La niña del bosque te abraza, te tiende la mano y te sumerge en la naturaleza. Los árboles te rodean. Caminas con tranquilidad. Percibes ese olor inconfundible de la tierra y sientes que formas parte de la vida. Estás disfrutando de un baño de bosque. Así nos presenta Cuento de Luz este álbum ilustrado, un trabajo de Marc Ayats y Nívola Uyá. Con ésta última charlamos sobre este libro y su trabajo en el mismo.

Nívola Uyá

¿Cómo nace este proyecto? Nívola Uyá: “Desde que se despertó la semilla de “Un baño de bosque” y empezamos a pensar en la idea de un álbum que invitara a entrar en el bosque, a estar en él y a saborearlo de una manera consciente, han pasado cuatro años. Nace con el deseo de invitar a experimentar de forma positiva e íntima la naturaleza y transmitir la importancia que tiene para nuestro espíritu estar en contacto con ella”.

¿Qué se encontrarán los lectores en sus páginas? “Se encontrarán con un lugar, un bosque de bosques, donde las personas que se adentran, hallan lo que necesitan para equilibrar su vida. Este lugar está habitado por un ser mágico, la “niña del bosque”, que nos invita a sumergirnos en la naturaleza, para saborearla con más quietud y de una forma más sensorial, aquietar la mente, conectarnos con el momento presente y experimentar los beneficios de un Baño de Bosque. A parte del álbum, incluye una pequeña guía descargable, con 6 actividades para realizar en el bosque”.

¿Sueles darte algún baño de bosque? “Sí, siempre que puedo. Vivo a los pies de la Sierra Tramuntana, en Mallorca, salgo del estudio y ya estoy en un bosquecito mediterráneo de encinas, pinos y sotobosque espinoso. De hecho, tanto Marc Ayats (coautor), como yo, hemos realizado viajes, algunos compartidos, alrededor de los árboles y los bosques y nos hemos perdido en ellos, sin mapas, sin propósito de llegar a ningún sitio, sólo por el placer de estar allí, saboreando ese momento presente. Esta forma de estar en la naturaleza (montaña, bosque, roquedal, prados, …) sin tener que alcanzar ninguna cima, ni llegar a ningún sitio en concreto es lo que hemos ido experimentando desde hace años de una forma vivencial y lo que hemos querido compartir”, nos cuenta Nívola Uyá.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este proyecto? “Son ilustraciones más etéreas y poéticas quizás, para que los lectores y lectoras se configuren su bosque con los propios recuerdos. Buscaba crear una atmósfera fresca, delicada, que respirara y con mucha luz donde encontrar notas de color brillantes, que transmitieran calma, y a la vez serena vitalidad”.

Háblanos en concreto un poco más del uso del color, porque casi que tiene papel protagonista… “Si… el color habla, es un elemento totalmente narrativo. Una serie de personajes “grises” cargados de tristeza, vacío, agotamiento, ansiedad o falta de atención, conocerán a la niña del bosque… ella les abraza, les brinda tiempo, calma y tranquilidad. Y a partir de ahí, hay evolución y transformación de los personajes a través del color”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Trabajé con técnicas mixtas; acrílicos, tintas, lápices de colores, acuarela líquida, grafito y collage. El arte incluye muchos elementos del bosque, como siluetas o texturas de cortezas, hojas y flores que han sido atrapadas a través delfrottage o mediante su estampación. El proceso y la técnica se convierten en un caminito para entrar en el bosque, al servicio de esta historia -continúa Nívola Uyá-. En general las ilustraciones combinan el efecto del lápiz negro y el brillo del acrílico y las acuarelas líquidas, porque entre ellos podía encontrar toda una gradación que me venía muy bien para representar la gran biodiversidad que atesora el bosque”.

“A parte de combinar técnicas, combiné modos de trabajo, seguí trabajando de modo tradicional, pintando, dibujando, haciendo mis colecciones de texturas, trabajando con el material físicamente, tocándolo … y posteriormente lo fusioné en capas con la versatilidad que ofrece lo digital”.

Háblanos también del papel en el que está impreso el libro. “Está impreso en papel de piedra, un material elaborado a partir del carbonato cálcico. En su producción no se utilizan ni árboles, ni agua, ni cloro. La verdad es que es un papel ideal para la historia que estamos contando. Es un papel sedoso y aterciopelado al tacto”.

¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? “Escribimos a cuatro manos y tendimos a construir un texto mínimo, esencial, que guiará la historia sin ornamentos. Una vez tuvimos el primer guion, empezamos a trabajar con la editorial Cuento de Luz, que creyó en el proyecto inmediatamente, y continuamos perfilando texto y simbolismo con su editora, Ana Eulate”.

“El trabajo de ilustración del álbum fue un poco errático, tardé bastante en comenzar hasta que encontré el tono -asegura Nívola Uyá-. Por otro lado, el proceso iba a ser un poco diferente de lo que había realizado hasta la fecha. En este trabajo, no hay una doble página original, hay una carpeta con dibujos a lápiz de vegetación y animalillos del bosque, personajes en acrílico, frottages, manchas de tintas, estampaciones de hojas…Todo el trabajo original está realizado con técnicas tradicionales, y posteriormente fue digitalizado para su composición final y juego con el collage”.

“Parecía que el proyecto no avanzaba porque había generado abundante material que estaba disperso y no acaba de materializarse en ninguna página, pero llegó el día en el que todo hizo clic y empezó a armarse de una manera muy orgánica y natural como si hubiera habido un plan preciso”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Ahora tengo sobre la mesa varios proyectos que estoy enfocando con paper-cut o recortes de papel. Un nuevo álbum con Cuento de Luz. En paralelo un álbum-CD para el grupo de música Mel i Sucre. Y un par de proyectos más donde la ilustración se fusiona con la música”.