Cómic

Sandro Bassi y el aislamiento social de ‘La Nacionalien’

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“Las imágenes de este libro están basadas en la realidad. Cualquier semejanza o parecido no es casual”, eso advierte Sandro Bassi al final de su obra, cuando ‘La Nacionalien’ ya ha dejado al lector conmocionado por su crudo retrato de los tiempos actuales. Un accidente que causa interferencias en los teléfonos de los pasajeros del metro signa este viaje y revela al lector la dependencia tecnológica con la que se convive en la actualidad. El teléfono móvil es, sin duda, una ventana de conexión con el mundo globalizado, pero también una cámara de aislamiento que nos desconecta de toda presencia física o estímulo circundante, nos cuenta la editorial Libros del Zorro Rojo en la presentación de este libro.

Sandro Bassi despliega un escenario familiar en el que la forma virtual de la conexión implica necesariamente la ausencia de contacto. La alienación, que en su trazo artístico cobra forma en los retratos de cabezas monstruosas, sucede en ambientes recargados de detalles gráficos que pueblan las páginas de esta impactante novela gráfica. La finalidad no es aleccionar, sino abrir una puerta para que cada quien incursione, de manera crítica y reflexiva, en las situaciones comunicativas que propician las tecnologías digitales. Con Sandro hemos charlado un poquito más sobre este trabajo.

¿Cómo nace este proyecto? “Este proyecto nació una mañana de invierno parado al fondo de un vagón del metro repleto de pasajeros. Todos miraban sus móviles en silencio sin que nada los apartara de sus mundos personalizados. Esa imagen me pareció muy potente y además, vista desde mi propio aislamiento me hizo pensar: Qué pasaría si de pronto y por un pequeño instante, todos los teléfonos móviles dejaran de funcionar al mismo tiempo, quizás por un accidente o un error de la data, provocando interferencias en todos los aparatos y que, así, se revele la dependencia tecnológica con la que vivimos a diario. A partir de esa reflexión, comencé a dibujar y a desarrollar personajes de extrañas cabezas (metáforas de sus aislamientos), sugiriendo que cada una de ellas es un mundo completamente diferente del que tienen a su lado. Vamos todos juntos y a la vez aislados. Cada quien navegando en su propio universo”, afirma Sandro Bassi.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Una situación que nos atañe a todos: El ser humano y el uso de la tecnología. Afortunados y esclavos a la vez. Una historia sobre la dependencia tecnológica en la que vivimos y que nos transforma de seres sociales a seres aislados. Compartimos el espacio físico, mas no el social. Con esta obra invito al lector a debatir en torno a las ironías que trae consigo la tecnología”.

¿Cómo fue el trabajo previo al libro? Me refiero a esa fase de investigación, de documentación, de pruebas, no sé si de dibujos en algún cuaderno… “La investigación la realizaba en las estaciones y en los vagones del metro en los que viajaba a diario -continúa Sandro Bassi-. Observaba atentamente a los usuarios. En algunos casos tomaba fotografías con mucha discreción o apuntaba alguna idea o anécdota. Dibujé en muchísimos cuadernos de bocetos en donde desarrollé a todos los personajes, situaciones y escenarios”.

¿Por qué un libro sin palabras? “El hecho de que sea una historia silente refuerza la idea de la dependencia tecnológica y el aislamiento”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Mi trabajo suele ser realista, bastante elaborado y lleno de detalles, muchos de ellos ocultos y en este libro quise hacer que el espectador se recreara en cada lámina en busca de significados que le ayuden a avanzar sin el uso de palabras. Sin embargo, pienso que la técnica no es lo que hace que ‘La Nacionalien’ sea diferente a otras obras. Yo diría que el hecho de que no hay un protagonista en esta historia silente hace que sea un poco más compleja y arriesgada que otras historias ilustradas. El rol de protagonista pasa de un personaje a otro a medida que nos vamos internando en las páginas”, asegura Sandro Bassi.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Básicamente con lápiz de grafito desde el HB hasta un 9B sobre papel”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “La Nacionalien me tomó poco más de un año de trabajo sin contar el tiempo que me llevó desarrollar el tema y los respectivos bocetos. El uso del grafito fue constante en toda la obra. Me gusta mucho la inmediatez y la sensibilidad del dibujo a lápiz, ya que con este medio puedo producir bocetos rápidos hasta lograr un dibujo finamente acabado. Mis trabajos suelen ser muy detallados por lo que la etapa de bocetos es primordial para poder realizar una ilustración final. Una vez que estoy seguro de que los bosquejos poseen el encuadre, la proporción, el balance apropiado y la narrativa es cuando trazo en el papel definitivo -nos cuenta Sandro Bassi-. Trato de no agregar nuevos elementos al momento del trazado final. Si tengo alguna duda, vuelvo a la etapa de bocetos. La utilización del tramado para crear volumen en el dibujo es una combinación de técnicas del grabado, de la plumilla y del mismo grafito. Con esa técnica, no solamente obtuve control sobre las formas y los detalles sino que también pude lograr una atmósfera gris y opresiva que, considero, aportó mucho a la historia”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “En estos momentos estoy trabajando en un proyecto que he tenido archivado por un poco más de 30 años y al que finalmente le ofrezco la oportunidad de desarrollarse. No puedo decir mucho más al respecto salvo que esta vez estoy pintando con acrílicos”.

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