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Tesa González: «Tengo predilección especial por el rojo, los colores calientes, y de repente un punto frío»
“Algunos juguetes somos sencillos. Ni bailamos, ni tenemos luces de colores. Pero nos quieren y en ocasiones, incluso, dormimos en compañía”. Esta es una de las estupendas frases que se pueden leer en “El sueño de Lu Shzu”, escrito por Ricardo Gómez e ilustrado por Tesa González, la protagonista de las siguientes líneas.
En “El sueño de Lu Shzu” hay dos protagonistas, nos cuenta Tesa. “El sueño lo relata su muñeca de trapo, una protagonista fuerte e importante. Y la protagonista del cuento de la muñeca es su propietaria, Lu Shzu, una niña china que trabaja en una fábrica de muñecas, y que de repente descubre un mundo, el de una muñeca a la que no tiene acceso”.
Este es uno de los detalles de este magnífico álbum ilustrado editado por Edelvives y que además la editorial ha promocionado en las últimas ferias importantes, como la de Bolonia, en cuyo stand reinaba la imagen de Lu Shzu.
Después de un intento fallido de entrevista en Madrid, donde no pudimos coincidir al final, esta entrevista se desarrolla en Valladolid, a pesar de que los dos residimos en Andalucía. Lo que son las cosas. Entre las últimas publicaciones de Tesa González está “Motmota, la mejor amiga”, un trabajo de la editorial SM para la Fnac. Y también el segundo libro de la serie, titulado “No tengo miedo”, y que habla de quitarle los miedos a uno de los mejores amigos de la marmota Motmota.
Le pedimos a Tesa que, en lugar de dibujarnos a Motmota, nos la describa. “Motmota tiene la forma de un huevo cocido cortado por la mitad, con dos orejitas oscuras, dos ojitos pequeños muy salados, una nariz roja, dos patitas rojas, unos bracitos pequeños, y una colita negra y redonda muy mona”.
Entre sus últimos trabajos también está “Luciérnagas en el paraíso”, en la editorial Edebé, y Tesa ya trabaja en un Barco de Vapor, basado en un cuadro de Miró, el pájaro de Miró, que se titula “Un monstruo muy triste”.
Le preguntamos si siempre ha dibujado como lo hace ahora, o si ha habido una evolución notable en su obra. “Yo creo que he sufrido una evolución muy importante, porque quería romper también con mis influencias primeras, de mis grandes maestros, especialmente uno de los mejores acuarelistas que creo yo que ha habido en Europa, que es Arcadio Lobato, y Stephan Zavrel. He bebido mucho de ellos. Y necesitaba romper con aquello para buscar mi camino».
Sí que hay una evolución clarísima, un estudio muy fuerte de los personajes. Y cuando hablamos de continuidad, yo tengo predilección especial por el rojo, los colores calientes, y de repente un punto frío. Rojo, naranja, amarillo, fucsia, me gustan mucho.
¿Hay también crisis en el sector del libro infantil?
“Yo siempre he pensado que la crisis nos está afectando a todos los sectores en general, y si no es directamente en mi gremio, sí afecta de forma indirecta. Yo me siento privilegiada, tengo trabajo, tengo proyectos, inmediatamente comienzo otro álbum».
«Yo creo que hay trabajo, pero las editoriales han tenido que recortar costes, hay trabajo, pero no tanto trabajo. No hay trabajo para todos. Hay ilustradores magníficos, unos están y otros están queriendo estar”.