Este práctico manual, dirigido tanto a niños como a monstruos, ofrece consejos útiles para superar con éxito los inesperados y tan temidos encuentros entre ambas especies, históricamente irreconciliables.
Con estas palabras nos describe y presenta la editorial Tres Tigres Tristes este libro, ‘Al caer la noche‘, “un homenaje al universo infantil poblado de monstruos de Sendak, y a las tenebrosas escenas rebosantes de ironía de Gorey, en el que el autor propone un juego entre lo cotidiano y lo extraordinario, lo inocente y lo macabro”. Un autor que no es otro que Enrique Quevedo, con el que hemos charlado un poco más sobre este proyecto.
¿Cómo nació este proyecto? “El proyecto nació como todos aquellos en los que además de las imágenes pongo las letras. Esto es, de un primer dibujo a partir del cual se construye el resto del libro. En esta ocasión tenía a Sendak y a Gorey sentados a la mesa y entre los tres trajimos al mundo al primero de estos monstruitos. A partir de ahí vino el resto”.
¿Ambiente de miedo para desprender humor? “Pues sí; creo que los monstruos que el hombre ha imaginado durante siglos tienen una parte terrorífica pero también tienen un lado cómico. El monstruo da tanto miedo como risa; al menos a mí. Y en “Al caer la noche” no podía ser de otra manera. Además el humor es pieza fundamental en todo lo que hago.
¿Quién debe temer más a quién? ¿Los niños a los monstruos o al revés? “Yo que (como todos) he sido niño, te puedo asegurar que los monstruos deben ir con muuuucho cuidado”.
¿Qué querías transmitir con este libro? “Pues no hay intención inicial; nunca me planteo qué quiero transmitir. Simplemente, como decía antes, empiezo a trabajar y el camino marca el fin. Este ha sido el resultado y será el lector el encargado de sacar sus conclusiones”.
Háblanos un poco de la técnica utilizada para este álbum. “La técnica es muy simple: tinta, un trazo muy fino, una pequeña guía a lápiz muy básica, paciencia, mucha paciencia y no querer llegar al final del dibujo sin haber recorrido antes todo el camino necesario. Los negros, grises y blancos deben quedar en su sitio y en su justo valor (al menos hay que intentar que así sea). Para eso hay que ir subiendo poco a poco desde el blanco del papel, pasando por los grises hasta llegar a los negros más intensos. Yo no sé hacerlo de otra manera, no sé acortar los tiempos. El libro lleva muchísimas horas de trabajo pero ha de ser así, no se puede acortar el proceso”.
A ti, ¿qué te daba más miedo de niño? (A mi siempre me ha dado pánico mirar debajo de la cama…). “Pues a mí cuando apagaba la luz ver entrar a alguien por la puerta de mi habitación. Imaginaba que podía ser un espíritu, una silueta oscura o tal vez, una figura envuelta en luz. Me aterrorizaba. Hay un pequeño guiño a esto en el dibujo del dormitorio, en la puerta que se ve a la izquierda. ¡Ah!, yo también me escondía debajo de las sábanas”.
¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? “Guillermo, Bárbara (TTT) y yo habíamos hablado de volver a hacer algo nuevo después del Mecanistiario, pero en ningún caso nos habíamos acercado en nuestras conversaciones a nada parecido a ‘Al caer la noche’. Les enseñé los primeros dibujos y a partir de ellos nacieron los restantes y los textos. Para las letras les envié las primeras ideas y juntos fuimos construyendo y dando sentido a todo el tremendo lío que monté entre dibujos y textos. Yo admiro y envidio a toda aquella gente que tiene todo tan claro y caminan con paso seguro. Yo estoy lleno de dudas”.
¿En qué estás trabajando ahora? “En septiembre salió ‘Holly y el arbusto‘, un proyecto con Lola Walder para la editorial Azul&Eton. Preparo otro con dibujos dentro de la línea de ‘Al caer la noche’ y una historia para jóvenes-adultos con Carmen Pombero que me hace mucha ilusión; tenía ganas de hacer algo para estas edades y con Carmen por fin lo voy a hacer realidad”.