Noticias
Manuel Marsol y «Ahab y la Ballena Blanca»: «Creo que no hay una manera correcta de llegar a un dibujo, para mí el azar es tan importante o más que lo que buscamos conscientemente»

El capitán Ahab está decidido a encontrar a Moby Dick y no se detendrá hasta dar con su vieja y gigantesca enemiga. Emprende una aventura llena de riesgos y emociones: monstruos marinos que lo atacan, peligrosas rayas al acecho, inexplicables icebergs calientes, cuevas habitadas por caníbales… pero ni rastro de la ballena. ¿En dónde tiene que buscar Ahab para encontrarla? Una mirada original y novedosa a uno de los clásicos más queridos de la literatura.
Así nos presenta Edelvives su tercer Premio Internacional de Álbum Ilustrado, «Ahab y la ballena blanca», un magnífico trabajo de Manuel Marsol que no deja indiferente a ninguna de las personas que abren sus páginas y se sumergen en sus «aguas». Con este ilustrador hemos charlado de los entresijos de este proyecto.
¿Cómo nació este proyecto? ¿Fue a raíz del premio o ya tenías algo previo? «Fue a raíz de leer la convocatoria del premio. Se pedía un álbum que estuviese basado en un mito, leyenda, cuento popular o historia conocida. Y pensé en Moby Dick, una de mis novelas preferidas. Su poder evocador es tan grande que puede considerarse un mito moderno a la altura de los clásicos griegos, pese a ser una novela escrita “sólo” hace 150 años. También se juntó que quería hacer un álbum sobre el mar, y aunque ya tenía algún proyecto de escuela en este sentido, aquí empecé de cero. La novela de Melville estaba de fondo, era la excusa, y de ella cogí sólo ciertas cosas como la atmósfera que yo recordaba cuando la leí por primera vez hace unos años».
¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de esta obra de arte? «Yo creo mucho en la capacidad de pensar a través del dibujo. Es decir, empezar a dibujar no teniendo demasiado claro a dónde vas a llegar. Antes de ponerme a dibujar no sabía que la historia acabaría siendo como fue finalmente. Dibujé con los recuerdos que yo tenía de Moby Dick, y con mi gusto por los misterios de las profundidades del mar. Para mí la atmósfera es importantísima para desencadenar la intuición. Te pongo un ejemplo: empecé a dibujar una ballena blanca gigante que emergía a la superficie, y ahí vi como una isla con palmeras, algo que se ha ilustrado en infinidad de ocasiones. Luego dibujé un acantilado con la forma redondeada de la cabeza de la ballena. En ese punto aún no sabía cómo sería la historia. Y poco a poco me di cuenta de la relación que había entre uno de los grandes temas de Moby Dick (la obsesión) y lo que yo estaba haciendo».
«Y poco a poco, después de muchos dibujos que se salían del tema, y de bocetos del tamaño de un sello imaginando escenas de ballenas escondidas en el paisaje, la intuición se puso a trabajar y pensé que sería divertido ver a un Ahab obsesionado buscando algo que en realidad tenía siempre delante. El “accidente” es una parte importantísima de mi trabajo, pero también hubo mucho de documentación: leí monográficos sobre Moby Dick, volví a ver la peli de John Huston, a leer pasajes de la novela, referencias de todo tipo en internet… todo ayuda a que de repente, salte la chispa. Hay gente que funciona con una idea muy clara de lo que quiere contar y cómo lo quiere contar antes de ponerse. En mi caso dejo que mis obsesiones, la intuición y la documentación hagan el trabajo. Pero luego tengo un punto muy racional que me frena y me ordena a partes iguales. También me atasqué un montón de veces».
¿Qué idea querías transmitir con esta historia? ¿Quizá que cuando nos obsesionamos con algo, no somos muy capaces de ver con claridad? «Yo quería transmitir sobre todo emociones relacionadas con mis recuerdos de infancia sobre el mar (la oscuridad, lo desconocido, lo fantástico, etc) y con eso que a uno se le queda cuando lee algo que le gusta y que luego le resulta imposible de contar con palabras. Me refiero a emociones relacionadas con Moby Dick que se habían quedado ahí al leer la novela. Como cuando sueñas algo y en tu cabeza está muy claro, pero tratas de contárselo a alguien y entonces deja de ser lo que era. En parte esa es la gracia del arte, tratar de expresar algo sin saber cómo. Pero es curioso que fuese saliendo a flote, como una ballena, el tema de la obsesión. Y no hablo tanto de la obsesión del Ahab de Melville, sino de la obsesión que yo mismo podía tener con querer hacer un trabajo bonito. Cualquiera que se dedique a la creación puede sentirse identificado con esa sensación de estar dando vueltas y vueltas a una idea y no dar con la tecla por la simple razón de estar encima de ella».
«Me gusta pensar que el tema surgió del propio proceso, de esa sensación de estancarse frente a algo que te obsesiona y te ciega. Y cuando tomas distancia, o dejas de pensar tanto en ello (que en mi caso fue proponerme disfrutar de dibujar sin pensar demasiado en qué iba a salir de todo ello) de repente las piezas encajaron. Y luego hay una parte de misterio, de lo inexplicable que es el mundo (en este caso el mar) que tiene unas reglas propias que nunca vamos a entender. Eso que sentía de niño cuando buceaba con mi hermana, un lugar tan cotidiano como fantástico, donde una medusa podía ser también una invasión extraterrestre de huevos fritos (cualquiera que se haya bañado en el mar menor de Murcia en los 90 con sus plagas veraniegas sabe de lo que hablo)».
¿Qué nos puedes contar de las ilustraciones? ¿Qué tienen de característico? ¿Están en la línea de otros trabajos? «Me resulta muy complicado decir qué tiene de característico mi trabajo. Puedo hablar de lo que me interesa conseguir, que supongo que será parecido a lo que busca cualquier persona que se dedica a esta profesión. Y tiene que ver con encontrar una manera de expresarte que no esté trillada, que no se recree demasiado en sí misma, que no caiga en el virtuosismo. Yo no soy un gran dibujante, no domino el estilo realista, pero me gusta eso que alguien dijo de que nuestros defectos hacen nuestro estilo. A mi me gusta mucho jugar con el accidente, con manchas que sugieren formas mucho más interesantes de lo que yo sería capaz de dibujar de manera consciente. En el arte me suele interesar esa mezcla entre control y descontrol que tienen pintores como Picasso o Bacon. Prefiero que la emoción prevalezca sobre el exceso de control de la obra, sobre la floritura. Y en estas ilustraciones de “Ahab y la Ballena Blanca” hay mucho de azar, muchas pruebas, errores, y también mucho accidente digital (por ponerle un nombre). Hablo de digitalizar un dibujo y empezar a tocarlo sin saber muy bien dónde acabará y de repente sorprenderte hasta el punto de pensar “esto no lo he hecho yo” y esa sensación, que al principio me incomodaba, ahora me gusta. Creo que no hay una manera correcta de llegar a un dibujo, para mí el azar es tan importante o más que lo que buscamos conscientemente. Porque da lugar a la sorpresa».
¿Con qué técnica trabajaste? ¿Es la que utilizas habitualmente? «Pues utilicé un poco de todo. Hay collage, acrílicos y algo de óleo, lápices, papel de lija, tinta china e incluso pintura plástica de pared. También hay mucho retoque y collage digital. Siempre he tirado por ahí, por ese mundo más matérico o pictórico. Pero me interesa ir cambiando, y últimamente he probado a hacer algunos proyectos directamente en digital, usar tintas limitadas, etc. Hay gente que le gusta probar una técnica diferente en cada álbum. Yo no llego a tanto, pero está bien variar para no perder la capacidad de sorpresa (no tanto para el público sino para uno mismo)».
La textura de las páginas es una de las cosas que más llama la atención… ¿qué nos puedes contar de este aspecto? «Creo que en parte puede tener que ver con esa intención de transmitir el mundo del mar. La pintura desconchada de la madera de las barcas de pescadores, las algas sobre los ladrillos hundidos en el fondo, las escamas, las caracolas, los caparazones de los crustáceos, los tentáculos del pulpo, etc. Recuerdo perfectamente estar de pequeño mirando las algas a través de las gafas de bucear. Me tumbaba donde no cubría, y prácticamente tocaba el fondo con la nariz. De repente, aparecía un pez de debajo de la arena, o una caracola que creía vacía se ponía a andar dejando surcos sobre el suelo. Recuerdo también la sensación de tener peces en la mano (mújoles, para ser más concretos, o peces zorro que se escondían en los ladrillos), de la textura de la piel que a veces raspaba. O de las rocas de la playa, llenas de escondites. También tiene que ver con un tablero grande de madera que pinté con mi familia, lleno de peces (de hecho hay más de uno escondido por el álbum), donde pegábamos conchas, estrellas y caballitos secos que encontrábamos en la playa (sí, antes había muchísimos, hablo del año 89)».
«Por otro lado, en algunas de esas texturas también hay mucha influencia del pintor abstracto madrileño López-Soldado. Crecí rodeado de sus cuadros, pues era uno de los mejores amigos de mi padre. Cuando dejé la publicidad para dedicarme de lleno a esto, pasé unos meses pintando con él y me enseñó algunas de sus técnicas. Yo las adopté de una manera natural, ya traía esa sensibilidad por lo orgánico, lo matérico y las texturas desde niño, pues su increíble mundo siempre me fascinó hasta el punto de pasar la mano por encima de sus cuadros, esculturas o cualquier cosa que hiciese. Por eso me gusta cuando veo que la gente pasa la mano por encima de la hoja del libro como esperando encontrarse con algo rugoso, esas sensaciones que yo tenía, por ejemplo, al sostener un pez».
¿Qué pasó la primera vez que tuviste entre tus manos una joya editorial como esta? (A mi me lo parece) «Jaja, muchas gracias. Lo disfruté mucho, ¡es mi primer libro! aunque he de decir que también veo cosas que ahora cambiaría. Creo que, como le pasa a Ahab, hasta que no tome un poco de distancia no podré verlo en condiciones. Me gustaría pensar que es un libro para leer más de una vez, pues he querido esconder un montón de tesoros y secretos en él, siguiendo los pasos de Silver el Largo, Garfio o Le Chuck».
¿Algún nuevo proyecto entre manos? «Sí, estoy acabando lo que será mi segundo álbum, que parte de las ilustraciones que seleccionaron en la Feria de Bologna de este año. Se llamará Astro, y tiene ciertas conexiones con Ahab y la Ballena Blanca. Pero esta vez los misterios no vienen del mar sino de arriba, del Espacio».
«También trabajo en un álbum a partir de las ilustraciones que premiaron en el Catálogo Iberoamericano de Ilustración, de un gigante rojo con un árbol en la cabeza que guarda una casita de madera como un tesoro. Y tengo varios proyectos de distintos editores para ilustrar relatos de autores clásicos como Kafka. Mientras, sigo haciendo ilustraciones animadas para las tiendas Tiger».
Cómic
La memoria contra el olvido en la muestra de Paco Roca

El Instituto Cervantes alberga la exposición ‘La memoria. Viaje emocional por los cómics de Paco Roca’, que recoge más de 70 piezas del autor de ‘Arrugas’ con las que propone un recorrido para «vencer el olvido» a través de viñetas que van desde la memoria silenciada de los exilados españoles hasta enfermedades como el alzhéimer.
En total, la muestra, además de con cuatro murales con dibujos inéditos, cuenta con 19 viñetas enmarcadas y 51 piezas originales en vitrina, entre páginas, bocetos, apuntes, guiones y fotografías de referencia. Todas ellas obras desde el año 2007 hasta la actualidad, provenientes de la colección privada del autor, y que recorren desde el dibujo hasta la impresión digital.

El hilo conductor de la muestra es la memoria, tanto en su vertiente histórica como en la emocional y la identitaria, temas recurrentes en la obra del artista, que cuenta en su haber con títulos como ‘Los surcos del azar’, ‘El abismo del olvido’, ‘Arrugas’ o ‘Regreso al Edén’.
Para el director del Cervantes, Luis García Montero, Roca ha organizado una exposición «luminosa y llena de color», lo que supone una apuesta significativa por la memoria. «Los ejercicios de memoria de hoy, más que invitar a un recuerdo en blanco y negro, tienen que invitar al color, porque se trata de recordar lo vivido sin mentiras», ha apuntado. En este sentido, ha defendido que la memoria en la obra del autor no se convierta en «una vuelta a las heridas del pasado», sino un ejercicio de recuerdos a través de imágenes y palabras. «Porque las palabras también son importantes y en ellas cabe algo más que un vocabulario: memoria, olvido, miedo, justicia…todas ellas nos invitan a pensar por dentro la realidad», ha destacado García Montero.

En esta exposición, coorganizada junto al Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática y que estará hasta el próximo 28 de septiembre, se recoge obra original, viñetas, bocetos, guiones y fotografías de Paco Roca, premio Nacional de Cómic (2008). Se trata de un recorrido estructurado en tres partes, cada una representada a través de un mapa emocional y la correspondiente obra del autor. Por un lado, la memoria histórica, centrada en cómics como ‘Los surcos del azar’ y ‘El abismo del olvido’, donde se abordan testimonios, injusticias, reconstrucción del pasado o memoria visual. Por el otro, la memoria e identidad, cuando a partir de ‘Arrugas’ se aborda la memoria como un elemento clave en la construcción de la identidad, reflejando el impacto del paso del tiempo y la pérdida de recuerdos. Por último, la memoria familiar, enfocada en ‘Regreso al Edén’ y ‘La casa’, en la que se profundiza en los recuerdos íntimos y la herencia emocional.

La lucha «contra el olvido» de Paco Roca
Se exhiben originales de estos cómics: páginas, bocetos, apuntes, guiones y fotografías de referencia, además de disponer un bodegón con dibujos recortados de distintas obras del autor. «Nos pasamos la vida luchando contra el olvido, queriendo mantener el recuerdo de lo vivido, de las personas que ya no están o de nuestro pasado como sociedad», señala Paco Roca, quien explica que esta muestra gira en torno a esa «preocupación» del ser humano en su lucha por mantener los recuerdos.
«En cierta manera se parece a un viaje en el que de camino a nuestro destino nos paramos a descansar en un lugar, un lugar pintoresco: nos detenemos a comer en un merendero de la infancia, nos desviamos a ver un sitio sugerente, y el azar nos hace parar en un sitio inesperado», apunta, asegurando que esta muestra es una recopilación de «lugares a los que se vuelve una y otra vez, recuerdos, testimonios o fobias».

La España «desmemoriada»
Para el dibujante, existe un riesgo al dejar de lado la memoria, en especial con las nuevas generaciones. «Es nuestra identidad y somos parte de nuestro pasado. Como dijo Orwell, quien controla el pasado controlará el futuro y ese es el peligro: España a la fuerza se ha hecho desmemoriada y es un grave riesgo no saber de dónde se viene», ha afirmado.

De hecho, Paco Roca ha hecho una crítica a que esa desmemoria actual permite que «todo quepa y acabe siendo un gran embarramiento en el que no se entiende nada». «Ahora ser fascista o franquista es lo más moderno entre determinados chavales y eso es el gran peligro de desconocer el pasado», ha lamentado.
La muestra se puede visitar hasta el 28 de septiembre.
Cómic
COMICMED, el encuentro que conecta el cómic con el Mediterráneo

La Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, con la colaboración del Polo Nacional de Contenidos Digitales del Ayuntamiento de Málaga, han celebrado la primera edición de COMICMED, un encuentro que ha abordado el mundo de la novela gráfica y el cómic producido o vinculado con el Mediterráneo.
La programación, plagada de importantes creadores del género, ha combinado conversaciones con autores, talleres prácticos para público infantil y juvenil, y una innovadora propuesta que fusiona cómic con música electrónica con aires marroquíes al ritmo de la DJ Hajar Lagranja.

El cartel de esta primera edición ha sido realizado por Nadia Hafid (Tarrassa, 1990), ilustradora de ascendencia marroquí cuyas obras han sido varias veces portada en ‘El País’, además de aparecer en artículos en medios internacionales como ‘The New York Times’, ‘The New Yorker’ y ‘The Washington Post’, entre otros. Su nuevo trabajo, ‘Mal olor’, recientemente ganador del premio Finestres, ha visto la luz en castellano este mes y los asistentes a COMICMED han podido tener acceso a el en primicia. Nadia protagonizó una de las mesas de este encuentro, en la que conversó con Javier Alonso, director del programa ‘Territorio 9’ en Radio 3.



Siguiendo con autores de gran nivel, el festival ha traído por primera vez a España a dos creadores que, sin ser de origen mediterráneo, acuden con una obra cuya temática está muy presente en este mar y que, además, entronca a la perfección con los valores que promueve Tres Culturas de solidaridad, diversidad, inclusión y esperanza. Se trata de Victoria Jamieson y Omar Mohamed, que conversaron sobre la historia que les unió: la multipremiada ‘Cuando brillan las estrellas’, inspirada en las vivencias del propio Omar Mohamed en los campamentos de refugiados de Dadaab, en Kenia.

También tuvieron cabida los cómics que dan el salto a la gran pantalla a partir del exitoso caso de ‘Robot Dreams’, el primer cómic de la escritora de libros infantiles Sara Varon que el director Pablo Berger plasmó en una inolvidable cinta que llegó a optar al Oscar como Mejor película de animación el pasado año. Ambos desgranaron los detalles de esta colaboración que ocupa un lugar de privilegio entre las producciones cinematográficas nacidas de un cómic.

Y si la historia de ‘Robot Dreams’ viajó desde Estados Unidos hasta España para llegar al celuloide, el mismo trayecto, pero a la inversa, es el que realizan las obras de Natacha Bustos (nacida en Ibiza en 1981, aunque malagueña de adopción) y Carmen Carnero (Málaga, 1983), dos españolas que triunfan en Marvel y DC. La primera de ellas con cómics como Moon Girl and Devil Dinosaur, fue elegida por Marvel como una de las ocho artistas más prometedoras de la próxima generación en 2020; mientras que la segunda trabaja para esta misma compañía en exclusiva desde 2018, donde fue incluida en 2019 en el programa de artistas de élite de Marvel ‘Stormbreakers’.


Igualmente por su importante proyección, destaca el reconocido dibujante e historietista Diego Galindo (Sevilla, 1978), que conversó con la profesora e ilustradora Cristina Peláez sobre su experiencia adaptando Stranger Things al cómic, explorando los retos y oportunidades de trasladar esta exitosa serie. Comentaron sus inicios, y Diego confesó que «siempre fue primero la imagen, el dibujo. Yo al principio miraba los cómics, más que los leía».

Por último, cabe mencionar a Wilfrid Lupano, (Nantes, 1971), con quien se analizaron libros como ‘La bibliomula de Córdoba’, del que es guionista, y en el que muestra el poder de la cultura y el conocimiento como barrera ante los totalitarismos. Wilfrid habló sobre el proceso de investigación y documentación para el libro. «Era difícil poner en imágenes un universo que no había sido representado. Era como poner una primera piedra», indicó. Lupano señaló el trabajo enorme de investigación que había realizado también el ilustrador, y apuntó a la idea de sacar a la luz temas como la arquitectura y también toda la producción de la Gran Biblioteca de Córdoba. «En occidente la construcción de Catedrales era un gesto económico y político fuerte. La construcción de Bibliotecas también lo era». Definió a ‘La bibliomula de Córdoba’ como una «mula movie», una road movie a ritmo de mula, en la que se expresa su amor a la cultura y los libros. «El libro es un objeto con una fragilidad increíble… y a pesar de todo, todo el saber ha llegado hasta nosotros porque ha habido personas que han hecho la conservación, las copias… Siempre algunas escapan hasta la civilización siguiente».


Además, fue uno de los protagonistas de los talleres infantiles a partir de su obra El lobo en calzoncillos en el apartado COMICMED KIDS, donde también se ofreció otro taller que aúna creación con nuevas tecnologías para la creación de videojuegos y uno para público adolescente en el que Natacha Bustos mostró cómo dibujar superhéroes.

En resumen, una programación diversa y heterogénea en la que se habló mucho de cómic, pero también de nuevas técnicas de creación, universos digitales y fusión con otras artes.
Cómic
Málaga se convierte en el centro del cómic mediterráneo con la primera edición de COMICMED

La Fundación Tres Culturas y el Polo de Contenidos Digitales de Málaga organizan la primera edición de COMICMED del 6 al 8 de marzo en las instalaciones de Tabacalera con la presencia de creadores como Benjamin Lacombe, Victoria Jamieson, Sara Varon, Pablo Berger, Nadia Hafid, Natacha Bustos, Wilfrid Lupano y Carmen Carnero.
La Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, con la colaboración del Polo Nacional de Contenidos Digitales, del Ayuntamiento de Málaga, presenta la primera edición de COMICMED, un encuentro sin precedentes que abordará el mundo de la novela gráfica y el cómic producido o vinculado con el Mediterráneo.
La programación, plagada de importantes creadores del género, combina conversaciones con autores, tres talleres prácticos (para distintas franjas de edad: adultos, adolescentes y niños) y una innovadora propuesta que fusiona cómic con música electrónica con aires marroquíes al ritmo de la DJ Hajar Lagranja.

El cartel de esta primera edición ha sido realizado por Nadia Hafid (Tarrassa, 1990), ilustradora de ascendencia marroquí cuyas obras han sido varias veces portada en ‘El País’, además de aparecer en artículos en medios internacionales como ‘The New York Times’, ‘The Economist’, ‘The New Yorker’ y ‘The Washington Post’, entre otros. Su nuevo trabajo, ‘Mal olor’, recientemente ganador del premio Finestres, verá la luz en castellano en este mes de marzo y los asistentes a COMICMED podrán tener acceso a ella en primicia.

Otro de los grandes nombres propios del festival es Benjamin Lacombe (París, 1982), considerado uno de los ilustradores más importantes del mundo, con un estilo muy marcado y personal que le lleva a concebir cada dibujo como una auténtica obra de arte: figuras pálidas, de grandes ojos y una mezcla de fragilidad y potencia visual.

Siguiendo con autores de gran nivel, el festival traerá por primera vez a España a dos creadores que, sin ser de origen mediterráneo, acuden con una obra cuya temática está muy presente en este mar y que, además, entronca a la perfección con los valores que promueve Tres Culturas de solidaridad, diversidad, inclusión y esperanza. Se trata de Victoria Jamieson y Omar Mohamed, que conversarán sobre la historia que les unió: la multipremiada ‘Cuando brillan las estrellas’, inspirada en las vivencias del propio Omar Mohamed en los campamentos de refugiados de Dadaab, en Kenia.

También habrá lugar para los cómics que dan el salto a la gran pantalla a partir del exitoso caso de Robot Dreams, el primer cómic de la escritora de libros infantiles Sara Varon que el director Pablo Berger plasmó en una inolvidable cinta que llegó a optar al Oscar como Mejor película de animación el pasado año. Ambos desgranarán los detalles de esta colaboración que ocupa un lugar de privilegio entre las producciones cinematográficas nacidas de un cómic.
Y si la historia de Robot Dreams viajó desde Estados Unidos hasta España para llegar al celuloide, el mismo trayecto, pero a la inversa, es el que realizan las obras de Natacha Bustos (nacida en Ibiza en 1981, aunque malagueña de adopción) y Carmen Carnero (Málaga, 1983), dos españolas que triunfan en Marvel y DC. La primera de ellas con cómics como Moon Girl and Devil Dinosaur, fue elegida por Marvel como una de las ocho artistas más prometedoras de la próxima generación en 2020; mientras que la segunda trabaja para esta misma compañía en exclusiva desde 2018, donde fue incluida en 2019 en el programa de artistas de élite de Marvel ‘Stormbreakers’.

Por último, cabe destacar a Wilfrid Lupano, (Nantes, 1971), con quien analizaremos libros como ‘La bibliomula de Córdoba’, del que es guionista, y en el que muestra el poder de la cultura y el conocimiento como barrera ante los totalitarismos. Además, será uno de los protagonistas de los talleres infantiles a partir de su obra ‘El lobo en calzoncillos’ en el apartado COMICMED KIDS, donde también se ofrecerá otro taller que aúna creación con nuevas tecnologías para la creación de videojuegos (en el Campus 42) y uno para público adolescente en el que Natacha Bustos mostrará cómo dibujar superhéroes.
En resumen, una programación diversa y heterogénea en la que se hablará mucho de cómic, pero también de nuevas técnicas de creación, universos digitales y fusión con otras artes. Una iniciativa en la que, además, se han implicado otras entidades e instituciones como el Centro Andaluz de las Letras, la Fundación Telefónica, el Instituto Francés y las editoriales Maeva, Edelvives, Norma Editorial, Apa Apa Cómics y Penguin Random House.
El acceso a todas las propuestas de este festival será gratuito previa inscripción en la página web de la Fundación Tres Culturas (www.tresculturas.org). Asimismo, los interesados podrán adquirir ejemplares en el punto de venta que habilitará la tienda Cómic Stores en el mismo festival.
-
Álbum Ilustrado3 semanas ago
Antonio Lorente y los relatos de misterio de ’13 de fantasmas’
-
Álbum Ilustrado1 mes ago
Edu Flores se sale del guión con ‘Tres Tigres Tiquismiquis’
-
Álbum Ilustrado2 semanas ago
Nono Granero nos presenta a ‘La hacedora de barcos’
-
Álbum Ilustrado1 mes ago
Marta Sevilla y el viaje de ‘Pipo y Bruma viven aquí’
-
Álbum Ilustrado1 mes ago
Susana Matos y la experiencia en ‘Las manos de mi abuela’
-
Cómic1 mes ago
Lou Lubie y los superdotados en ‘Como un pájaro en una pecera’
-
Álbum Ilustrado3 semanas ago
Ana Pez y las preguntas alrededor de ser ‘Más mayor’
-
Cómic1 mes ago
La memoria contra el olvido en la muestra de Paco Roca