Carll Cneut nos habla de “Hadabruja”: “Es la participación activa por parte del lector lo que busco en mi trabajo”

Carll Cneut nos habla de “Hadabruja”: “Es la participación activa por parte del lector lo que busco en mi trabajo”

Las hadas tenían que ser dulces todo el tiempo. Y pulcras. Comían tarta sin dejar migas por todas partes, bebían té sin derramarlo, y en sus vestidos no podía verse jamás ninguna mancha o rastro de suciedad. Con sus voces acarameladas contaban las más dulces historias, y daban toquecitos con sus varitas mágicas aquí y allá. Rosamaría pensaba que las hadas eran aburridísimas. Y lo peor de todo es que era una de ellas. “Hadabruja” nos cuenta una historia simple sobre la independencia y el respeto -afirma la editorial, Barbara Fiore Editora-, magníficamente ilustrada por Carll Cneut, con el que hemos hablado de este proyecto.

“Originariamente hice este libro hace unos 10 años -nos cuenta Carll-. La autora, Brigitte Minne, una escritora flamenca de libros para niños muy conocida aquí, me preguntó si tenía algunos temas favoritos. Y como yo nunca había hecho un libro sobre hadas hasta ese momento, parecía un verdadero desafío hacer un cuento de hadas. Después de una larga conversación, decidimos que intentaríamos hacer un libro de hadas que no se centrara sólo en la dulzura de las hadas. Y más bien comenzar desde el punto de vista de una niña de la vida real, pero situada en este ambiente clásico de hadas y brujas”.

“Es una historia que se centra en los dos lados del carácter de un niño. Rosamaría es un hada y se supone que es una buena chica. Pero como todo buen niño, tiene una doble cara y le gusta ser una chica salvaje y aventurera de vez en cuando”.

“El lado más salvaje de su personaje está representado en su deseo de ser, a veces, una bruja. Así que ella se va para el bosque de las brujas, donde ella empieza a convertirse en un personaje aventurero. Como su madre la echa de menos, ella viene al bosque a buscar a su hija, y ve que Rosamaría es feliz expresando su lado más aventurero. Al final ambas se comprometen, en ser buenas la mayoría de las veces y, a veces, ser un poco salvajes. Una situación muy recomendable para todos los padres y niños”.

“Son bastante estilizadas, mostrando la línea esencial de la historia. Dejan espacio para la interpretación del lector. Como yo no estoy mostrando todo en las ilustraciones, el lector tiene que participar activamente en las imágenes”.

“Yo nunca muestro los personajes de una forma totalmente frontal. Más bien por la forma en que sostienen sus cuerpos, tú tienes que deducir las emociones. Como cuando Rosamaría vuela sobre las cabezas de las brujas, y sólo se ven sus piernas y una pequeña parte de su vestido. Un niño completará automáticamente la imagen en su cerebro. Es la manera de dibujar sin un lápiz. Es la participación activa por parte del lector lo que busco en mi trabajo”.

“Las ilustraciones están hechas con pintura acrílica y suaves tonos pastel para el fondo. Los acrílicos son siempre la base de mi trabajo. A veces, sólo con acrílicos, a veces añadiendo otros materiales (como café, o tinta o lápiz …) a los acrílicos”.

En el libro el rojo y el rosa son más importantes. ¿Por qué? “Como se trata de un libro acerca de un cuento, el libro se construye sobre todo con muchos tonos de rosa y rojo. La dificultad consistía en mantener un buen equilibrio entre todos estos tonos de rosa, sin ser demasiado suave o cursi. Después de todo Rosamaría es una chica luchadora. Así que los tonos rosados deben tener un poco de carácter y no sólo ser suaves y esponjosos”.

“Actualmente estoy trabajando en un libro ilustrado con la escritora italiana Anna Castagnoli (actualmente vive en Barcelona), titulado “Valentina, o la verdadera historia de la princesa de sangre”. En general para ser publicado en algún lugar la primavera del próximo año, aquí en Flandes, y esperamos que en España también”.

Y, ¿qué nos puede decir acerca de su nominación para el Premio Hans Christiansen Andersen 2014? “Estoy feliz de ser nominado nuevamente. Siempre me sorprendo cuando suceden estas cosas. Yo siempre lo experimento como un gran estímulo. Después de todo ilustrar puede ser un trabajo solitario, con un montón de dudas e inseguridades. Por eso, cuando algo como esto sucede, se siente como un estímulo. Pero no tengo ningunas expectativas. Ya veremos lo que pasa”.