Patricia Metola y “La gota gorda”: “La expresividad de la acuarela me parece muy divertida. Esa falta de control me gusta”

Patricia Metola y “La gota gorda”: “La expresividad de la acuarela me parece muy divertida. Esa falta de control me gusta”

“Max Maximus era el único gigante del pueblo. Desde su altura podía ver el océano. Nadie en el pueblo había ido al mar. Max les hablaba de barcos, veleros, transatlánticos y redes llenas de pescados. Max era padre de Mini María, una niña muy lista, de brillantes ojos color café. Ella quería conocer el mar, pero cómo podría si su padre no podía pagar ningún alojamiento”.

Estas son algunas de las premisas de “La gota gorda”, una historia de Juan Villoro ilustrada, y de qué forma, por Patricia Metola. Aprovechamos la presentación de este libro que llevó a cabo Patricia en la librería El Dragón Lector, en Madrid, para quedar con ella y charlar un poco sobre su trabajo en este cuento que edita SM.

Al llegar a la librería, la responsable de El Dragón Lector nos recibió de una forma maravillosa. Tardamos pocos segundos en iniciar una conversación sobre ilustración y, en concreto, sobre el último premio Dragón Ilustrado, su segunda edición, que se le había otorgado a “Por qué los gatos llevan sombrero”, ilustrado por Ester García. A continuación, echamos un primer vistazo a “La gota gorda”, y ya entonces nos resultó un libro encantador y unas ilustraciones que te enganchan.

Al poco rato llegó Patricia Metola a la librería, cargada, con una gran carpeta bajo el brazo y un ordenador, herramientas para la presentación. Nos presentamos y con la ayuda de las libreras nos ubicamos en una especie de despachito en el interior de la librería, y, rodeados de libros, comenzamos nuestra conversación.

Lo primero que le preguntamos a Patricia fue cómo llegó este proyecto a sus manos. “Fue el año que me seleccionaron en Bolonia por “La Princesa Feliz”. Ya el año anterior también me habían seleccionado, y en esta ocasión, me llamo la editora, Teresa Tellechea, para decirme que les había gustado mucho el trabajo para “La Princesa Feliz”, y que tenían un texto muy bonito, de Juan Villoro, y que si me apetecía hacerlo. Me lo mandaron, era un texto muy tierno, de un papá y su hija, y que veían que era adecuado para mí”.

“Este trabajo, yo creo que es un poco más alegre y más luminoso. El libro trata de una relación entre un padre y su hija, y es una relación muy especial; él tiene mucho sentido del humor, ella es una niña muy inteligente. Al principio estaban como más distantes y, luego, poco a poco, fui trabajando sobre ellos y fui intentando encontrar cómo se sentían ellos por dentro, cómo era su relación, e intentar reflejarlo en el papel. Porque en realidad en el texto no suceden muchas cosas. Es un texto en el que no hay muchas situaciones que haya que contar, es más un texto exclusivamente sobre su relación, y un diálogo del gigante con él mismo y del gigante con su hija, y entonces yo veía que más que representar lo que estaba sucediendo, era tratar de contar esa relación entre ambos”.

“Con témperas y acuarela. Al principio trabajaba también con lápiz, y a veces cojo un poco el lápiz, pero normalmente, desde hace bastante tiempo, trabajo sobre todo con pinturas al agua. Me gusta mucho jugar con los trazos. Jugar con un trazo seco, con una aguada, ese trazo imprevisible, no saber muy bien qué va a pasar,… La expresividad de la acuarela me parece muy divertida. Esa falta de control me gusta”.

“Yo soy una persona muy desordenada, entonces en el trabajo también lo soy. Primero me leo el texto, y una vez que lo he leído, lo guardo y me dedico un poco a dibujar, sin estar pensando en cuáles son las escenas que suceden, qué ocurre,… Simplemente pienso en lo que me ha transmitido y dibujo todo el rato. Por ese camino lo que intento es acercarme a los personajes que hay, y al entorno que les rodea, a la atmósfera que tienen a su alrededor; y con todo eso, cuando voy acercándome un poco a ellos, que entiendo qué es lo que sienten, qué es lo que son, entonces vuelvo a retomar el texto y empiezo a pensar en todas las situaciones que suceden, y qué es lo que quiero contar. Después de eso, vuelvo a dibujar sobre eso, vuelvo a retomar algunos de los bocetos anteriores, hago un story, lo tiro a la basura (risas), vuelvo otra vez a dibujar,… El proceso que yo hago es muy largo, y de hecho hay veces que hay cosas muy del principio, que recupero, y otras que no se parece en nada lo del principio a lo del final”.

“Ahora he terminado con unos pequeños libros de Bruño; y luego tengo algunos proyectos personales, que nunca tengo el tiempo necesario y que me gustaría retomar. He hecho la portada de otro libro nuevo que va a sacar Narval, se llama ‘Calvino’, de Carlo Frabetti, y básicamente estoy con estas cosas”.