Cómic
Fran Mariscal une problemas sociales y fantasía en ‘Moribundo’
Novelista de terror en cierne, Egon trata de mantenerse a flote mientras su vida entera se va a pique. La causa de su caída se llama Liz Tombstone y es la única heredera del antiquísimo clan de vampiros que gobierna la localidad de Hollow Hill. Juntos, Liz y Egon han establecido una relación tóxica que solo puede conducir a un destino peor que la muerte. Fran Mariscal debuta con una historia angustiosa y sobrenatural a medio camino entre el horror y el delirio, una historia que expresa al mismo tiempo el miedo a la separación y la esperanza de construir una vida mejor. Norma Editorial publica este cómic. Sobre ‘Moribundo’ hablamos en las siguientes líneas con su autor.
¿Dónde está el origen de este proyecto? “Nace, precisamente, de una depresión que tuve a raíz de una ruptura de pareja que fue muy nociva, y que termina en una depresión. Estuve yendo a una psicóloga, con terapia, rodeado de la familia, todo para salir del bache. Y fue durante estas sesiones donde la propia psicóloga me sugirió la idea de que yo expresara, purgara ese malestar que tenía, mediante la escritura. Como la escritura no era mi medio de expresión, decidí hacerlo mediante el dibujo. Hice algunas páginas, pero no lo continué porque no estaba en condiciones en ese momento de hacer realmente nada”.
“Pasó el tiempo, me recuperé, rehice mi vida, con todo lo que conlleva una recuperación, que es un proceso lento. Cuando ya me vi más capacitado, retomé aquellas páginas y sentí la necesidad de terminar ese tebeo para ya purgar del todo lo que tenía ahí dentro. También para utilizarlo a modo de cuento, como podría ser un cuento de los hermanos Grimm, con metáforas y con alegorías de los peligros que de adultos nos podemos encontrar, por ejemplo, lo que puede ser una depresión, o una relación de pareja tóxica y relaciones, en general, nocivas”, nos cuenta Fran Mariscal.
“Yo no quería hacer una crónica ni una historia autobiográfica, así que me lo llevé a mi terreno y encontré la figura del vampiro, un ejemplo perfecto para hablar de esto mismo que he comentado, y así nace Moribundo”.
Si tuvieras que definirlo en una o dos frases, ¿qué se van a encontrar los lectores en las páginas de este cómic? “Se van a encontrar una historia con tintes góticos sobrenaturales, con una estética que bebe mucho de autores como Dave McKean, como Bill Sinclair, como Jorge González, y que bebe mucho, sobre todo, de esa gran época que fueron los cómics de vértigo, en mi opinión, y van a encontrar una historia con una doble lectura”, asegura Fran Mariscal.
Si hablamos del dibujo, de las ilustraciones, ¿qué dirías que tienen de característico? A simple vista con ilustraciones como desdibujadas… “Sí, y creo que también está entrando por los ojos precisamente por el apartado gráfico. Sí que es mi primera obra como autor completo, pero con el tema de los lápices, sí que tenía más seguridad en mí mismo. Entiendo que gráficamente pueda sorprender, porque se ve diferente a lo que hay ahora”.
Has hablado de que te sientes cómodo con los lápices, ¿con qué técnicas sueles trabajar o con qué técnicas has trabajado en concreto en este proyecto? “Vengo de darle mucha caña a lo que es el tema tradicional y de mancharme las manos con pintura y técnicas mixtas, pero sí que es verdad que en ‘Moribundo’ y en los últimos trabajos que he ido realizando he optado por trabajar en digital, más que nada por la versatilidad y por la velocidad con la que se puede trabajar -continúa Fran Mariscal-. Siendo Moribundo un cómic tan extenso, haberlo hecho todo en tradicional habría sido muy laborioso y, sobre todo, que me habría llevado mucho más tiempo. Entonces opté por hacerlo en digital. El que me conoce sabe que yo trabajo el digital de la misma manera que en tradicional, voy pintando encima y voy aplicando mis texturas, uso mis pinceles, o sea, que más o menos es lo mismo, solo cambia el medio, la herramienta”.
Hay una cosa que me ha llamado mucho la atención, y es ese recurso que utilizas cuando rompes en pedazos la línea que separa las viñetas. “No puedo decir que sea original, no lo es, ya había un cómic de Batman, en el que cuando las cosas se iban poniendo un poco tensas o desagradables, pues las viñetas se rompían y parecían que formaban parte de la propia ilustración, como si fuera un collage, y eso en su día me sorprendió bastante. En Moribundo lo vi como un recurso que podía ir bien y que le podía aportar un punto más interesante, eso de romper lo que son las viñetas, al final las viñetas separan las acciones de la historia y muchas veces son elipsis de tiempo”, asegura Fran Mariscal.
“Entonces, siendo un cómic, digamos, tan onírico y tan personal, me parecía interesante que se rompieran todos los esquemas posibles y que precisamente el lector, cuando ve una página en la que se están rompiendo esas celdas que encasillan las acciones, se quede desconcertado también, y creo que eso sí que lo he conseguido”.
Me estás contando que al final es un proyecto que es bastante personal. ¿Es más fácil de trabajar con ello, porque es algo que evidentemente has vivido, o es más difícil porque realmente te expones al lector? “Creo que un poco de ambas, la verdad. Creo que no sería capaz de contar una historia de algo que no conozco, de lo que no tengo información o algo con lo que no me sienta cómodo. Pero, por otro lado, también durante el proceso de la creación del cómic, sí que había momentos en los que me incomodaba un poco contar alguna cosa, porque al final sí que eran muy parecidas a como realmente a mí me ocurrieron. Tenía que buscar alguna manera de contar cosas sin entrar en el morbo, porque es algo que a mí no me interesaba, yo realmente con esta historia no quería hablar de mí, ni de mi expareja, ni de nadie, al final quería hacer algo lo más genérico posible, pero teniendo alma, que no quedara un producto vacuo, y que, sobre todo, el lector se pudiera sentir identificado o que le pudiera ayudar si está pasando por algo parecido o conoce a alguien que haya vivido algo parecido”, nos cuenta Fran Mariscal.
Ahora estás volcado con la promoción de Moribundo, que acaba de salir, como quien dice, pero no sé si tienes algún proyecto ya en mente y no sé hasta dónde nos puedes contar. Pues sí, ahora estoy volcado con esto, pero sí que ya empecé con otro proyecto, que es un western. Es un género que a mí me gusta mucho y creo que se pueden contar historias también crudas e historias de violencia, de venganza, pero quiero darle mi toque de terror, volcar mis inquietudes ahí. De momento lo tengo en pausa. Ahora toca Moribundo”.