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Seisdedos y «La Alhambra se adivina»: «Como dibujante tengo un trazo bastante controlado y «racional», para compensar me gusta introducir un factor caótico, algo que escape a mi voluntad y obedezca solo al capricho del propio material que estoy empleando»

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«Bienvenidos, visitantes a este precioso palacio. Es mi nombre Chorrojumo, soy el Rey de los Gitanos, pasen a mirar la Alhambra, pasen, yo les acompaño con mi catite y mi traje, con mis patillas de esparto». Así arranca «La Alhambra se adivina», un trabajo de Manuel M. Mateo que edita Comares e ilustra Seisdedos. Con éste último hemos analizado este proyecto y su trabajo.

¿Cómo nació este proyecto? «Un poco por casualidad y a través de relaciones personales. Manuel M. Mateo es un creador polifacético y llevaba tiempo trabajando el formato de la adivinanza, que él aplica a diversos temas culturales bajo el título genérico de AdivinArte. Realizó una selección de las adivinanzas que tenía escritas sobre la Alhambra y se las pasó a José Antonio García Sánchez, coordinador editorial de Comares. Y éste a su vez me propuso a mí ilustrar estas adivinanzas para darle al conjunto el formato de un álbum. Yo acepté el reto y realicé un par de ilustraciones de prueba que gustaron a la editorial. Y a partir de ahí el proyecto empezó a rodar».

¿Qué nos vamos a encontrar en «La Alhambra se adivina»? «Cuarenta y dos adivinanzas ilustradas sobre otros tantos espacios de la Alhambra; algunos personajes y situaciones sorprendentes; un prólogo y epílogo en forma de romance y también ilustrados. Y de propina, algo de lo que Manuel M. Mateo y yo estamos muy orgullosos: el retorno de Chorrojumo».

¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? ¿Fue divertido? «Lo tuvo todo. Fue a ratos divertido y a ratos angustioso. Para ser mi primer álbum ilustrado, era un encargo muy difícil y complicado, por varias razones. En primer lugar, la gran cantidad de ilustraciones, un total de 45 si sumamos adivinanzas, prólogo y epílogo y portada. A lo largo de todo ese recorrido había que mantener una coherencia gráfica para que el conjunto funcionara».

«En segundo lugar, dibujar la Alhambra no es dibujar cualquier cosa. Es un espacio complejísimo y muy difícil de resolver gráficamente. Para mí no se trataba de una cuestión de virtuosismo, no pretendía hacer un libro de «postales»: había que sintetizar al máximo, pero consiguiendo al mismo tiempo que los lugares fueran reconocibles. Por último, las adivinanzas eran en su mayor parte «descriptivas», es decir, se referían a los lugares pero no a lo que sucedía en ellos. Yo tenía claro que para que la ilustración fuera atractiva para los niños y niñas, en ese espacio tenía que suceder algo curioso o sorprendente, ya que si no el libro quedaría reducido a una mera colección de postales más o menos bonitas. Por lo cual tuve que inventarme un montón de situaciones que se complementaran con el texto/adivinanza, que fueran coherentes con el lugar representado y que «sostuvieran» la ilustración. Aunque parezca raro, este fue quizá el mayor esfuerzo que tuve que hacer y hubo momentos de saturación en que ya no se me ocurría nada de nada».

«La realización de las ilustraciones se prolongó durante todo un año, ya que además de las dificultades señaladas yo tenía que complementarlo con otros trabajos, estudios, etc. Ese año me dio para todo, para exaltarme y para desesperarme. En cierto momento llegué a una situación de total bloqueo creativo, que conseguí resolver viajando a Granada y volviendo a visitar la Alhambra. Ya que, aunque soy de Granada y estoy muy familiarizado desde pequeño con el monumento, en aquella época yo vivía en Barcelona y la mayor parte del trabajo la realicé basándome en fotografías. Terminé agotado y es curioso ver cómo una vez entregado el trabajo lo borré por completo de mi mente. Mis amigos me preguntaban cuándo salía el libro, y yo me quedaba confuso: «¿Qué libro?»

«Uno de los aspectos más positivos ha sido que por parte de la editorial he tenido una total libertad creativa y no he sufrido ninguna presión con respecto a los plazos. Algo que por desgracia no es habitual. Como ilustrador, en este libro he podido hacer lo que me ha dado la gana, e incluso hacer propuestas sobre el formato y otras cuestiones, que en general han sido bien recibidas. También ha facilitado las cosas la gran compenetración alcanzada con el autor del texto, Manuel M. Mateo, siempre flexible y abierto a cualquier sugerencia».

«Algo que aprendí con «La Alhambra se adivina» es que, independientemente de los nombres que figuren en portada, un libro es un trabajo colectivo que involucra a mucha gente. Aparte de mis ilustraciones y de los textos de Manuel M. Mateo, hay que destacar la excelente obra de diseño y maquetación de Virginia Vílchez Lomas, el cariño de los libreros que por así decirlo han «cuidado» de La Alhambra se adivina, y la habilidad y paciencia del coordinador editorial, José Antonio García Sánchez, a la hora de empujar el proyecto y equilibrar las necesidades de todas las partes implicadas. Por no hablar de las gentes que se volcaron para conseguir unas presentaciones maravillosas: la librería Casa Anita y el ilustrador Ignasi Blanch en Barcelona; y el Museo Casa de Los Tiros y su director Francisco de la Oliva, en Granada. Todos ellos han hecho posible que el libro sea un éxito y esté a punto de alcanzar su segunda edición».

«Hay otra aportación que quiero destacar, y es la de Vanesa Aguilera y Sergio Arredondo, los dos diseñadores gráficos que desarrollaron la tipografía empleada en el libro. Se trata de la Granaína, un magnífico tipo de letra de uso libre y gratuito, que crearon inspirándose en los letreros de cerámica que indican el nombre de nuestras calles, y que podéis ver en su web www.granadatierrasoñada.es. La elección de esta tipografía fue un acierto de Virginia Vílchez, y ha sido clave para dotar al libro de su aspecto característico».

¿Qué nos puedes contar de las ilustraciones? ¿Qué tienen de característico? ¿Están en la línea de otros trabajos? «Yo nunca había trabajado orientándome hacia los niños, la ilustración infantil era un terreno novedoso para mí y por el que nunca me había sentido particularmente atraído. Hoy sigo pensando que es uno de los campos más difíciles para un ilustrador, y sentí bastante vértigo a la hora de abordarlo. Espero haberlo logrado, de hecho me llega un buen feed-back de aquellos amigos y conocidos que tienen hijos pequeños. Pero no puedo evitar cierta inseguridad cuando enfrento mi dibujo a la mirada de los niños. Me hubiera venido bien tener críos cerca para someter a su criterio el trabajo que iba haciendo, pero no era el caso. Me marqué la exigencia de no tomar a los niños por idiotas, es decir, que trabajar para niños no puede suponer en ningún caso una «simplificación» o una merma de la calidad de tu trabajo, con la tonta esperanza de que no van a percibir tus limitaciones como ilustrador. También me esforcé por recordar el tipo de ilustraciones que a mí me gustaban de niño, que eran aquellas que, al margen del estilo, contenían una gran cantidad de información visual en la que yo podía recrearme y a las que podía volver una y otra vez».

«Lo más característico de estas ilustraciones es la textura de papel kraft que empleé para simular el tono rojizo de los muros de la Alhambra. Es un elemento fundamental a la hora de dotar de coherencia a todo el conjunto, y que a la vez contrasta mucho con el resto de recursos gráficos empleados. A mí me fascina el collage, aunque apenas lo practico, y quería que en La Alhambra se adivina estuviera presente ese elemento de ruptura visual que es característico de esta técnica, y que también de pequeño me llamaba mucho la atención. El primer recuerdo que tengo del collage es el Frederick, de Leo Lionni, un libro que de pequeño me impactó muchísimo. Y pensé que a lo mejor podía conseguir aunque fuera una mínima parte de la impresión que allí provocaba el gran Lionni».

«Por lo demás, no tengo ningún otro trabajo en esta línea, ni lo tendré. Es un estilo gráfico que desarrollé para La Alhambra se adivina y creo que tiene en este álbum su recorrido exacto, su principio y su final. Ahí desarrolla todas sus posibilidades y empieza también a mostrar sus limitaciones, lo que no es raro si tenemos en cuenta la gran cantidad de dibujos que contiene el libro. Pienso que si lo aplicara a un nuevo álbum, este estilo comenzaría a agotarse, y yo a sentirme incómodo con él».

¿Con qué técnica están hechas? ¿Es la que utilizas habitualmente? «Son algunas de mis técnicas usuales -lápiz, acrílico, retoque digital- pero aplicadas de manera inusual, y mezcladas con otras que no suelo emplear -gouache-. El proceso era más o menos el siguiente: cuando ya tenía la idea de cómo iba a ilustrar tal o cual adivinanza, primero realizaba un boceto a lápiz que después calcaba en un papel Basik de 370 gr. Las ilustraciones originales tienen unas medidas de 20×20 cm y en el libro se reproducen a 18×18 cm. Ya sobre el Basik la cosa se empezaba a complicar. Todo lo que fuera arquitectura lo perfilaba y sombreaba con lápiz azul. Los personajes los coloreaba con gouache y los perfilaba y sombreaba con lápices de colores. Todo lo que fuera agua y vegetación, lo coloreaba con acrílicos diluidos en agua, que sobre el Basik dan un efecto próximo a la acuarela, pero no exactamente igual, porque queda más granulado. Además era imposible controlar el resultado final de estos acrílicos cuando se secaban. Debido a que como dibujante tengo un trazo bastante controlado y «racional», para compensar me gusta introducir siempre que puedo un factor caótico, algo que escape a mi voluntad y obedezca solo al capricho del propio material que estoy empleando. Para este juego suelen ir bien las técnicas húmedas, y en La Alhambra se adivina este papel lo juega el acrílico diluido sobre un papel liso como es el Basik. El último paso era añadir mediante Photoshop la trama de papel kraft que ya he mencionado y hacer los retoques que fueran necesarios. Si os interesa, en esta entrada de mi blog podéis ver los sucesivos pasos de la construcción de estas imágenes: http://seisdedos.org

«Quiero aclarar que elegir un proceso tan complejo fue un pecado de ilustrador novato que vino a complicar mucho la culminación del trabajo. Creo que se hubieran podido obtener resultados iguales o mejores simplificando los pasos, y en particular sustituyendo el gouache de los personajes por color digital. Por otra parte, aunque no tengo nada en contra de las técnicas digitales -yo las utilizo continuamente-, pienso que el paso analógico es necesario y nos «construye» como ilustradores».

Tratándose de un lugar como la Alhambra, ¿qué rincón te gustó más ilustrar? ¿Cuál es tu favorito? «Las ilustraciones y rincones con los que más disfruté son justamente aquéllos -unos diez o doce- que era incapaz de resolver basándome en fotografías, y que finalmente me obligaron a desplazarme a la Alhambra para «comprender» el espacio in situ. En todos los casos encontré la solución gráfica necesaria al situarme allí físicamente. La ilustración sobre la Puerta de la Justicia es un buen ejemplo de ello».

«Por otra parte, aunque es evidente que unas ilustraciones «funcionan» mejor que otras, no tengo favoritas. Para mí el logro no es tal o cual dibujo, sino el hecho de haber sido capaz de completar un trabajo tan difícil, y ante todo que el conjunto sea coherente. Las ilustraciones individuales en sí no importan tanto. De algunas estoy muy orgulloso, a otras les daría un simple aprobado, y otras me avergüenzan un poco por sus defectos. Pero todas forman parte de un conjunto que es el que hay que valorar o criticar.
Si lo que me preguntas es cuál es mi rincón preferido de la Alhambra, te señalaría dos. Uno, la torre de la Vela, por la visión panorámica y estratégica que ofrece. Algo que no se hizo para disfrutar de unas bonitas vistas, sino más bien por motivos políticos y militares. Otro, la Puerta de la Justicia, por su majestuosidad y por las leyendas que la acompañan».

Prueba futuro trabajo sobre la Alhambra

¿Nos puedes adelantar algo de proyectos futuros? «Ahora trabajo sobre varios temas. Por una parte estoy preparando un portafolio orientado a la ilustración de prensa, en un tono muy alejado de La Alhambra se adivina. También estoy trabajando mucho sobre el flamenco, un arte extraordinario que (en mi opinión) no ha tenido la plasmación gráfica que merece. Lo más probable es que este trabajo sobre flamenco acabe teniendo la forma de una exposición itinerante. Y por último, se plantea la posibilidad de ilustrar un nuevo álbum sobre la Alhambra, una vez más con adivinanzas creadas por Manuel M. Mateo. Sin embargo, visualmente este trabajo tendrá muy poca relación con La Alhambra se adivina, y lo que va surgiendo de las ilustraciones de prueba es una Alhambra más próxima al Pop Art que a ninguna otra cosa».

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Cómic

COMICMED, el encuentro que conecta el cómic con el Mediterráneo

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La Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, con la colaboración del Polo Nacional de Contenidos Digitales del Ayuntamiento de Málaga, han celebrado la primera edición de COMICMED, un encuentro que ha abordado el mundo de la novela gráfica y el cómic producido o vinculado con el Mediterráneo.

La programación, plagada de importantes creadores del género, ha combinado conversaciones con autores, talleres prácticos para público infantil y juvenil, y una innovadora propuesta que fusiona cómic con música electrónica con aires marroquíes al ritmo de la DJ Hajar Lagranja.

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El cartel de esta primera edición ha sido realizado por Nadia Hafid (Tarrassa, 1990), ilustradora de ascendencia marroquí cuyas obras han sido varias veces portada en ‘El País’, además de aparecer en artículos en medios internacionales como ‘The New York Times’, ‘The New Yorker’ y ‘The Washington Post’, entre otros. Su nuevo trabajo, ‘Mal olor’, recientemente ganador del premio Finestres, ha visto la luz en castellano este mes y los asistentes a COMICMED han podido tener acceso a el en primicia. Nadia protagonizó una de las mesas de este encuentro, en la que conversó con Javier Alonso, director del programa ‘Territorio 9’ en Radio 3.

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Siguiendo con autores de gran nivel, el festival ha traído por primera vez a España a dos creadores que, sin ser de origen mediterráneo, acuden con una obra cuya temática está muy presente en este mar y que, además, entronca a la perfección con los valores que promueve Tres Culturas de solidaridad, diversidad, inclusión y esperanza. Se trata de Victoria Jamieson y Omar Mohamed, que conversaron sobre la historia que les unió: la multipremiada ‘Cuando brillan las estrellas’, inspirada en las vivencias del propio Omar Mohamed en los campamentos de refugiados de Dadaab, en Kenia.

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También tuvieron cabida los cómics que dan el salto a la gran pantalla a partir del exitoso caso de ‘Robot Dreams’, el primer cómic de la escritora de libros infantiles Sara Varon que el director Pablo Berger plasmó en una inolvidable cinta que llegó a optar al Oscar como Mejor película de animación el pasado año. Ambos desgranaron los detalles de esta colaboración que ocupa un lugar de privilegio entre las producciones cinematográficas nacidas de un cómic.

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Y si la historia de ‘Robot Dreams’ viajó desde Estados Unidos hasta España para llegar al celuloide, el mismo trayecto, pero a la inversa, es el que realizan las obras de Natacha Bustos (nacida en Ibiza en 1981, aunque malagueña de adopción) y Carmen Carnero (Málaga, 1983), dos españolas que triunfan en Marvel y DC. La primera de ellas con cómics como Moon Girl and Devil Dinosaur, fue elegida por Marvel como una de las ocho artistas más prometedoras de la próxima generación en 2020; mientras que la segunda trabaja para esta misma compañía en exclusiva desde 2018, donde fue incluida en 2019 en el programa de artistas de élite de Marvel ‘Stormbreakers’.

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Igualmente por su importante proyección, destaca el reconocido dibujante e historietista Diego Galindo (Sevilla, 1978), que conversó con la profesora e ilustradora Cristina Peláez sobre su experiencia adaptando Stranger Things al cómic, explorando los retos y oportunidades de trasladar esta exitosa serie. Comentaron sus inicios, y Diego confesó que «siempre fue primero la imagen, el dibujo. Yo al principio miraba los cómics, más que los leía».

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Por último, cabe mencionar a Wilfrid Lupano, (Nantes, 1971), con quien se analizaron libros como ‘La bibliomula de Córdoba’, del que es guionista, y en el que muestra el poder de la cultura y el conocimiento como barrera ante los totalitarismos. Wilfrid habló sobre el proceso de investigación y documentación para el libro. «Era difícil poner en imágenes un universo que no había sido representado. Era como poner una primera piedra», indicó. Lupano señaló el trabajo enorme de investigación que había realizado también el ilustrador, y apuntó a la idea de sacar a la luz temas como la arquitectura y también toda la producción de la Gran Biblioteca de Córdoba. «En occidente la construcción de Catedrales era un gesto económico y político fuerte. La construcción de Bibliotecas también lo era». Definió a ‘La bibliomula de Córdoba’ como una «mula movie», una road movie a ritmo de mula, en la que se expresa su amor a la cultura y los libros. «El libro es un objeto con una fragilidad increíble… y a pesar de todo, todo el saber ha llegado hasta nosotros porque ha habido personas que han hecho la conservación, las copias… Siempre algunas escapan hasta la civilización siguiente».

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Además, fue uno de los protagonistas de los talleres infantiles a partir de su obra El lobo en calzoncillos en el apartado COMICMED KIDS, donde también se ofreció otro taller que aúna creación con nuevas tecnologías para la creación de videojuegos y uno para público adolescente en el que Natacha Bustos mostró cómo dibujar superhéroes.

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En resumen, una programación diversa y heterogénea en la que se habló mucho de cómic, pero también de nuevas técnicas de creación, universos digitales y fusión con otras artes. 

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Cómic

Málaga se convierte en el centro del cómic mediterráneo con la primera edición de COMICMED

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La Fundación Tres Culturas y el Polo de Contenidos Digitales de Málaga organizan la primera edición de COMICMED del 6 al 8 de marzo en las instalaciones de Tabacalera con la presencia de creadores como Benjamin Lacombe, Victoria Jamieson, Sara Varon, Pablo Berger, Nadia Hafid, Natacha Bustos, Wilfrid Lupano y Carmen Carnero.

La Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, con la colaboración del Polo Nacional de Contenidos Digitales, del Ayuntamiento de Málaga, presenta la primera edición de COMICMED, un encuentro sin precedentes que abordará el mundo de la novela gráfica y el cómic producido o vinculado con el Mediterráneo.

La programación, plagada de importantes creadores del género, combina conversaciones con autores, tres talleres prácticos (para distintas franjas de edad: adultos, adolescentes y niños) y una innovadora propuesta que fusiona cómic con música electrónica con aires marroquíes al ritmo de la DJ Hajar Lagranja

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El cartel de esta primera edición ha sido realizado por Nadia Hafid (Tarrassa, 1990), ilustradora de ascendencia marroquí cuyas obras han sido varias veces portada en ‘El País’, además de aparecer en artículos en medios internacionales como ‘The New York Times’, ‘The Economist’, ‘The New Yorker’ y ‘The Washington Post’, entre otros. Su nuevo trabajo, ‘Mal olor’, recientemente ganador del premio Finestres, verá la luz en castellano en este mes de marzo y los asistentes a COMICMED podrán tener acceso a ella en primicia.

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Otro de los grandes nombres propios del festival es Benjamin Lacombe (París, 1982), considerado uno de los ilustradores más importantes del mundo, con un estilo muy marcado y personal que le lleva a concebir cada dibujo como una auténtica obra de arte: figuras pálidas, de grandes ojos y una mezcla de fragilidad y potencia visual.

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Siguiendo con autores de gran nivel, el festival traerá por primera vez a España a dos creadores que, sin ser de origen mediterráneo, acuden con una obra cuya temática está muy presente en este mar y que, además, entronca a la perfección con los valores que promueve Tres Culturas de solidaridad, diversidad, inclusión y esperanza. Se trata de Victoria Jamieson y Omar Mohamed, que conversarán sobre la historia que les unió: la multipremiada ‘Cuando brillan las estrellas’, inspirada en las vivencias del propio Omar Mohamed en los campamentos de refugiados de Dadaab, en Kenia.

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También habrá lugar para los cómics que dan el salto a la gran pantalla a partir del exitoso caso de Robot Dreams, el primer cómic de la escritora de libros infantiles Sara Varon que el director Pablo Berger plasmó en una inolvidable cinta que llegó a optar al Oscar como Mejor película de animación el pasado año. Ambos desgranarán los detalles de esta colaboración que ocupa un lugar de privilegio entre las producciones cinematográficas nacidas de un cómic.

Y si la historia de Robot Dreams viajó desde Estados Unidos hasta España para llegar al celuloide, el mismo trayecto, pero a la inversa, es el que realizan las obras de Natacha Bustos (nacida en Ibiza en 1981, aunque malagueña de adopción) y Carmen Carnero (Málaga, 1983), dos españolas que triunfan en Marvel y DC. La primera de ellas con cómics como Moon Girl and Devil Dinosaur, fue elegida por Marvel como una de las ocho artistas más prometedoras de la próxima generación en 2020; mientras que la segunda trabaja para esta misma compañía en exclusiva desde 2018, donde fue incluida en 2019 en el programa de artistas de élite de Marvel ‘Stormbreakers’.

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Por último, cabe destacar a Wilfrid Lupano, (Nantes, 1971), con quien analizaremos libros como ‘La bibliomula de Córdoba’, del que es guionista, y en el que muestra el poder de la cultura y el conocimiento como barrera ante los totalitarismos. Además, será uno de los protagonistas de los talleres infantiles a partir de su obra ‘El lobo en calzoncillos’ en el apartado COMICMED KIDS, donde también se ofrecerá otro taller que aúna creación con nuevas tecnologías para la creación de videojuegos (en el Campus 42) y uno para público adolescente en el que Natacha Bustos mostrará cómo dibujar superhéroes.

En resumen, una programación diversa y heterogénea en la que se hablará mucho de cómic, pero también de nuevas técnicas de creación, universos digitales y fusión con otras artes. Una iniciativa en la que, además, se han implicado otras entidades e instituciones como el Centro Andaluz de las Letras, la Fundación Telefónica, el Instituto Francés y las editoriales Maeva, Edelvives, Norma Editorial, Apa Apa Cómics y Penguin Random House.

El acceso a todas las propuestas de este festival será gratuito previa inscripción en la página web de la Fundación Tres Culturas (www.tresculturas.org). Asimismo, los interesados podrán adquirir ejemplares en el punto de venta que habilitará la tienda Cómic Stores en el mismo festival.

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Álbum Ilustrado

El colectivo de ilustradores e ilustradoras de Asturias se une en su Asociación Profesional

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Apiast

La Asociación de Profesionales de la Ilustración de Asturias se presentó en sociedad a finales del mes de enero, y lo hizo con una jornada con charlas profesionales y con la inauguración en el Museo Barjola de Gijón de la exposición ‘Somos APIAST: La ilustración contemporánea en 50 obras’, que permanecerá expuesta hasta el próximo 28 de febrero. Aprovechamos la ocasión para charlar un poquito más con Eva Rami e Isabel Muñoz, de la directiva de APIAST, sobre este proyecto.

APIAST
Fotografía de Vendela Vrensk

¿Cuál es el objetivo de la Asociación? “Entre los objetivos de APIAST podemos destacar un par a modo de ejemplo: el de crear una comunidad de apoyo y asesoramiento, y el de defender los derechos de los ilustradores e ilustradoras, promoviendo su reconocimiento y trabajando colectivamente por un futuro más justo para la profesión”.

¿Con cuántos asociados/as ha nacido? “Comenzamos a madurar la idea de crear la asociación un grupo de unas 11 personas reuniéndonos de forma mensual durante dos años para preparar toda la organización interna necesaria para funcionar e iniciamos nuestra actividad en septiembre con 30 personas socias. A día de hoy rozamos ya las 70”.

APIAST
Fotografía de Vendela Vrensk

Hacednos una pequeña valoración del panorama de la ilustración en vuestra comunidad. “Tenemos una cantera de ilustradores e ilustradoras muy potente en esta tierra. Cuanto más aumenta la red que estamos creando, más cuenta nos damos de que nos encontramos en plena ebullición y que la cosa, lejos de decaer, crece de forma exponencial. Tenemos personas socias que han trabajado para Netflix, Disney, Marvel, Vogue, Naciones Unidas, Unicef, además de para un sinfín de editoriales, asturianas, nacionales de renombre y, sobre todo extranjeras… Y tanto los ilustradores e ilustradoras más reconocidos como los que están empezando tienen un nivel impresionante. Hoy en día el teletrabajo marca la pauta, pero no es ni mucho menos la única situación que hay”. 

APIAST
Andrea Sotorrío – Simonetta Designs

Y sobre la exposición, ¿qué nos vamos a encontrar en ella? “La exposición se compone de 50 trabajos de ilustración, obras de las 50 primeras personas socias, sirviendo como muestra de la ilustración contemporánea asturiana. A través de ella, queremos enseñar la gran variedad de técnicas, estilos, colores, temáticas y clientes posibles. Cada artista escogió el trabajo que quería mostrar, pero se decidió que todas las obras compartieran el mismo formato para dar unidad a la exposición”.

APIAST
Fotografía de Montse Vega

¿Con qué técnicas que se reflejan en la misma y quiénes son las personas que exponen? “Las técnicas que más se repiten son la acuarela y el dibujo o pintura digital. Aunque también podemos ver técnicas de pastel o collage”. 

APIAST
Fotografía de Vendela Vrensk

Los Autores y autoras de la exposición son: Isabel Muñoz, Eva Rami, Enrique Fernández (autor de la imagen de portada de esta entrada en el blog), Ana Reguera, David A. Palicio, Cris Mencía, Marco Recuero, Nuria Álvarez, Montse Vega, Cinthya Álvarez , Angélica Rius, Nora García, Verónica Grech, Brezo Rubín, María Guija, Rubén Megido Cuinchi, Vendela Vrensk, Inés Martínez, Eva López, Guillermo Redondo, Luisa García, Rosa Martín, Quino Marín, Nanu González, Raquel Lagartos, Pablo Ballesteros, Óscar Vázquez, Julia Castaño, Bruno M. Tabares, Anxelu González, Angélica Chamorro, Goyo Rodríguez, Celia Pandiella, Clara Pergon, Diana Sobrado, Beatriz Llavona, Javier Rodríguez, Kiyary Do, Marina Saavedra, Alba Blanco Lobo, Ivor Arce Ormazabal, Sara Pérez, Paula Marco, Andrea Franceschi, Andrea Sotorrío, Vanessa Riesgo, Manuela Estevan , Ana Qu y Carolina Mattos.

Tenéis más información en la web de APIAST.

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