“Mamá se va a la guerra” y “Tiempo para más cuentos” son dos títulos que abordan una enfermedad, el cáncer. Cuento de Luz edita “Mamá se va a la guerra”, escrito por Irene Aparici e ilustrado por Mónica Carretero. Pintar-Pintar es la encargada de editar “Tiempo para más cuentos”, escrito por Concha de la Hoz e ilustrado por Alberto Pieruz.
Nosotros hemos querido acercarnos al modo en que estos dos ilustradores, Mónica Carretero y Alberto Pieruz, han abordado este tema con sus lápices. Dos maneras de llevar a los niños una historia difícil y dos maneras de ilustrarlo…
Mónica Carretero: “El texto llegó a mí a través de la editorial “Cuento de Luz”. Me llamó Ana Eulate, la editora, y me comentó que tenía un texto que había escrito una mujer con cáncer. Me decía que era un cuento bonito, lleno de esperanza que había escrito esta madre, Irene Aparici, cuando pensó en cómo contar a sus hijos lo que estaba pasando en su cuerpo debido a la enfermedad”.
Alberto Pieruz: “La historia me llegó a través de la editorial Pintar-Pintar. Me pareció una historia valiente y con un final muy bonito que no traiciona el espíritu de la historia”.
Mónica Carretero: “Pensé que era un reto. Porque aunque Irene había convertido el desagradable y difícil proceso de esta enfermedad en una historia “épica” y eso daba grandes pistas, no sabía muy bien si meterme con las ilustraciones siempre en el interior del cuerpo, o utilizar metáforas con las imágenes… Tardé unos días en saber qué hacer. Siempre, antes de comenzar un cuento lo duermo, tanto a la hora de la siesta como por la noche. Es en esos momentos previos a quedarme dormida, cuando pienso, pienso y pienso. Dejo volar mi imaginación. Me vienen un montón de imágenes, se recolocan en mi cabeza un montón de ideas, me escucho. Pero nunca me meto prisa, porque cuando me relajo y me dejo llevar es cuando acierto y más cómoda me siento haciendo lo que he pensado-soñado. Hay cuentos que veo clarísimos desde la primera lectura y otros que tardo un poquito más”.
Alberto Pieruz: “Para mí ilustrar es como poner música a una película. Me gusta buscar el tono adecuado para cada historia y a la vez, si es posible, enriquecer la visión del texto sin traicionarlo. Tal vez el reto fuera escribirlo para Concha, la escritora. Ilustrarlo fue para mí simplemente dibujar lo que el texto me pedía”.
Mónica Carretero: “Las ilustraciones son coloristas, creo que transmiten optimismo, ternura, amor y también humor. Todo lo que me parece fundamental en esta vida para tratar cualquier cosa”.
Alberto Pieruz: “Empecé haciendo bocetos pequeños de la secuencia de imagenes. Después, cuando estuvo todo decidido pasé a dibujar a lápiz cada escena. Una vez escaneado dí color en el ordenador, a modo de collage”.
Mónica Carretero: “Como decía antes tardé unos días en dar forma a todo, pero ilustrar este cuento no me supuso ningún reto por el hecho de que fuese dirigido a los niños, en todo caso eso siempre me facilita el trabajo en mi carrera profesional, pues me siento muy cercana a su manera de ver la vida. Me siguen sorprendiendo muchas cosas que me sorprendían cuando era niña, sigo viendo la vida en muchas ocasiones con los miedos, la ingenuidad, la tremenda curiosidad y a veces la osadía de los niños. Por eso cuando dibujo no hago ningún esfuerzo especial a la hora de dibujar, porque esas ilustraciones vayan dirigidas a niños, simplemente me dejo llevar, simplemente soy yo. Lo que si que hago es a la hora de los detalles pensar en qué me hacía reír cuando miraba y leía un cuento, qué cosas me gustaba encontrar”.
Mónica Carretero: “La enfermedad la dibujé en forma de hombres grandes y pálidos, mal encarados y vestidos todos iguales: camiseta de rayas, pantalones negros, botas negras y sombrero negro. Quería que pareciesen malos pero que se viese que se podía con ellos, que no eran invencibles. Utilicé acuarela, y los últimos retoques y composiciones con el ordenador. Siempre trabajo con acuarela. Es mi base para todo y luego según me apetezca la enriquezco con otras cosas”.
Alberto Pieruz: “La enfermedad no la dibujé en el personaje con cáncer. Me centré en crear algunas escenas de incertidumbre y soledad en los personajes que rodean al enfermo”.
Mónica Carretero: “Al principio hablamos para el tema de los personajes pues tanto ella (Irene Aparici) como la editora querían que se pareciesen a los personajes reales. Pero es curioso que antes de saber que querían que existiera este parecido yo dibujé a la reina y resultó ser como Irene. Luego sus hijos, su exmarido, su médico, todos se parecen como gotas de agua a los reales. Una vez que tuvimos esto claro, ya no volví a hablar de las ilustraciones con ella hasta que las terminé. Aunque sí que seguía su blog y nos escribíamos. Yo así sabía cómo se encontraba y sobre todo veía y sentía lo valiente que es, y eso me sirvió para que las ilustraciones estuvieran cargadas de esperanza y de mucho, mucho cariño”.
Alberto Pieruz: “Concha es estupenda. Es un regalo encontrarte de repente un texto tan original, valiente y bien escrito. No la conocí hasta después de terminado el trabajo, así que tuve libertad total para equivocarme yo solo”.