Tres amigos que no se ven desde hace años, discutiendo dentro de un coche, con un montón de kilómetros por delante hasta una misteriosa cruz marcada en un mapa: ésa es la premisa de Cenizas, la obra más ambiciosa de Álvaro Ortiz, que edita Astiberri.
Unas extrañas circunstancias propician ese reencuentro surrealista entre Polly, Moho y Piter, que deciden emprender un incierto viaje a un destino más incierto todavía, durante el cual se irán revelando sus personalidades de alto calibre, a las que se unen secundarios de lo más folclóricos.
Encuentros y desencuentros, persecuciones, moteles de carretera, matones barbudos que tocan el banjo, un cementerio de barcos, cerveza a discreción, discusiones, resacas y cierta dosis de violencia y tensión sensual: una mezcla explosiva entre road movie emocional y thriller gamberro en el que nada es lo que parece.
Pero, ¿qué nos cuenta su autor, Álvaro Ortiz, sobre esta historia? A nosotros nos ha divertido mucho leerla, y ha supuesto un reencuentro con el género, por decirlo de alguna manera; con el cómic, por decirlo de otra.
“Tenía la idea hacía tiempo, lo del reencuentro de los amigos, y me daba juego para varias cosas que me apetecía contar. Al principio era distinta, ya que no había viaje. Pero el viaje me daba más posibilidades y pensé que estaría mejor que la historia tuviese su parte de intriga y aventuras. Creo que le vino bien el cambio”.
¿Como ha sido el proceso de elaboración? “Largo y complicado, la verdad. Ha sido mucho trabajo hecho del tirón, y entre que soy bastante maniático cuando trabajo en mis propios proyectos y que era casi el triple de largo que mi tebeo más largo dibujado anteriormente, pues calcula. Por suerte gran parte del libro está dibujado en el taller que tuve durante un año en la ‘Maison des Auteurs’ de Angouleme, que es un sitio estupendo, así que se hizo un poco menos duro. Pero vamos, que durante el proceso sufro mucho; a mí lo que me gusta es ver el libro terminado”.
“Los dibujos son sencillos y van en consonancia con lo que se está contando, o con el cómo se está contando; son la evolución lógica (creo) de todo lo que he hecho anteriormente, y puede que sean un intermedio entre lo que hice en ‘Fjorden’ (2010) y lo que hice en la última ‘Julia’ (2009), mezclado con algunas cosas de las ilustraciones hechas durante los últimos años. Supongo que con el tiempo te vas dando cuenta de qué es lo que funciona y qué es lo que no, y al final acabé bastante cómodo con la forma de dibujar que utilicé en ‘Cenizas’, así que lo mismo ahora vuelvo a tirar por algo parecido. O no”.
“Técnicamente cada vez he ido simplificando más. Hace años me empeñaba en comprar papel bueno y entintar con tinta y plumillas y pinceles varios, luego me pasé al pentel (pincel japonés recargable muy cómodo), pero actualmente ya sólo dibujo a lápiz y paso a tinta los dibujos con un pilot y con ayuda de una mesa de luz. Utilizo folios malos de los que hay en cualquier impresora, porque si el papel es bueno me corto y me queda peor. Después todo el color es informático, e incluso algunas cosas del dibujo están hechas directamente con el ordenador. Pero no muchas, me sigue gustando tener originales ocupando espacio y pillando polvo. Soy un romántico”.
¿Qué proceso sigues a la hora de enfrentarte a una página? “A ver. Primero escribo los diálogos y los textos sobre un storyboard chapucero que apenas tiene dibujos. Sólo los bordes de las viñetas y el texto que aparece en cada una para hacerme a la idea. Después ya intento dibujarla a lápiz más o menos bien, y cuando está acabada la paso a tinta en otra hoja. Escaneo la página, la rotulo bien, y luego ya coloreo en el ordenador de más grande a más pequeño, tampoco tiene mucho misterio. Ajusto los colores para que quede bonito todo y cambio los diálogos 20 veces hasta que me canso y cambio de página. En breve verá la luz un cuadernillo con bocetos del libro y cosas así donde se ve bastante bien el proceso de trabajo (estén atentos a mi blog www.veranomuerto.blogspot.com)”
De los tres personajes, ¿con cual te identificas más? Bueno, si quieres incluir al mono como el cuarto “pasajero”…. (risas). “Sí, me identifico más con el mono, todo el día con la cola al aire y dando saltos. No, en serio, no sé, los tres personajes tienen rasgos con los que identificarme o frases que directamente he dicho alguna vez, pero si me tengo que quedar con uno creo que sería con Piter, que es como el más tranquilo y al que más le resbala todo lo que les pasa. Y al único que no quieres abofetear cada 5 minutos. Yo soy muy majo, no dan ganas de abofetearme ni nada así”.
¿De donde surge ese interés por la cremación? ¿Hay algún motivo especial? “De pequeño incineramos a mi perrito Bobby y ya después seguí investigando sobre el tema. No, es mentira, interés por la cremación así en especial no tenía, pero bueno, en la historia aparecía lo de las cenizas. Y luego por casualidad cayó en mis manos el libro ‘Breve historia de la cremación’ del autor alemán Lázaro Vitro. Lo encontré al poco de haber empezado el cómic en una librería de segunda mano en Toulouse, y fue una suerte porque aunque estaba en alemán me echaron una mano traduciendo algunas partes que me vinieron muy bien para insertarlas dentro de la historia central del cómic”.
¿Has vivido alguna historia parecida? ¿Te gusta viajar en coche con los amigos? “A la primera pregunta, por suerte no. Uffff… Y a la segunda, he viajado con amigos, pero tampoco te creas tú que mucho. Me gusta viajar, pero soy más de ir a mi aire o con mi pareja. Y no sé conducir, qué feo. Con mis amigos somos más de ir de cervezas y de conciertos”.
¿Alguna vez soñásteis que montaríais un hotel entre los colegas? (Yo con los míos sí). “Si lo montáis en algún sitio perdido me avisas! Pues la verdad es que no. Me gustó la idea cuando leí ‘Brooklyn Follies’, pero nunca soñamos con algo parecido. Y seguro que si alguien lo proponía, la reacción hubiese sido similar a la que cuenta Polly”.
¿En qué estás trabajando ahora? ¿Algún proyecto nuevo? ¿Un cómic? “De momento ando con trabajos varios de ilustración, un poco de publicidad, una cosa de animación, un cuento para niños y un mural, todo muy distinto. Y en cuanto a cómics, pues a ver… hay por ahí un proyecto a medias con un colega guionista pero aún no hay hecho casi nada (bueno, no, directamente nada) y luego me gustaría no tardar mucho en empezar otra cosa gorda por mi cuenta. Pero de momento no hay más que unas cuantas ideas sueltas que a saber en qué acaban convertidas. Misterio!!”