Cuando me dí la vuelta y me disponía a dirigirme a la puerta para salir de la habitación, miré a la pared y entonces comprendí aquella mirada de mi interlocutor hacia esa pared mientras charlábamos. Allí había un gran cuadro con una ilustración, firmada por JAN, sí, el creador de Superlópez, y padre de nuestro entrevistado, Carlos López.
Rebobinamos ahora hasta que, en lugar de salir por aquella puerta, yo entraba por ella, al estudio de Carlos. Un ventilador refrescaba nuestra conversación. Carlos se dedica actualmente más a la animación. Ha participado en series como “Los Fruitis” o “Las tres mellizas”, y sigue dibujando cómic para una revista.
“Yo soy el hijo de un dibujante y, o hacía algo serio o me ponía a dibujar. Cuando acabé el servicio militar empecé a dibujar en dos ramas, con un cómic en Ediciones B y con la animación, con una productora haciendo “Mofli, el último koala”. A partir de ahí fui combinando las dos cosas, pero en poco tiempo me decidí por la animación, que era lo que realmente me daba de comer. En el cómic estaba mi padre entonces y, era difícil. En la animación enseguida conseguí ser un profesional que llegaba a fin de mes. Hasta ahora he estado haciendo animación y, eventualmente, ilustración y cómic”.
“La animación es un proceso muy de cadena de trabajo. Intervienen muchas personas, muy especializadas. Hablamos de animación 2D, yo animación 3D no hago. Pero, diferente a la ilustración, sí, porque la animación dibuja el movimiento. Es muy importante el grafismo, eso lo marca la dirección de arte, pero lo que realmente un animador tiene que hacer es interpretar la realidad, mover. Un animador en principio tiene que preocuparse menos por dibujar bonito, sino que tiene que dibujar realmente bien el movimiento. Es un actor realmente, lo que pasa que hace actuar a los dibujos. Es un dibujo que no es estático, que se mueve, son en realidad muchos dibujos. Ese personaje puede adoptar posturas que en una ilustración igual quedarían raras. En los fotogramas de las películas, se ven algunos que son feos, sí, porque son dibujos que en ese momento del movimiento son poco bonitos de ver, pero eso en continuidad, viendo el movimiento, queda bien”.
“Tengo un estilo muy influenciado por mi padre y por otros dibujantes de ‘Bruguera’. Pero también muy influenciado por todos los años de trabajo en animación. El gran problema o ventaja del animador, es que tampoco puede tener un estilo muy definido de dibujo, tiene que adaptarse a lo que le echen. Tienes que dibujar siguiendo el estilo del proyecto que te dan. Mi estilo es muy ‘Bruguera’, ha evolucionado, y tiene muchas cosas de mi proceso de animador. Hay de todo. ‘Bruguera’ actualizado, podíamos decir”.
Delante de Carlos está su monitor, un monitor con movimiento, que igual hace de pantalla, que se convierte en un ‘papel’ sobre la mesa en el que dibujar, eso sí, con un lápiz muy peculiar. “Hace ya unos años que me pasé a lo digital. Echo de menos la plumilla, el lápiz, aunque de vez en cuando lo hago por gusto. Pero en un tema de producción, rapidez, rentabilidad, …la animación ha evolucionado mucho, el lápiz ya apenas se usa”.
“Ahora mismo estoy trabajando en un spot de publicidad y también empiezo con un piloto para una productora de Sudamérica. Parte de mi trabajo es de comercial, de venderme. Te llaman, ahora no tanto, y se te van mezclando los trabajos. También tengo por ahí unos ‘storys’ para una productora italiana, para una serie de televisión que está en producción”.
Le preguntamos a Carlos por la carga de trabajo y por la situación económica actual. “Sí ha bajado mucho. Por suerte hay productoras como aquí en Granada, Kandor, que están a un gran nivel y siguen en la brecha. Es muy cara la animación. Conseguir que alguien ponga dinero para un proyecto, ahora es difícil”.
“Mofli, el último koala”, “Los Fruitis”, “Locos por el basket”, “Silvan”, “Delfi”, “Las tres mellizas”, “Tom”, …son títulos de algunas series en las que ha trabajado Carlos López (son muchas más). Entre ellas, también nos cita el videoclip de “La negra Tomasa” de Compay Segundo. En la habitación hay algunas referencias a alguna de estas series.
Pero, aparte de la animación, Carlos López sigue dibujando cómic, con “Las Historias del Bar Tolo”. “Realmente hago cómic un poco como desahogo. Porque también lo echo de menos, hacer algo propio, personal, y tengo la oportunidad con esta revista, “Amaniaco”. Sí tengo un proyecto a nivel de cómic pensado, … Cuando no tengo trabajo, dibujo. Vale la pena no dejar de dibujar, aunque sea para uno mismo”.
“Colaboré en “Cómic 21”, un proyecto para Granadown, la Asociación de Síndrome de Down de Granada, un proyecto que me hizo conocer a muchos ilustradores aquí en Granada. Yo vine aquí hace 6 años de Barcelona. Aunque me asenté del todo hace algo más de un año. Gracias al contacto con “Cómic 21”, pude conocer a JAB, y a otros ilustradores. Es otro de los proyectos en los que he participado en los últimos años”.
“’Bar Tolo’ es un personaje provocado. Cuando hablé con el editor, me pidió un personaje de bar. Te pones a escribir lo que oyes y te salen historias mil. Donde vivía en Barcelona, el barrio del Carmelo, el bar existe, de hecho. Muchas de las historias y sus personajes existen, son de ese barrio, amigos y conocidos míos. Es una especie de homenaje a un barrio que me ha tenido ahí aguantándome, y también un estudio sociológico de lo que es la vida en un bar. Son historias de una página. Es una oportunidad de sacar personajes que sí existen en realidad, ya no sólo en mi barrio, sino en cualquier bar”.