Dibujando un cuento
Raúl Lucas: «No creo que siempre una imagen valga más que mil palabras, he leído cosas que me han sugerido mil imágenes»
Ha pasado muchos años en Granada, pero ya ha regresado a su tierra. Lejos quedan ya sus estudios en la capital granadina de Magisterio, Musicología, Literatura Comparada y finalmente Psicopedagogía. Aquí trabajó muchos años como diseñador, y ahora me coge el teléfono en la distancia y, antes de empezar la entrevista me cuenta que acaba de ser padre. No le veo la cara, pero la felicidad que irradia llega por la línea telefónica a cada palabra que pronuncia. Además mientras transcurre esta ida y vuelta de preguntas y respuestas, Raúl Lucas sostiene en brazos a su hijo de tres días, Martín.
“Me considero un ilustrador muy versátil. Tengo muchos tipos de ilustraciones. Algunas muy visuales, muy plásticas, sobre todo a nivel de diseño gráfico. Cuando me libero un poco de la parte más profesional, hago dibujos a acuarela, algo más espiritual, jugando con las técnicas y la expresividad del dibujo y de los colores, intentando disfrutar de las texturas”.
Dice sentirse cómodo con cualquier técnica que funcione bien con la ilustración a realizar, cada técnica es un medio, pero si tuviera que hablar de su “sillón” preferido, éste sería la acuarela.
“Estaba haciendo una serie de ilustraciones de “¿Cómo he llegado hasta aquí?”, generando ambientes, poco nítidas, mezclando con la versión más pictórica. También recuerdo unas ilustraciones sobre circo, hechas en digital, muy interesantes”.
Su objetivo ahora está en varios frentes, y sus ilustraciones se dirigen a lugares tan variados como una empresa de animación, carteles y páginas webs, aunque se le notan muchas ganas de hincar el diente a un cuento.
“He estado haciendo unos diseños para una empresa de animación, también cartelería,… tengo por ahí un cuento de Juan Villén, un cuentacuentos de Granada, y quiero hacerlo bien y tranquilo”.
En este momento recuerdo que Raúl me ha dicho que la poesía le de equilibrio a todo, pero por la conversación que hemos mantenido antes, durante y después de la grabación, mi conclusión es que lo que da equilibrio a la vida y muy probablemente al trabajo de Raúl estos días, se llama Martín.