Beatriz Iglesias: “No paro de dibujar. Un dibujante no se está quieto, acaba dibujándolo todo”

Beatriz Iglesias: “No paro de dibujar. Un dibujante no se está quieto, acaba dibujándolo todo”

Después de un tiempo conociéndonos a través de las redes sociales, por fin quedé en persona con Beatriz Iglesias. Nos vimos en la empresa de animación para la que trabaja, Kandor Graphics. En la sala de recepción, aprovechamos unos sofás blancos para hacer ahí sentados la entrevista, rodeados de figuras y dibujos de los personajes de animación creados por Kandor Graphics hasta el momento, como los de “El lince perdido” y “La dama y la muerte”.

Hasta ahora sólo había visto su ‘avatar’ en las redes sociales, que suele ser un dibujo. Así que, no la conocía, hasta que apareció en aquella sala. Beatriz es una chica bajita, menudita, que dibuja grandes cosas. Sí, hasta ahora no he visto ningún dibujo suyo que no me haya gustado. Y nuestra conversación fue de lo más agradable e interesante.

¿Cuándo empezaste a dibujar? “Esa es una pregunta que respondió muy bien un ilustrador madrileño, Puño, que preguntó, ¿cuándo dejásteis vosotros de dibujar? Todo el mundo dibuja desde pequeñito, y yo seguí. Me gustaba, y a ello me dediqué. Entonces, nunca he dejado de dibujar”.

Beatriz nos cuenta que sus ilustraciones son “simpáticas, con un toque femenino, supongo, pero sin ser ñoño. Depende más bien de quien lo mira. Espero que sean majas. (Risas). Con eso, me doy por satisfecha”.

“Lo que más hago, en realidad, son cosas para el blog. Tonterías que se me ocurren o me apetece dibujar. Porque, al trabajar en una empresa de animación, mis dibujos directamente no se ven nunca. A lo mejor diseño objetos, u otras cosas, que luego se transforman en 3D. Mi dibujo como tal nunca se ve en la pantalla. Es un trabajo, no frustrante, pero una labor un poco en la sombra. Así que me gusta mucho dibujar cosas que me gustan y, colgarlas en el blog, o participar en competiciones on line, cosas así, es donde más me muevo”.

“Yo trabajo casi todo en el ordenador. Yo me sirvo de lo digital. Probando, me he comprado cositas nuevas para trabajar, y voy mucho más rápido. Lo que pasa que casi siempre me piden acuarela, porque supongo que le gusta más a los escritores o los editores, porque es más cálido, pero últimamente con lo digital se puede conseguir un aspecto muy orgánico, y te vale, …De lo bueno que tiene el ordenador, el ‘Ctrl Z’, el poder deshacer, así que, me quedo con el ‘Ctrl Z’.” (Risas).

“Yo soy una hija de lo digital. Yo nací en los 80 y me encanta todo lo digital. El libro electrónico creo que va a ser una opción más. No creo que vaya a desbancar al libro original, porque a todos nos gusta tener el libro, la tinta, el olor, tenerlo en casa, el tacto… Pero creo que el libro digital nos facilita mucho las cosas a la hora de llevártelo al parque, te da igual el tiempo que hace, a la playa. Está muy bien. Creo que se debería impulsar un poco más. En España no deberíamos ser tan reticentes con este tema. Pero, por otra parte, el papel es el papel y la tinta es la tinta.”

Y en los libros, ¿te quedas con la palabra o con la imagen? “Creo que una cosa no vale sin la otra, normalmente. A no ser que sea para niños muy chicos, que los cuentos son: ‘Pipo va a la piscina’. Y hay una piscina, y el niño se fija en la ilustración… Si estamos hablando de otros cuentos, más como obra artística, tienen que ir de la mano. Es como una película, si ésta no tiene un buen guión, no vale mucho. Además es importante que se respeten, cada uno tiene su función, y están hechos para ir juntos, desde mi punto de vista”.

“Trabajar en una empresa, para un ilustrador, te da mucha seguridad, algo que no te da la vida de freelance, o a mí no me la ha dado. Y por otra parte, trabajar en equipo con otros ilustradores, es fantástico. Es muy enriquecedor, porque lo que tú no eres capaz de hacer, lo es capaz de hacer otro, y vas aprendiendo. Siempre puedes ir aprendiendo. Aparte, trabajar en una empresa de animación, está muy bien, porque te obligan a dibujar cosas que tú no dibujarías de ‘motu propio’. Aquí, yo he estado tres años trabajando en una producción de una película, y he estado dibujando objetos. Yo odiaba dibujar objetos, profundamente, no sé dibujar bicicletas, hay cosas que odio y que, además, no sé hacer. Entonces aquí hay cosas que te obligan a pulir eso, en mi caso, me han obligado a pulir ese talón de aquiles”.

“Y bueno, al final, el hecho de ver tu trabajo, modificado, pero es tu trabajo, tu diseño y tal, en la pantalla, y en una pantalla grande, …¡Vaya!, ¡vaya!, Mola, mola mucho. Y te sientes orgullosa de trabajar en equipo. Porque es como una cadena de montaje. Tú empiezas diseñando, luego se modela, se texturiza, se ilumina, se compone, y se anima. Te sientes orgullosa de formar parte de algo grande”.

¿Cómo funciona el mundo editorial? “Yo he trabajado con editoriales grandes, como Santillana, Edelvives, y tal, haciendo libros de texto,y es un poco más impersonal. De otra manera, haciendo cuentos, cuando realmente tú eres el autor junto con el escritor, ahí sí se crea un lazo que, si hay un buen fluir de sensaciones, y tú haces un buen trabajo, estás contento con al edición, la distribución, normalmente se repite. Tengo la editorial ‘Siete leguas’, con la que me he llevado muy bien desde hace muchos años y hemos repetido varias veces. Yo creo que la clave es hacer un buen trabajo. Si lo has hecho, te llamarán otra vez”.

¿Y la relación entre el escritor y el ilustrador? “Yo no la he visto mucho. Excepto cuando el escritor es el propio editor. Entonces sí, es una relación muy directa, y es muy agradable, porque te empapas más del proyecto. En los otros casos, te pasan el texto, tú lo interpretas … De alguna manera hay alguna conexión, porque tú lees eso, tienes que desnudarlo para poder vestirlo como tú lo vestirías. Lees el texto y te metes un poco en la mente del escritor, para poder ilustrarlo, poder interpretarlo,… es un trabajo colaborativo. La relación con el escritor no suelo tenerla, pero cuando la he tenido es muy satisfactorio y productivo”.

“Es fácil si realmente te empeñas. La ilustración es una disciplina que requiere muchas horas. A mí me ha costado media adolescencia no salir de casa, con mi consola, y dibujando. Hay que tener mucha constancia y echarle muchas horas para alcanzar una calidad mínima. A partir de ahí, saber moverse y venderse bien. Y estar en muchos sitios. Ahora mismo podemos utilizar un montón las redes sociales e Internet para darnos a conocer. Y es muy útil”.

“Hace un tiempo que terminé ‘Árboles de leyenda’. Aparte del largo con Kandor, ‘Justin’, ahora mismo no tengo nada. Y es que salir del trabajo, de una jornada laboral normal, te vas a casa, y sigues trabajando, … Ahora estoy en barbecho, muy a gusto. Aunque no paro de dibujar. Un dibujante no se está quieto, acaba dibujándolo todo”.