La editorial Sexto Piso nos trae una maravillosa edición de “El libro de la selva”. Y decimos maravillosa porque está ilustrada por Gabriel Pacheco, cuyo trabajo, nos encanta. Con él hemos contactado para que nos contara más detalles sobre este proyecto, y esto es lo que nos ha dicho.
“El libro fue idea de Santiago Tobón de Sexto Piso, ya hace tiempo me había escrito para trabajar juntos, pero no habíamos podido coincidir en los tiempos, hasta que después de pasado tiempo logramos programarlo. La idea del texto de Kipling fue de Santiago, en realidad a mi nunca se me hubiera ocurrido ilustrarlo, no lo registraba. Y precisamente eso fue algo que me llamo la atención cuando me lo propuso, ya que representaba un reto, estaba fuera de mi registro. Por supuesto una cosa es pensarlo, pero el problema vino a la hora de trabajar en la mesa, ahí es cuando en realidad uno se da cuenta de la problemática que se plantea ilustrar un libro así”.
“La historia la conocí con la película de Disney, ya hace mucho tiempo, y el texto lo leí estando más adulto, pero era solo una versión corta. Después fue con el texto que me envió Santiago que realmente conocí en profundidad la historia. Ese es un privilegio, porque ilustrar te obliga a conocer textos enteros, es una forma de observar, de profundizar en cualquier historia”.
¿Cómo fue el proceso de elaboración? “Complicado. La historia tiene tres momentos de la vida de Mowgli: de niño, de adolescente y como adulto. Sin embargo, escoger el momento general fue complicado para mi. Al principio terminé con muchos “Tarzanes” musculosos y gallardos, claro, eso no era lo que necesitaba el proyecto, así que tuvimos que trabajar mucho a Mowgli. Por mi parte tuve que entender algo que es evidente en la historia: lo increíble que es para una persona el vivir en la selva. Entonces, una vez solucionada la imagen de Mowgli, me avoqué a trabajar sobre la idea de la selva; fueron estos dos contrapuntos los que empezaron a sostener todas las ilustraciones. Mowgli es, aunque ágil, una figura muy susceptible y en completo aislamiento y la selva es un acto que sobrecoge cualquier elemento. Es curioso, pero parecieran un espejo abierto, la selva y el hombre tienen una naturaleza tan parecida”.
¿Con qué técnica están hechas las ilustraciones? “Este es un tema, he metido tanto y de todo que tendría que decir que con la técnica de la “ocurrencia”, es decir, se me ocurría usar tinta y escanearlo, se me ocurría generar una textura en el ordenador, se me ocurría dibujar a lápiz y fotografiarlo, recortar, acrílico, no sé, una técnica del “ a ver qué sale”. Claro, que si me preguntas cómo entregué las ilustraciones es más sencillo: archivos digitales en alta resolución”.
Por tus palabras ya nos podemos imaginar algo, pero, ¿qué personaje es el que más te costó ilustrar y cual es tu preferido? “Mowgli y la selva. Independientemente de los animales, porque me he dado cuenta que dibujar animales es muy bello, tienen una línea tan sutil y tan elaborada, además son tan hermosos como los propios árboles. En cambio Mowgli tenía que ver más con su circunstancia, es decir, una persona desnuda, con un cuerpo inadecuado para todo ese entorno, que a pesar de su gran contraste (Mowgli esta en blanco y negro) son muy parecidos. Mira, sé que es un discurso que no acompaña a las ilustraciones (afortunadamente), pero yo encuentro que la selva es una especie de radiografía del ser, árboles que parecen venas, arbustos y flores que parecen órganos de un ser vivo. Pareciera increíble que en ese cuerpo diminuto y endeble exista una selva tan pletórica como la que sus ojos ven enfrente”.
¿Crees que los más jóvenes se acercarían a una versión con ilustraciones distintas a las que están acostumbrados por el cine (Disney)? “Sí, claro, siempre hay un descolocado en la vida”.