de “El show sobre nada” (The show about nothing). Se pensó en una serie. Produjimos trece historias”.
Maurice: No nos gusta levantarnos en medio de la noche con una idea brillante… no. Por la noche dormimos, nos levantamos por la mañana temprano y nos sentamos a pensar. Dibujamos y pensamos mucho. Mucho corta y pega. Amontonamos todas las ideas y dibujos y de ahí surge la historia. Terminamos las trece historias”.
“Recibimos dinero por la historia, pero no para la animación. Teníamos entonces todas las historias, y sólo un episodio piloto. Llegó la crisis, hubo grandes recortes y no hubo dinero para hacer la serie. Un poco triste. Pero, hay que seguir viviendo”.
“Teníamos únicamente esta animación, que ya se está haciendo vieja. Y dijimos: vamos a hacer cosas y colgarlas en Youtube, porque tenemos muchas ideas y muchos chistes que compartir”.
M y S: “Una vez nos llegó un e-mail de “Barrio Sésamo”. Nos preguntaron si queríamos hacer una animación para ellos. Y dijimos, sí, bueno (risas). Hicimos este show en Internet y, al final, la gente se fijó en nuestro trabajo”.