Álbum Ilustrado

Gastón Hauviller y su ‘Pequeño emocionario instantáneo’

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El licenciado J.J. Lacabre dedicó toda su vida a investigar, mediante un curioso método, los sentimientos y emociones que llevamos muy adentro. Gracias a sus descubrimientos comprendió que hay tantas emociones como personas y que, sobre todo, ¡es muy divertido ponerles nombre! Así nos presenta la editorial Tres Tigres Tristes este ‘Pequeño emocionario instantáneo’. Un álbum ilustrado de Gastón Hauviller, con el que hemos charlado sobre este libro.

¿Cómo nace este proyecto? “Hace unos años, un domingo, comencé a pintar espontáneamente el retrato de una persona con cabeza de gato, en una libreta pequeña con un formato similar a una fotografía. Al domingo siguiente sucedió lo mismo, después de desayunar pinté otro retrato con cabeza de animal y se me ocurrió preguntarle al personaje una pregunta tonta, del tipo “¿cuál es tu color favorito?”, y escribí espontáneamente una respuesta absurda. Unos cuantos domingos después ya tenía la colección completa de retratos que aparece en el libro”, nos cuenta Gastón Hauviller.

“Pasó un tiempo y aunque me gustaba mucho la idea de los textos absurdos (nonsense), para convertirse en libro aún le faltaba una vuelta de tuerca, alguna idea o un elemento que ordenara todo ese material y es ahí en dónde apareció el Licenciado Lacabre. Un psicólogo bastante vanguardista y extravagante, que en los años ochenta se dedicó a estudiar las emociones. Lo cual no deja de ser una especie de homenaje a mis días de estudiante de psicología. La idea de la asociación libre del psicoanálisis tiene mucho que ver con el tipo de escritura automática que yo quería experimentar”.

¿Qué encontrarán los lectores en sus páginas? “Pues para ser fiel a la filosofía de este libro, que sospecho que es la misma de todos mis libros, realmente no sé qué encontrarán los lectores. Así como después de años de investigación el Licenciado Lacabre llegó a la conclusión de que hay tantas emociones como personas, lo mismo pienso de la lectura, que hay tantas lecturas como lectores. Lo que sí puedo decir es que me gustaría mucho que se diviertan leyendo sus páginas, tanto sus palabras como sus imágenes, y que ojalá se reconozcan en alguna o varias de las emociones y eso les genere alguna emoción nueva, diferente y única”.

¿Con qué emoción de esas a las que se le pone nombre en el libro te identificas más? “Eso depende del día -asegura Gastón Hauviller-. Creo que, en mayor o menor medida, las he sentido todas en algún momento. Aunque claramente tengo algunas emociones favoritas como el ENTUSIASMOZOSO, ¿quién no ha tenido alguna vez muchas ganas de hacer algo pero le da pereza?, por eso Lacabre tuvo que inventarle un nombre a esa especie de entusiasmo perezoso. También me gusta mucho el PORSIMIEDO, que no es más que asustarse por si pudiera pasar casi cualquier cosa. Y últimamente me identifico mucho con el DESPIERTENOJO, que es cuando no queremos que nos cuenten cuentos para dormirnos y preferimos más bien, ese otro tipo de libros que nos despiertan”.

¿Qué dirías que tienen de característico tus ilustraciones para este libro? ¿Qué hay de nuevo o diferente con respecto a otros trabajos? “Lo más original que tienen las ilustraciones de este libro, a comparación con mis otros trabajos, es que no hay bocetos, al menos en su gran mayoría. Como les conté antes, los retratos son ilustraciones espontáneas que fui realizando semanalmente, los comenzaba y los terminaba en cada una de aquellas mañanas. Son todos originales, por así decirlo. Lo curioso es que mucho tiempo después, para comenzar a trabajar en el storyboard o maquetado del libro, tuve que hacer unos pequeños bocetos de las fotos de los personajes copiando los originales”.

¿Con qué técnicas trabajaste? “Trabajé combinando acuarela y lápices de colores con digital. Pienso que la acuarela le aportó una impronta espontánea, que se parece un poco a lo que es una fotografía instantánea, «como sale se queda» -afirma Gastón Hauviller-. Y si bien ya había trabajado libros con acuarela y otros con técnicas digitales, en este caso debí combinar ambas técnicas, cuidando de que se integrarán lo más orgánicamente posible. Por ejemplo, el libro cuenta que el consultorio del Licenciado Lacabre sufrió una inundación y todos sus archivos se arruinaron por el agua. Entonces me tocó hacer varios experimentos mojando y manchando papeles para poder recrear las viejas fichas escritas a máquina que acompañan las fotografías”.

Cuéntanos un poco más sobre el trabajo de elaboración de este libro. “Diría que el mayor desafío en este caso vino del lado del diseño, en el sentido de pensar la forma que debería tener el libro en sus diferentes partes. Encontrar por ejemplo, un dispositivo narrativo que permitiera combinar las imágenes (retratos), con las dos líneas de lectura simultáneas que son los testimonios de los personajes por un lado y las observaciones del Licenciado Lacabre por el otro. Era clave que la lectura de esas dobles páginas que son el cuerpo del libro, fuera clara y fluida. Una vez resuelto ese tema, a su vez debía articularse con la historia del Licenciado Lacabre, para lo cual decidí narrarlo desde la voz de su sobrino, en una segunda línea temporal que lo traiga al presente y permita darle una sorpresa al final, que prefiero no contarles para no arruinarles la sorpresa a quienes aún no lo hayan leído”.

“Hacer libros álbum, al menos en mi caso -continúa Gastón Hauviller-, siempre es una especie de rompecabezas que si logras resolver te trae muchas satisfacciones. Y este libro no fue la excepción, aunque fue un proceso largo y trabajoso, tuve la fortuna de contar nuevamente con el apoyo de mis editores Bárbara y Guillermo de Tres Tigres Tristes. «Pequeño emocionario instantáneo» es el tercer libro que publico con ellos y siempre es un lujo formar parte de su catálogo”.

¿En qué trabajas ahora? ¿Algún proyecto nuevo? “Cada vez estoy trabajando en más y más  proyectos al mismo tiempo, así que son varios proyectos nuevos. Pero podría contarte de qué se tratan los que ya están más avanzados o ya listos para salir. Por un lado estoy muy contento por haber sido convocado por Alfaguara de Argentina, para ilustrar un libro de María Elena Walsh, a quien admiro muchísimo desde pequeño y es una de mis referentes más importantes. También está por salir en Brasil un libro para niños pequeños que se llama Araucária y es el primero que pensé y escribí directamente en portugués. Por último te cuento que estoy trabajando en dos libros cuyo tema es el mismo, la soledad, pero abordado desde dos momentos muy diferentes y lejanos de la vida, la niñez y la vejez. Espero pronto poder mostrarles imágenes y contarles más sobre ellos”.

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