Álbum Ilustrado
Alberto Gamón ilustra ‘Las aventuras de Pinocho’
La obra maestra de Carlo Collodi, seudónimo de Carlo Lorenzini (1826-1890), es una historia de gran trascendencia humana: las vicisitudes del niño-títere, los descubrimientos a veces alegres, a veces dolorosos que hace del mundo y de la vida, sus arrebatos de rebelión y sus arrepentimientos, sus ansias de justicia, sus esperanzas y preocupaciones se componen aquí de una manera clara y cautivadora. ‘Las aventuras de Pinocho’ está considerado un auténtico clásico que supera los límites de la literatura infantil, y así lo refleja la excepcional propuesta gráfica de Alberto Gamón para esta edición de Nórdica Libros. Con Alberto charlamos un poco más en torno a este trabajo.
¿Cómo nace este proyecto? Alberto Gamón: “Siempre me interesó la historia, incluso antes de haber leído el texto original de Carlo Collodi. Le hice la propuesta a Diego Moreno, de Nórdica Libros, y aceptó. Detrás de un proyecto tan complejo como éste, es necesario un editor que confíe y apueste. Con Nórdica siempre es una suerte poder colaborar”.
¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Un texto muy interesante y con muchos matices que es probable que no hayan leído en su versión original. Y una propuesta gráfica elaborada y madurada durante más de dos años”.
¿Cómo ha sido el trabajo de documentación e investigación para este proyecto? “Lo que me movió a ilustrar «Las aventuras de Pinocho», mi pasión hacia el mundo de los títeres, no era suficiente: el libro tiene 36 capítulos y el encuentro de Pinocho con los títeres ocupa solamente dos -nos cuenta Alberto Gamón-. Por ello, me documenté mucho sobre el tema; leí artículos y ensayos, existe mucha literatura sobre esta historia. Encontré textos disparatados y otros muy interesantes que me dieron pistas para hacer mi trabajo. Los últimos ocho meses los dediqué a hacer los originales. El libro tiene más de cuarenta imágenes y un desplegable a modo de retablo”.
¿Qué ha supuesto para ti sumergirte en un clásico como este? “Cuando un ilustrador o ilustradora se plantea poner imágenes a un clásico tantas veces ilustrado, tiene la obligación de intentar aportar algo nuevo; ese fue el gran reto. Con los años he aprendido a disfrutar los proyectos más que a sufrirlos. He trabajado mucho pero disfrutando el proyecto”.
¿Cómo era tu relación con esta historia antes de este proyecto y cómo ha cambiado tras este libro? “Nunca me sedujo la historia del títere que cuando miente le crece la nariz -confiesa Alberto Gamón-. Para mí el libro de «Pinocho» era atractivo por otras cosas: el mundo de los títeres y la Toscana italiana. Documentándome descubrí que el libro tiene muchas lecturas y una crítica social que, como clásico, es de una vigencia total. Si el libro habla de un menor que miente, es más inquietante ver que los adultos también mienten. También he descubierto que Collodi fue un niño pobre que recibió una buena educación gracias a un padrino. Por eso su obra habla de los beneficios de la buena educación y los estragos que produce la pobreza”.
¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “El tono de las ilustraciones, ni excesivamente sobrias ni ñoñas, era muy importante para mí -afirma Alberto Gamón-. Este libro lo realicé después de estar un año entero visitando asiduamente el Museo del Prado. Fue una auténtica lección: uno no sale indemne de esa experiencia. Seguro que hay algo de esos meses en este libro”.
¿Con qué técnicas trabajaste? “Desde hace años me gusta hacer los originales a mano, en blanco y negro, con un lapicero algo graso. Es una técnica muy agradecida y que le da el toque orgánico que quiero para mis ilustraciones. El color es digital; así puedo trabajar las gamas e ir haciendo variaciones”.
Háblanos un poco del proceso de realización de este libro. “Como existen tantas ediciones ilustradas de «Pinocho», desde el primer momento teníamos claro que debía diferenciarse, destacar por algo. Gracias a esas tardes en el Prado, di con la idea de hacer un «retablo» -asegura Alberto Gamón-. La tercera acepción de esta palabra en el diccionario de la RAE es: «Pequeño escenario en que se representaba una acción valiéndose de figurillas o títeres»; así que tenía sentido. Luego pensamos en que el retablo fuera un obsequio para esas librerías comprometidas con el libro ilustrado. Hice a la vez las ilustraciones del libro y el retablo. Por eso muchos personajes en el libro aparecen dentro de hornacinas, sacadas directamente del retablo”.
¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Después de todo el trabajo invertido en el proyecto, ahora estoy acompañando al libro. Es muy importante no descuidar esta parte. Mientras tanto, sigo con algunos encargos, como carteles o cubiertas de libros de narrativa. Pero pronto me gustaría emprender otro proyecto de libro ilustrado”.