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Seisdedos y «La Alhambra se adivina»: «Como dibujante tengo un trazo bastante controlado y «racional», para compensar me gusta introducir un factor caótico, algo que escape a mi voluntad y obedezca solo al capricho del propio material que estoy empleando»
«Bienvenidos, visitantes a este precioso palacio. Es mi nombre Chorrojumo, soy el Rey de los Gitanos, pasen a mirar la Alhambra, pasen, yo les acompaño con mi catite y mi traje, con mis patillas de esparto». Así arranca «La Alhambra se adivina», un trabajo de Manuel M. Mateo que edita Comares e ilustra Seisdedos. Con éste último hemos analizado este proyecto y su trabajo.
¿Cómo nació este proyecto? «Un poco por casualidad y a través de relaciones personales. Manuel M. Mateo es un creador polifacético y llevaba tiempo trabajando el formato de la adivinanza, que él aplica a diversos temas culturales bajo el título genérico de AdivinArte. Realizó una selección de las adivinanzas que tenía escritas sobre la Alhambra y se las pasó a José Antonio García Sánchez, coordinador editorial de Comares. Y éste a su vez me propuso a mí ilustrar estas adivinanzas para darle al conjunto el formato de un álbum. Yo acepté el reto y realicé un par de ilustraciones de prueba que gustaron a la editorial. Y a partir de ahí el proyecto empezó a rodar».
¿Qué nos vamos a encontrar en «La Alhambra se adivina»? «Cuarenta y dos adivinanzas ilustradas sobre otros tantos espacios de la Alhambra; algunos personajes y situaciones sorprendentes; un prólogo y epílogo en forma de romance y también ilustrados. Y de propina, algo de lo que Manuel M. Mateo y yo estamos muy orgullosos: el retorno de Chorrojumo».
¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? ¿Fue divertido? «Lo tuvo todo. Fue a ratos divertido y a ratos angustioso. Para ser mi primer álbum ilustrado, era un encargo muy difícil y complicado, por varias razones. En primer lugar, la gran cantidad de ilustraciones, un total de 45 si sumamos adivinanzas, prólogo y epílogo y portada. A lo largo de todo ese recorrido había que mantener una coherencia gráfica para que el conjunto funcionara».
«En segundo lugar, dibujar la Alhambra no es dibujar cualquier cosa. Es un espacio complejísimo y muy difícil de resolver gráficamente. Para mí no se trataba de una cuestión de virtuosismo, no pretendía hacer un libro de «postales»: había que sintetizar al máximo, pero consiguiendo al mismo tiempo que los lugares fueran reconocibles. Por último, las adivinanzas eran en su mayor parte «descriptivas», es decir, se referían a los lugares pero no a lo que sucedía en ellos. Yo tenía claro que para que la ilustración fuera atractiva para los niños y niñas, en ese espacio tenía que suceder algo curioso o sorprendente, ya que si no el libro quedaría reducido a una mera colección de postales más o menos bonitas. Por lo cual tuve que inventarme un montón de situaciones que se complementaran con el texto/adivinanza, que fueran coherentes con el lugar representado y que «sostuvieran» la ilustración. Aunque parezca raro, este fue quizá el mayor esfuerzo que tuve que hacer y hubo momentos de saturación en que ya no se me ocurría nada de nada».
«La realización de las ilustraciones se prolongó durante todo un año, ya que además de las dificultades señaladas yo tenía que complementarlo con otros trabajos, estudios, etc. Ese año me dio para todo, para exaltarme y para desesperarme. En cierto momento llegué a una situación de total bloqueo creativo, que conseguí resolver viajando a Granada y volviendo a visitar la Alhambra. Ya que, aunque soy de Granada y estoy muy familiarizado desde pequeño con el monumento, en aquella época yo vivía en Barcelona y la mayor parte del trabajo la realicé basándome en fotografías. Terminé agotado y es curioso ver cómo una vez entregado el trabajo lo borré por completo de mi mente. Mis amigos me preguntaban cuándo salía el libro, y yo me quedaba confuso: «¿Qué libro?»
«Uno de los aspectos más positivos ha sido que por parte de la editorial he tenido una total libertad creativa y no he sufrido ninguna presión con respecto a los plazos. Algo que por desgracia no es habitual. Como ilustrador, en este libro he podido hacer lo que me ha dado la gana, e incluso hacer propuestas sobre el formato y otras cuestiones, que en general han sido bien recibidas. También ha facilitado las cosas la gran compenetración alcanzada con el autor del texto, Manuel M. Mateo, siempre flexible y abierto a cualquier sugerencia».
«Algo que aprendí con «La Alhambra se adivina» es que, independientemente de los nombres que figuren en portada, un libro es un trabajo colectivo que involucra a mucha gente. Aparte de mis ilustraciones y de los textos de Manuel M. Mateo, hay que destacar la excelente obra de diseño y maquetación de Virginia Vílchez Lomas, el cariño de los libreros que por así decirlo han «cuidado» de La Alhambra se adivina, y la habilidad y paciencia del coordinador editorial, José Antonio García Sánchez, a la hora de empujar el proyecto y equilibrar las necesidades de todas las partes implicadas. Por no hablar de las gentes que se volcaron para conseguir unas presentaciones maravillosas: la librería Casa Anita y el ilustrador Ignasi Blanch en Barcelona; y el Museo Casa de Los Tiros y su director Francisco de la Oliva, en Granada. Todos ellos han hecho posible que el libro sea un éxito y esté a punto de alcanzar su segunda edición».
«Hay otra aportación que quiero destacar, y es la de Vanesa Aguilera y Sergio Arredondo, los dos diseñadores gráficos que desarrollaron la tipografía empleada en el libro. Se trata de la Granaína, un magnífico tipo de letra de uso libre y gratuito, que crearon inspirándose en los letreros de cerámica que indican el nombre de nuestras calles, y que podéis ver en su web www.granadatierrasoñada.es. La elección de esta tipografía fue un acierto de Virginia Vílchez, y ha sido clave para dotar al libro de su aspecto característico».
¿Qué nos puedes contar de las ilustraciones? ¿Qué tienen de característico? ¿Están en la línea de otros trabajos? «Yo nunca había trabajado orientándome hacia los niños, la ilustración infantil era un terreno novedoso para mí y por el que nunca me había sentido particularmente atraído. Hoy sigo pensando que es uno de los campos más difíciles para un ilustrador, y sentí bastante vértigo a la hora de abordarlo. Espero haberlo logrado, de hecho me llega un buen feed-back de aquellos amigos y conocidos que tienen hijos pequeños. Pero no puedo evitar cierta inseguridad cuando enfrento mi dibujo a la mirada de los niños. Me hubiera venido bien tener críos cerca para someter a su criterio el trabajo que iba haciendo, pero no era el caso. Me marqué la exigencia de no tomar a los niños por idiotas, es decir, que trabajar para niños no puede suponer en ningún caso una «simplificación» o una merma de la calidad de tu trabajo, con la tonta esperanza de que no van a percibir tus limitaciones como ilustrador. También me esforcé por recordar el tipo de ilustraciones que a mí me gustaban de niño, que eran aquellas que, al margen del estilo, contenían una gran cantidad de información visual en la que yo podía recrearme y a las que podía volver una y otra vez».
«Lo más característico de estas ilustraciones es la textura de papel kraft que empleé para simular el tono rojizo de los muros de la Alhambra. Es un elemento fundamental a la hora de dotar de coherencia a todo el conjunto, y que a la vez contrasta mucho con el resto de recursos gráficos empleados. A mí me fascina el collage, aunque apenas lo practico, y quería que en La Alhambra se adivina estuviera presente ese elemento de ruptura visual que es característico de esta técnica, y que también de pequeño me llamaba mucho la atención. El primer recuerdo que tengo del collage es el Frederick, de Leo Lionni, un libro que de pequeño me impactó muchísimo. Y pensé que a lo mejor podía conseguir aunque fuera una mínima parte de la impresión que allí provocaba el gran Lionni».
«Por lo demás, no tengo ningún otro trabajo en esta línea, ni lo tendré. Es un estilo gráfico que desarrollé para La Alhambra se adivina y creo que tiene en este álbum su recorrido exacto, su principio y su final. Ahí desarrolla todas sus posibilidades y empieza también a mostrar sus limitaciones, lo que no es raro si tenemos en cuenta la gran cantidad de dibujos que contiene el libro. Pienso que si lo aplicara a un nuevo álbum, este estilo comenzaría a agotarse, y yo a sentirme incómodo con él».
¿Con qué técnica están hechas? ¿Es la que utilizas habitualmente? «Son algunas de mis técnicas usuales -lápiz, acrílico, retoque digital- pero aplicadas de manera inusual, y mezcladas con otras que no suelo emplear -gouache-. El proceso era más o menos el siguiente: cuando ya tenía la idea de cómo iba a ilustrar tal o cual adivinanza, primero realizaba un boceto a lápiz que después calcaba en un papel Basik de 370 gr. Las ilustraciones originales tienen unas medidas de 20×20 cm y en el libro se reproducen a 18×18 cm. Ya sobre el Basik la cosa se empezaba a complicar. Todo lo que fuera arquitectura lo perfilaba y sombreaba con lápiz azul. Los personajes los coloreaba con gouache y los perfilaba y sombreaba con lápices de colores. Todo lo que fuera agua y vegetación, lo coloreaba con acrílicos diluidos en agua, que sobre el Basik dan un efecto próximo a la acuarela, pero no exactamente igual, porque queda más granulado. Además era imposible controlar el resultado final de estos acrílicos cuando se secaban. Debido a que como dibujante tengo un trazo bastante controlado y «racional», para compensar me gusta introducir siempre que puedo un factor caótico, algo que escape a mi voluntad y obedezca solo al capricho del propio material que estoy empleando. Para este juego suelen ir bien las técnicas húmedas, y en La Alhambra se adivina este papel lo juega el acrílico diluido sobre un papel liso como es el Basik. El último paso era añadir mediante Photoshop la trama de papel kraft que ya he mencionado y hacer los retoques que fueran necesarios. Si os interesa, en esta entrada de mi blog podéis ver los sucesivos pasos de la construcción de estas imágenes: http://seisdedos.org
«Quiero aclarar que elegir un proceso tan complejo fue un pecado de ilustrador novato que vino a complicar mucho la culminación del trabajo. Creo que se hubieran podido obtener resultados iguales o mejores simplificando los pasos, y en particular sustituyendo el gouache de los personajes por color digital. Por otra parte, aunque no tengo nada en contra de las técnicas digitales -yo las utilizo continuamente-, pienso que el paso analógico es necesario y nos «construye» como ilustradores».
Tratándose de un lugar como la Alhambra, ¿qué rincón te gustó más ilustrar? ¿Cuál es tu favorito? «Las ilustraciones y rincones con los que más disfruté son justamente aquéllos -unos diez o doce- que era incapaz de resolver basándome en fotografías, y que finalmente me obligaron a desplazarme a la Alhambra para «comprender» el espacio in situ. En todos los casos encontré la solución gráfica necesaria al situarme allí físicamente. La ilustración sobre la Puerta de la Justicia es un buen ejemplo de ello».
«Por otra parte, aunque es evidente que unas ilustraciones «funcionan» mejor que otras, no tengo favoritas. Para mí el logro no es tal o cual dibujo, sino el hecho de haber sido capaz de completar un trabajo tan difícil, y ante todo que el conjunto sea coherente. Las ilustraciones individuales en sí no importan tanto. De algunas estoy muy orgulloso, a otras les daría un simple aprobado, y otras me avergüenzan un poco por sus defectos. Pero todas forman parte de un conjunto que es el que hay que valorar o criticar.
Si lo que me preguntas es cuál es mi rincón preferido de la Alhambra, te señalaría dos. Uno, la torre de la Vela, por la visión panorámica y estratégica que ofrece. Algo que no se hizo para disfrutar de unas bonitas vistas, sino más bien por motivos políticos y militares. Otro, la Puerta de la Justicia, por su majestuosidad y por las leyendas que la acompañan».
¿Nos puedes adelantar algo de proyectos futuros? «Ahora trabajo sobre varios temas. Por una parte estoy preparando un portafolio orientado a la ilustración de prensa, en un tono muy alejado de La Alhambra se adivina. También estoy trabajando mucho sobre el flamenco, un arte extraordinario que (en mi opinión) no ha tenido la plasmación gráfica que merece. Lo más probable es que este trabajo sobre flamenco acabe teniendo la forma de una exposición itinerante. Y por último, se plantea la posibilidad de ilustrar un nuevo álbum sobre la Alhambra, una vez más con adivinanzas creadas por Manuel M. Mateo. Sin embargo, visualmente este trabajo tendrá muy poca relación con La Alhambra se adivina, y lo que va surgiendo de las ilustraciones de prueba es una Alhambra más próxima al Pop Art que a ninguna otra cosa».
Álbum Ilustrado
Cuando la ilustración y la música se dan la mano
Hace tiempo que la ilustración encontró acomodo en múltiples soportes, que saltó fuera de las páginas de los libros, y podemos encontrarla en muchas manifestaciones, y la música, sin duda, es una de ellas. Hemos visto cómo diferentes artistas y grupos musicales recurren a la ilustración para dar forma a la imagen que acompaña a sus canciones, y esto es lo que queremos reflejar en las siguientes líneas. Sergio García, Asis Percales, Adolfo Serra… han trabajado canciones de Lori Meyers, Eskorzo o Sidecars.
Sergio García, Premio Nacional de Ilustración en 2022, recibió el encargo de los también granadinos Lory Meyers de ponerle cara a su último disco, Espacios Infinitos, publicado en 2021.
El batería de Lori Meyers, Alfredo, vio la primera portada para el New Yorker que había hecho Sergio en una exposición. Así fue como pensaron en él para hacer el trabajo, el que ha sido hasta ahora su primer y único trabajo en el campo de la ilustración musical. “Ellos ya tenían el disco acabado, bueno, estaba en una pre maqueta, pero una maqueta muy final. Entonces me pasaron los temas para escucharlos, y yo desde el primer momento tenía claro, porque aunque no había hecho ningún trabajo para la ilustración musical, que si alguna vez hacía un disco, quería que tuviera un carácter narrativo”, asegura Sergio García.
“Entonces yo se lo comenté a ellos, nada más iba a hacer el primer contacto, estuve en mi casa, estuve hablando con Noni, con Alejandro y con Alfredo, y les conté la idea de hacer algo narrativo, y les pareció bien, y entonces lo que hice fue, antes de empezar a dibujar nada, estuve hablando con cada uno de los tres. Un trabajo de portada, contraportada e interior, en principio, que luego ya se amplió a las piezas que se hicieron para los soportes digitales, para Spotify y demás. En este caso decidí hacer eso, una portada que era como un contenedor de historias, y en el que se incluía un microresumen de cada una de las canciones, y aparecían ellas tres, y luego eso continuaba en la contraportada y en los interiores, esa es la idea conceptual del disco”.
“Trabajé con Procreate para hacer el dibujo en blanco y negro y luego se añadieron sombras. En aquella época todavía estaba muy fuerte la estética que yo desarrollaba para el New York Times, para el Book Review, con un dibujo de tinta con lápiz digital, ahora ya no lo uso apenas, ahora todo es tinta digital y las sombras las doy con tinta plana, también digital, pero en aquel momento sí usaba la herramienta del lápiz para crear una especie de textura. Y se trabajó luego con Estudio Buenaventura para toda la aplicación de gráfica y de diseño gráfico”.
Historias de amor y otras mierdas es el título del disco que Eskorzo lanzaba en 2023. Los granadinos tiraron de otro granadino, Asis Percales, para la imagen de este trabajo. “Bueno, el proyecto fue porque se puso en contacto conmigo Rubén, que es su manager. Le llegó mi trabajo, lo había visto y lo había propuesto al grupo para hacer la ilustración de este nuevo disco. Me pasaron ellos los temas y fui proponiéndoles yo también las ilustraciones, y fue un poco trabajo entre las dos partes, y muy cómodo y muy fácil también trabajar con ellos, porque encajamos súper bien y el proceso fue bastante ágil, se juntaron bastante bien los dos estilos y creo que hice aquí un disco bastante completo a nivel de ilustración, con la música, que va bastante de la mano”.
“Lo que realicé fueron las portadas interiores del CD y el vinilo, el sobre, y luego de cada tema también le sacamos una pequeña ilustración que va también dentro del disco. Aparte también del merchandising, dándole sentido a toda la imagen gráfica del disco”.
“Lo quería situar también dándole un ambiente de estética como centrado en Granada. Por ejemplo en la portada aparecetambién como Sierra Nevada, hice como una alusión también al romancero gitano, con las puñaladas, historias de amor, de sufrimiento, pero a la vez como una historia de amor con sus encuentros, desencuentros, y es lo que va relatando todo el disco, las canciones de diferentes tipos de amor. Utilicé unos colores vivos, alegres. Sobre el proceso, ellos me pasaban lo que es la canción, cada tema, y yo les hacía un pequeño boceto de lo que a mí me había querido representar, o lo que yo creía que podía ser importante transmitir”.
“Son colores alegres, bastante vitalistas, igual que la música del grupo. Respecto a mi forma de trabajar, sobre todo el primer boceto, lápiz, papel, y un poco ordeno lo que es la idea. Luego al final, lo que es el trabajo manual de esto, lápiz, tinta, y el color en este caso si es digital. Me hizo ilusión, porque al final yo también he crecido en una banda mítica de Granada, y la he escuchado siempre, y el hecho de que te pidan a ti la ilustración de su disco, pues para mí fue un subidón”.
‘Primeras nieves’ es un disco-libro, sus protagonistas son el dúo Nelson, compuesto por Lucy Malbosque y Hélène Delufeu, que acercan a niños y padres su música electro-minimalista. Para las ilustraciones de este libro-disco contaron con el ilustrador español Adolfo Serra.
“Se trataba de un grupo de música experimental francesa, que ellos trabajan también haciendo conciertos con niños, y es como una música experimental para niños, y es curioso porque en este caso ellas seguían mi trabajo, y creo que a partir de algunas ilustraciones muy atmosféricas, empezaron a trabajar en un proyecto sobre nieve, sobre paisajes nevados… Me dijeron que muchas de mis ilustraciones les habían inspirado a hacer ese álbum. Hicieron un álbum, y luego estuvimos trabajando en una especie de libro ilustrado, que recopila esas canciones y que tiene como un CD”.
Y detrás de las ilustraciones del último disco de Sidecars, ‘13’, publicado en 2022, también está Adolfo. “Me dijeron que les gustaba mi trabajo y que estaban interesados en mis ilustraciones y combinarlo con sus canciones para darle esta línea gráfica a su nuevo disco. Y claro, me sorprendió porque es un tipo de trabajo que no suelo realizar. Fue muy bonito poner imágenes a canciones, a música. Es parecido a ilustrar un texto o un poema, pero aquí se añade un elemento nuevo que es como el ritmo, la música… Y creo que eso también hay que tenerlo en cuenta a la hora de ilustrar”.
“Me hicieron llegar las canciones para que yo las escuchara y las interiorizara un poco. Y luego yo empecé a hacer mis anotaciones, mis ideas en torno a cada canción. Luego tuve una entrevista con Juancho de Sidecars y estuvimos hablando un poco también del momento vital en el que él y los chicos del grupo hicieron las canciones y el porqué de los temas. Y eso fue también muy bonito, porque es como acceder a una especie de intimidad de una persona creativa que está creando y que está sintiendo cosas y que te abre esos procesos. Claro, yo como oyente puedo sentir cosas o puedo interiorizarlas a partir de mis propias experiencias al escuchar las canciones, pero es bonito que te cuenten un poco el porqué, qué les llevaron a crear eso, qué sentían en ese momento. Juancho me contó que este disco, ‘13’, estaba muy relacionado con lo que nos pasó en la pandemia, con el sentimiento de, bueno, de repente estamos encerrados, ¿qué va a pasar con todo? Se acaban las macro giras, se acaban los conciertos… Eso para una persona tan creativa que vive de cantar en público tiene que ser también un momento vital muy complicado. También está relacionado con el momento de Filomena, esa nevada increíble, con la que también hubo una especie de encierro, de otra manera”.
“Fue como abrir una ventana y poder ver los procesos creativos, y entender un poco su necesidad de contar a través de las canciones. Y eso a mí también me daba como una idea, una imagen de lo que él y los chicos de Sidecars estuvieron viviendo para trasladarlo a mis dibujos”.
“Yo hice toda la imagen exterior, toda la imagen interior, todo el libreto y también las adaptaciones que se hicieron para vinilo y tal, que son diferentes. De hecho, estuvimos trabajando con distintos colores, pues fondo blanco, fondo negro… También para el libreto hice muchas ilustraciones. Y como les gustaba también todo el toque manual que yo había ido haciendo con los dibujos, pues me pidieron que, ya que había hecho también a mano las letras y la tipografía del disco, que si podía también hacer todas las letras del libreto”.
“Trabajé con tinta, acuarela, también sí que hay una fase en la que ya lo digitalizo y a lo mejor añado alguna variación o superpongo con capas, pero sí que me gustaba mucho que se vea lo orgánico, lo manual, la mancha”.
No dejamos a Sidecars. Su single “Hasta que cierro los ojos” contó con la ilustración de Álvaro Pérez, ilustrador y diseñador madrileño. “Me pasaron la canción, estuve escuchando la letra y pensé hacer una ilustración muy años 50, que mezclaba un poco las gafas rojas y azules, entonces según te ponías esas lentes, tú ves a la chica hablando por teléfono o ves su esqueleto como parte maligna o interior. Entonces con Sidecars me parecía que era un poco ese juego, que dependía de cómo leyeses la letra de la canción, podía significar una cosa o la otra, amor limpio y puro o malicioso y tóxico”.
Álvaro Pérez es un referente en el diseño e ilustración de pósters y portadas para artistas en nuestro país. Ha trabajado con Bunbury, Luz Casal, Motorhead, Black Sabbath… “Desde canijo he sido muy melómano. Yo vengo del mundo de la música y llevo consumiendo, comprando discos, yendo a conciertos desde muy jovencito. Desde los 13 años empecé a ir a conciertos, 13-14 años. Y todos empezamos a montar grupos, algunos con más éxito, todos los amigos empezaron a sacar discos. Empecé a hacer ilustraciones, diseños para los bares de Malasaña, después carteles para los amigos, portadas de discos para los amigos… Y al final he conseguido convertir lo que era el anexo a mi trabajo, porque yo soy diseñador y estudio publicidad, convertirlo en mi oficio”.
“Cuando hago una portada de un disco, a diferencia de cuando hago mis exposiciones de ilustración, es que yo sé moldearme a los diferentes artistas. Yo siempre estoy detrás del artista para las portadas. La parte divertida del trabajo es que te llegan cosas muy diferentes y tú tienes que ponerte detrás. Y esa parte creativa a mí me parece la divertida, que cada trabajo es diferente. Con Bunbury, pues cada trabajo es diferente. Yo me pongo detrás suyo, yo le propongo cosas, él me propone cosas, y vamos trabajando y vamos haciéndolo entre los dos. Es mucho más divertido que hacer solo yo lo mío. Dependiendo de qué haga falta, pues trabajo más con las fotos o trabajo más con mis ilustraciones”.
“Yo empiezo a pensar siempre con un rotulador en la mano y emborronando papel para pensar. Un poco como cuando hacías apuntes en el instituto, que los haces para acordarte con las palabras claves, pues voy pensando y voy haciendo mis formas, y después ya paso directamente al ordenador. En general te diría que la música tiene una serie de códigos que están muy claros. Es un proceso muy divertido, te permite charlar con ellos y te ríes y te desesperas”.
La ilustradora Cristina Reina se embarcó con Samness en el trabajo Nomad, un álbum en formato vinilo ilustrado de 10 canciones que giran en torno a una historia. Un circo llega a España en julio de 1936 para proseguir su gira europea. Cada canción nos acerca a un personaje, a su historia y a todo lo que le sucede alrededor.
“Bueno, Nomad surgió a raíz de la pandemia. Convivía con Samuel, que es el compositor del disco. Y se nos ocurrió contar una historia a través de música e imágenes. Pensábamos hacerlo como al unísono, pero finalmente él se adelantó, porque es un creativo brutal y empezó a componer temas».
«Y bueno, pues empezamos a contar un poco, a escribir un poco lo que queríamos contar, qué personajes queríamos que apareciesen, en la historia, qué historia era. Y bueno, está enfocada en un circo, en la guerra civil, inventado por nosotros, pero con muchos referentes reales. Yo creo que la experiencia total es tenerlo en las manos, tocarlo, leerlo y sentirlo”.
“Mínimo hay una ilustración por cada tema, para alguno hay dos, pero esa era un poco la idea, que cada tema tuviese su historia y su imagen. En realidad es una historia conjunta, o sea, todo el libro cuenta una historia, pero cada tema se va centrando un poco en cada personaje. Como todo en este disco ha sido bastante orgánico, es decir, había algunas ilustraciones que yo ya tenía bocetadas y que luego proseguí digitalmente para darle una forma definitiva y luego en algunos casos me pidió, pues mira, ya lo tengo digital y me gusta, pero voy a hacerlo en físico porque creo que le puede dar esa calidez. Que a lo mejor no se la estoy dando con lo digital. Algunas son digital 100%. Todas tienen base física, ya sea grabado, acuarela, boceto sin más o tinta china, y luego escaneaba y ya digitalmente pues terminaba con lo que yo sentía”.
“Por suerte siempre con los discos que he ilustrado o los proyectos musicales en los que me he estado metida están muy conectados a mí o yo les he dado una forma que a mí me han dado libertad para dársela”.
El cantautor Javi Tejero contactó con la ilustradora Olalla Ruiz para su disco Minnesota. El primer tema que Olaya escuchó fue ‘Cabaña en el bosque’. A partir de ahí y tras lo que escuchó y las ideas que le llegaron de Javi salieron unas ilustraciones que transmiten serenidad dentro de lo salvaje.
“No nos conocíamos Javi y yo, y él iba a sacar su nuevo álbum y quería cuidarlo más. Entonces estaba buscando ilustrador y le dieron varios nombres. Le gustó mi estilo, como que encajaba a lo mejor con lo que él tenía en mente. Y fue ya cuando me escribió y me dijo lo que estaba buscando para su álbum y fue así como surgió, sin conocernos ni nada. Él solo tenía de momento un adelanto que era el tema de la cabaña en el bosque. Me pasó ese tema y me dijo también lo que quería más o menos, así quería algo en torno a la naturaleza y me pasó algún dibujillo de un zorro con unos árboles. Quería algo así como muy natural. Entonces ya solo con eso, escuchando la música, el tema, como que me llevó directamente al norte de Estados Unidos, porque su música era así como un poco, bueno Javi es cantautor, así como rock, folk, entonces como que me llevó para allá. Y encima el álbum que se llamaba Minnesota, pues también me llevó a esa mirada”.
Si queréis saber un poquito más y escuchar la música que han ilustrado estos y estas artistas, podéis escuchar el episodio de nuestro podcast Un altavoz para tu ilustración que realizamos sobre ilustración y música.
Cómic
Más de 100 profesionales del cómic representarán a España en el Festival de Angulema
Con una delegación de más de un centenar de profesionales, España desembarcará como País Foco en el 52º Festival Internacional del Cómic de Angulema (Francia) del 29 de enero al 2 de febrero. El programa, presentado en Madrid por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, pondrá de relieve la calidad y diversidad del cómic español en la prestigiosa cita francesa, la más importante en torno al ‘noveno arte’ que se celebra en Europa.
En el acto, celebrado en la sede del Instituto Francés, han participado junto al ministro la directora general del Libro, del Cómic y de la Lectura del Ministerio de Cultura, María José Gálvez; la directora de programación de Acción Cultural Española (AC/E), Inmaculada Ballesteros; el presidente de la Sectorial del Cómic, Alejandro Casasola; la autora Aneke, en representación de la delegación española; y, dando la bienvenida, el ministro consejero encargado de Negocios interino de la Embajada de Francia en España, Aymeric Chuzeville.
Creatividad, bibliodiversidad, pluralidad lingüística e igualdad
Con el lema ‘España, talento en viñetas’ y un cartel diseñado por Max (Francesc Capdevila Gisbert), primer ganador del Premio Nacional de Cómic en 2007, España celebrará como País Foco del festival francés el gran momento creativo del cómic español y, a la vez, rememorará su historia. El programa, organizado por el Ministerio de Cultura junto a Acción Cultural Española (AC/E) y con la colaboración de la Sectorial de Cómic, girará en torno a cuatro ejes estratégicos: la riqueza creativa con la gran variedad de mercados del cómic español; la bibliodiversidad; la pluralidad lingüística; y la igualdad de género, abordando el papel de la mujer y la visión del sector desde una perspectiva feminista.
La delegación española contará con autores de prestigio nacional e internacional, entre ellos, algunos de los ganadores de las distintas ediciones de los Premios Nacionales de Cómic convocados por el Ministerio de Cultura desde 2007. De hecho, estarán tanto el primer galardonado, Max, como la flamante ganadora de la última edición, Bea Lema. También se citan autores españoles laureados con los prestigiosos Premios Will Eisner de la Industria del Cómic, como Salvador Larroca, David Aja, Bruno Redondo o Juanjo Guarnido, entre otros. Además, intervendrán tanto artistas con una larga trayectoria como Marika Vila o Albert Monteys, como jóvenes creadores como Nadia Hafid, Yeyei y Alba Chan. Participarán, asimismo, expertas e investigadoras del mundo del cómic como Elisa McAusland o Ana Merino.
Entre las múltiples actividades que tendrán lugar en el Pabellón de España destacan las mesas redondas sobre cómic y memoria o viñetas y feminismo, así como las conversaciones en torno a grandes figuras de la historia del tebeo español. En total, la agenda propone siete clases magistrales y encuentros con el público; y más de veinte mesas redondas sobre las temáticas más variadas: ‘Genealogías y cómic’, ‘Comic y memoria’, ‘Escribir con dibujos’, ‘El boom de los 80’s’, ‘Pop popular y folklore’, ‘Creando lectores’, ‘Viñetas y feminismo’, ‘Historia del cómic español: homenaje a Ibáñez’, ‘Los tiempos del TBO: homenaje a Josep Coll’ o ‘Cómic social’, entre otras.
El espacio, creado por el estudio de diseño multidisciplinar especializado en espacios culturales y museografía Jesús Moreno y Asociados, cuenta con una superficie de 245 metros cuadrados y está organizado en varias secciones: una zona de actividades, donde habrá programación ininterrumpida; una zona profesional destinada a encuentros profesionales entre agentes del sector; y una exposición. Dará también cabida a una muestra bibliográfica que ofrecerá una panorámica de la edición del cómic en España, con obras de todos los participantes de la delegación española.
Cuatro exposiciones repartidas por la ciudad
La propuesta de España como País Foco en Angulema se amplía con un programa expositivo con diversos formatos distribuido en diferentes enclaves de la ciudad. Así, la exposición ‘Constelación gráfica’, producida en colaboración con el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), plantea un recorrido por los universos de nueve autoras españolas, a modo de exploración de todos los cambios que han modificado radicalmente el ecosistema del cómic en España y que han permitido el surgimiento de una ‘constelación’ de autoras vanguardistas.
Por su parte, el Pabellón de España acogerá una exposición de las obras que han sido galardonadas con el Premio Nacional del Cómic a lo largo de sus dieciocho ediciones; mientras que el ‘Espace Jeneusse’ dará visibilidad a tres colecciones de autores españoles con presencia en el mercado francés: ‘Hooky’ de Miriam Bonastre Tur; ‘Las hericornias’ de Kid Toussant y Verónica Álvarez; y ‘Atlas y Axis’ escrita y dibujada por Pau.
Además, el Atrio de la Plaza del Ayuntamiento albergará la muestra ‘España talento en viñetas: una visión histórica, del presente y del futuro del cómic español’.
Programa profesional
Durante el festival se desarrollarán diferentes actividades en el ‘Espacio profesional’, como una mesa sobre estrategias de internacionalización; o la presentación del ‘Libro Blanco del Cómic en España’, un documento promovido y elaborado por la Asociación Sectorial del Cómic con el apoyo del Ministerio de Cultura y de Acción Cultural Española (AC/E), que ofrece una radiografía completa del sector y ha despertado interés en los demás países, por ser un estudio integral con un enfoque innovador. España contará, además, con un stand dentro del Mercado Internacional de Derechos (MID) del festival, que se ofrecerá a las editoriales españolas para sus actividades comerciales.
Apoyo al sector del cómic
La presencia española en Angulema se suma a las diferentes iniciativas que desde el Ministerio de Cultura se vienen realizando en apoyo al sector español del cómic, como la celebración cada 17 de marzo del Día del Cómic y del Tebeo; el grupo de trabajo dedicado al cómic en la Mesa del Libro; la presencia institucional en la Comic Con de San Diego 2023; o el desarrollo de una línea de ayudas específicas para el sector.
Asimismo, consolida la estrategia de internacionalización del libro español, que se refleja en el importante papel que ha desarrollado España como invitado de honor en diferentes eventos internacionales del sector editorial en los últimos años: Fráncfort (2022), Calcuta (2023), Panamá y Guadalajara (2024) y Bogotá (2025).
Actualidad
Vera Galindo nos presenta a ‘Lila y Lola’
¿Pero cómo iba a estar en la selva? ¡Nooo! Mi Lola no es así, Lolita es una tigresa de ciudad… La magia de las divertidas y sugerentes ilustraciones de Vera Galindo llenan un álbum que nos habla de respetar a los animales y a la naturaleza. ‘Lila y Lola’ es una historia que edita Apila Ediciones y que te tocará el corazón, porque querer a alguien es aceptarlo como es.
¿Cómo nace este proyecto? Vera Galindo: “La idea partió de un boceto que hice un día donde dibujé un tigre en la selva. Después del tigre dibujé una niña y le puse una correa, como si lo estuviera sacando a pasear. Todo esto sucedió en un momento de vacaciones, sin pensar mucho ni buscar ningún resultado. Ni siquiera me pregunté por qué había hecho a un tigre de «mascota», salió así. Ese dibujo lo guardé, como otros tantos, pero se quedó de alguna manera en mi subconsciente. Ese mismo año pinté un mural de un tigre, inspirado en ese mismo y más tarde hice unas pegatinas, de un tigre también. Casi un año después, en una semana más tranquila de trabajo en la que estaba revisando bocetos viejos, volví a reencontrarme con la imagen inicial y ahí fue dónde comenzó todo”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Los lectores encontrarán color, texturas y sobre todo, muchas contradicciones. Es un álbum donde hay que estar muy atento a palabras e imagen, no solo hay que leer únicamente los textos, ya que si no, cambiaremos totalmente el significado”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “En este proyecto quería trabajar con una técnica manual, aunque luego me llevaría todo a digital para mezclar y componer -nos cuenta Vera Galindo-. Quería trabajar con collage digital y darle un aspecto más caótico en ciertas páginas. Quería que la textura fuera muy importante, que las líneas se salieran de la figura, que tuviera un toque manual e imperfecto que le diera mucha naturalidad. Quería hacer lo que me apeteciera y disfrutar experimentando”.
“Iba a jugar con diferentes papeles también y con todo lo que hiciera falta para que la ilustración fuera lo más expresiva posible. Era un experimento que me apetecía mucho hacer y en un momento en el que tenía bastante tiempo para experimentar. Fue un proyecto personal y me apetecía pasármelo bien, que se publicara o no ya sería cosa del futuro. Creo que por esto puede diferenciarse con proyectos anteriores bastante en estilo. Es más manual, con más texturas, más expresivo y despreocupado con las formas… Me gustó tanto el proceso y el resultado que en otros proyectos estoy jugando con técnicas similares”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Comencé trabajando con acrílicos, pintura plástica, lapiceros y rotuladores. Compré papeles con diferentes texturas y creé las mías propias, como los imperfectos lunares del vestido de Lila o el pelaje de Lola -asegura Vera Galindo-. Trabajaba las ilustraciones por partes para poder darles más tamaño, Lila iba por un lado, Lola por otro, las plantas o elementos del espacio por otro… Después escaneaba todo. Así me permitía jugar con el tamaño y probar diferentes composiciones en digital, con Procreate, que fue donde compuse todo y añadí algún trazo o detalle más”.
Háblanos un poco del uso del color en este libro. “El color para mi es un punto muy importante siempre en mis proyectos. En «Lila y Lola» todo parte del amarillo anaranjado, rojo y morado. Lola es amarilla anaranjada, el pelo de Lila Morado y su vestido, rojo a lunares, que es el mismo rojo con el que «domestica» a Lola al ponerle el pañuelo. Serán los tres colores principales que siempre destacan y van siendo acompañados por diferentes paletas de color, según estemos en la ciudad o en la selva”.
Háblanos un poco del proceso de realización de este libro. “Como te contaba antes, casi un año después de hacer ese dibujo, en una semana más tranquila de trabajo en la que estaba revisando bocetos viejos, volví a reencontrarme con la imagen inicial. Esta vez la vi de una manera completamente diferente, me di cuenta de que esa imagen contaba mucho sin necesidad de ninguna palabra. Era un tigre «domesticado», tenía una correa, pero estaba en la selva. ¿Habían ido a buscarlo? ¿O lo estaban devolviendo? ¿Por qué esa niña estaba ahí?”, afirma Vera Galindo.
“Comencé a darle vueltas a la idea. Estaba claro que no iba a dejar acabar el libro con el tigre «atado». Pero también estaba claro de que ese tigre, bueno, tigresa, tenía que pasar por la ciudad en algún momento, por eso de que llevaba correa. No me pareció muy difícil imaginar cómo podría ser la personalidad de Lila: una niña, un poco caprichosa por cierto, que piensa que le está haciendo un favor a su queridísima tigresa llevándola a la ciudad. ¿Pero cómo no le va a gustar vivir en la ciudad? Lila no es mala persona, pero tampoco se ha parado demasiado a intentar entender a Lola”.
“Me di cuenta de que ese boceto podía acabar en un álbum y personalmente, me apetecía hacer algo diferente. Llevaba una temporada en la que había estado trabajando mucho en exterior, en muralismo y lo que más me apetecía era llevar un poco de técnica manual y textura, porque la temática además, también me lo pedía”.
“También tenía un objetivo respecto a la ilustración y su unión con el texto: tenían que ser en cierta manera «independientes» -continúa Vera Galindo-. El texto va todo el rato contradiciendo a la imagen. De esta manera, si solo lees el texto, el álbum acaba de otra manera. Si solo lees la imagen, lo entiendes más o menos. Pero cuando lees juntos texto e imagen, comprendes la historia totalmente. Me parecía muy interesante el hacer al espectador estar atento a las imágenes en un álbum en el que hablo precisamente de lo contrario, de no prestar atención”.
“También preparé un booktrailer. Me parece a día de hoy, que todo está en redes, muy importante el poder presentar el libro de manera digital. Y qué mejor que con una animación. Los personajes están animados frame a frame en Procreate a 6fps y montado y animado posteriormente en After Effects.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora mismo estoy entre talleres en colegios e institutos, algún proyecto de ilustración, diseño y animación y sacando tiempo, como puedo, para dar forma a un par de proyectos personales que espero puedan transformarse en álbum pronto. ¡Ojalá!”.
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