Óscar J. Vargas: “Cuando empiezas a ver al personaje con vida es bastante emocionante”

Óscar J. Vargas: “Cuando empiezas a ver al personaje con vida es bastante emocionante”

Comparto con Óscar J. Vargas una cosa, el barrio del Zaidín. Es y será mi barrio, aunque ya no viva allí, y es la procedencia de Óscar, que además, trabaja allí. Trabaja en el departamento de arte de la compañía granadina de animación Kandor Graphics, donde hemos quedado para la entrevista. Está lloviendo levemente, y subo esas empinadas escaleras (que ya he subido otras veces) que terminan en una placa con el nombre de la empresa y con una puerta a la izquierda.

Ya en el vestíbulo de Kandor, repaso la vitrina con los personajes a los que ha dado vida esta compañía, mientras espero que avisen a Óscar. En la vitrina no hay ningún “Oscar” (si hubo una nominación por el corto “La dama y la muerte”), pero sí dos premios Goya. Me paro en un póster con el Lince y Gus, el camaleón, caracterizados como Batman y Robin. Óscar, que ya está conmigo, está detrás de todos estos personajes.

“Todo lo que han sido anuncios de televisión, series, he tenido que ver en todos. He sido el responsable del diseño de personajes sobre todo. ‘El lince perdido’, ‘La dama y la muerte’, algunos proyectos que no han visto la luz todavía. Digamos que he sido una pieza importante en esos proyectos que se han desarrollado en los últimos años”.

Nos sentamos en uno de los dos silloncitos blancos que hay en el vestíbulo. Sin soltar las gafas que sujeta cerradas con su mano izquierda, Óscar me cuenta que su primer trabajo profesional de ilustración fue un cómic, pero que la experiencia no le gustó demasiado. Después, entró a trabajar en Kandor y aquí lleva 12 años, creando personajes que después cobrarán vida y saltarán del papel a la pantalla.

“Desde siempre me ha gustado dibujar. Mi madre me decía que dibujaba con una mano y comía con la otra por no perder tiempo. Es una cosa que me ha gustado siempre mucho, dibujar series infantiles, películas que me gustaban… Yo las recreaba. Entré en Bellas Artes y por aquella época me surgió trabajar para una editorial malagueña, que hacía unos cómics de fantasía heróica. Este sería mi primer trabajo remunerado, ya que antes sí que hice fanzines con amigos. Este fue el primer cómic que hice pagado. Una experiencia bonita, pero me sirvió para darme cuenta de que el mundo del cómic era, a lo mejor, solitario. Hoy en día los dibujantes de cómics se juntan en estudios para no aislarse. Yo por aquél entonces trabajé en casa, con fechas muy ajustadas, y digamos que me agobié un poco y no me gustó la experiencia. Después dí con la gente de Kandor Graphics, la empresa de animación en la que trabajo hoy en día. Es algo que nunca me había planteado, trabajar en el mundo de la animación. Entré aquí porque estaban buscando a alguien que le diseñara todo el arte de un proyecto y me gustó el mundillo. Empecé a leer bastante sobre animación, porque yo tenía al principio un estilo muy realista. Empecé a empaparme, a ver cómo se simplifican las cosas, cómo se busca la esencia de los personajes y de los escenarios… Me gustó y desde entonces estoy aquí en Kandor. Ya llevo 12 años”.

Este ilustrador granadino nos cuenta que trabajar en una compañía de animación pequeña tiene sus ventajas y sus desventajas. En el aspecto más negativo, por decirlo de alguna manera, es la diferencia de medios con respecto a las grandes productoras de animación, que hace que se trabaje de forma diferente, pero esa diferencia permite, por ejemplo, y hablamos ya del aspecto positivo, mucho más diálogo con los otros trabajadores y, por supuesto, con los otros ilustradores e ilustradoras del departamento de Arte. Como Óscar se encarga de la supervisión de Arte, procura que el personaje final que se ve en pantalla, mantenga lo máximo posible del dibujo original.

“Lo bueno es que, aparte de diseño de personajes, también hago supervisión de arte. Entonces yo me encargo de que lo que salga al final sea lo más parecido al diseño. Siempre se ganan cosas y se pierden otras. Al pasar de dimensión, siempre vas añadiendo riqueza como pelo real, texturas, luego a lo mejor pierdes frescura, inmediatez, porque el dibujo lo consigues con varios trazos, mientras que el 3D requiere mucho trabajo y mucha gente. Quizá lo más difícil sea coger a esa gente y ponerla a trabajar en la misma dirección. Al final yo estoy bastante satisfecho con lo que está saliendo”.

A pesar del paso del tiempo, cada vez que ve a uno de los personajes que cobra vida, es un momento emocionante.

“Aunque llevo ya doce años haciendo esto y viéndolo, es algo que siempre te sorprende. Cuando ves los primeros test de animación de tu personaje, siempre es muy bonito. Como una producción de este tipo puede durar unos cuatro años, al final estás deseando acabar, perder de vista al personaje. Pero los primeros momentos en los que lo ves, ves que funciona y analizas el camino que se ha recorrido hasta aquí, y ves al personaje con vida, es bastante emocionante” .

El ordenador ayuda, pero en la fase de diseño no es tan importante. Así nos lo cuenta Óscar, que reconoce que se ha acostumbrado demasiado a terminar los dibujos con el ordenador.

“En la parte de diseño siempre ayuda, pero no es necesario. Yo podría seguir usando mis lápices, la mesa de luces, calcar,… porque lo que cuenta es el dibujo, la idea. Pero hoy en día es fácil que todo el mundo utilice Photoshop, programas de retoque fotográfico para dar color a la imagen, arreglar cosas que en el papel no se pueden. Yo quizá me he acostumbrado mucho a terminar los dibujos con el ordenador. Al principio trabajaba más con el lápiz, los sombreaba, el original tenía más valía. Ahora lo que hago es un garabato y lo escaneo. Empiezo a recortar, pegar, cambiar proporciones. En el mismo tiempo te ofrece muchas posibilidad, muchas variaciones, cosas que, a mano, siempre son más tediosas”.

¿Cómo son las ilustraciones y los dibujos de Óscar?

“Eclécticas. Yo lo bueno y lo malo que tengo, es que tengo muy buena boca. Me gustan muchas cosas distintas, muchas tendencias. Igual hago una ilustración más cartoon, más caricaturesca, que otra más realista. Siempre sin llegar al hiperrealismo. Entre el cartoon y el realismo me muevo muy cómodo. En el trabajo adopto más el estilo cartoon y fuera, cuando dibujo, hago cosas más realistas”.

“Me dan miedo las técnicas manuales”, reconoce Óscar Jiménez, que cuando le preguntamos por la técnica con la que se encuentra más cómodo, se “tira” para lo digital.

“Digital. Prácticamente de siempre. Dibujo a lápiz, a lo mejor entintado, y enseguida lo escaneo. Empiezo a retocarlo, le doy colores digitales con filtros, con capas, … Hoy por hoy con digital. Me dan miedo las técnicas manuales. Como la acuarela, por ejemplo, hay que tener ‘muchos huevos’ para pintar con la acuarela, porque no hay marcha atrás. Yo un problema que tengo es que soy muy indeciso. Entonces dibujo algo, retoco, arreglo, voy para atrás, le doy la vuelta, y esto con las técnicas más artesanales es más engorroso”.

Óscar es un “tío grande”, y lo es, creo, en muchos sentidos. En su blog reconoce que le gusta dibujarse. Su foto de perfil es un dibujo, aunque en éste no lleva barba. Su otro dibujo que me ha llamado la atención es el que refleja cómo se ve de hombre mayor. Lo primero que te dice ese dibujo es que este “tío”, es un cachondo. Me quedo con un detallito, esa especie de llavero que cuelga del bastón. Es “Supercoco”. Y ya tenemos otra cosa en común. Me da que es la generación.

En su blog también reconoce que no suele dibujar mucho cuando vuelve a casa del trabajo. Aún así, en su mente hay un proyecto que le gustaría que viera la luz, una especie de recopilación de sus ilustraciones, o un cuento juvenil.

“Me gustaría sacar una recopilación de ilustraciones sin texto. O un texto que me inspire, sin llegar a ser un cuento. O, quizá, una obra en la que lo primordial sea la ilustración. Los cuentos también me llaman la atención, más juveniles que infantiles. Artículos de revistas, también me gustaría ilustrar. Una asignatura pendiente que tengo, el hacer cosas fuera. En el trabajo tenemos una fecha para acabar la película y luego no hay mucho tiempo para hacer otras cosas en casa”.
Antes de terminar la entrevista le hago a Óscar una última pregunta. De todos los personajes con los que ha trabajado en Kandor, ¿con cuál se queda?

“Pues yo creo que con la Muerte de “La dama y la muerte”. Es un ‘currele’ que quiere hacer su trabajo y está cabreado y estresado. Lo único que quiere es acabar su trabajo y volver a casita a ver el partido de fútbol. Sí, me quedo con La Muerte”.

Nos despedimos y al darle la espalda, vuelvo a echar un vistazo a la vitrina con los personajes. Detrás de ellos hay un trocito de Óscar. Lo que no había dicho es que justo detrás de mí, durante toda la entrevista, había un personaje “guardándome” la espalda. Sí, “La Muerte”, compartiendo cartel a la entrada de los estudios.