Valeria Gallo y “Esta familia que ves”: “La finalidad de meter a los personajes en cajas no era la de crear maquetas, sino simplemente rodear al personaje en un espacio íntimo”

Valeria Gallo y “Esta familia que ves”: “La finalidad de meter a los personajes en cajas no era la de crear maquetas, sino simplemente rodear al personaje en un espacio íntimo”

En este post entrevistamos a Valeria Gallo, que ilustra “Esta familia que ves”, con textos de Alfonso Ochoa, en Ediciones SM de México; un paseo por la diversidad –cada vez más amplia– que la sociedad va construyendo sobre la idea de familia. “Hace años que el arquetipo debió dejar de ser el retrato formado por una madre, un padre y dos hijos, todos siempre sonrientes”, explican los autores en un texto que podemos leer en la web de la agencia Pencil Ilustradores.

“Ochoa escribe a manera de rima, mientras Gallo nos acompaña por un recorrido donde las familias son normales porque se parecen en algo a la nuestra y -sobre todo- porque están formadas de alegrías, abandonos, encuentros, duelos, hallazgos, despedidas y recuerdos. Un hombre de cuarenta y su madre. Una familia inmensa, hecha de dos familias. Dos mujeres. Un hombre y su hijo. Una niña con dos papás… Todas son el pretexto para que Valeria nos muestre un delicioso catálogo de personajes”, seguimos leyendo en ese texto que nos introduce en este precioso libro, “Esta familia que ves”.

Lo primero que le preguntamos a Valeria es cómo nació este proyecto y cómo llegó hasta él. “Alfonso Ochoa, el autor, y yo, somos pareja desde hace 5 años. Tenemos un chico de 7 que, aunque no es el hijo biológico de Alfonso, es él en realidad su padre. Nos ha molestado un poco esa idea tan tradicional de la familia compuesta por padre, madre, y dos hijos, en parte porque nosotros mismos somos ejemplo de una familia distinta, pero también porque tenemos muchos amigos que conforman familias diferentes. En México sigue muy arraigada esa idea de familia tradicional y, tanto en escuelas como en medios, es lo que le enseñan todavía a los chicos. Alfonso comenzó un día a escribir un texto que trataba de un ingeniero, Alatriste se llamaba, que se electrocutó un día cambiando un foco y su familia tuvo que aprender a vivir sin él. Poco después escribió uno que trataba de una niña que tiene dos papás, Saúl y Gamaliel, y supongo que fue ahí donde le surgió la idea de un libro completo que hablara del tema de las familias distintas”, nos cuenta Valeria.

“El libro lo conforman 12 textos que, a manera de rima, cuentan las historias de estas 12 familias, muy distintas entre sí y, por supuesto, totalmente diferentes al arquetipo de familia con el que muchos hemos crecido”.

“Las ilustraciones son cartones recortados pintados en acrílicos, y armados a manera tridimensional dentro de cajas de madera. A excepción de uno, que sí representa un espacio abierto (el de la niña y papá en bicicleta), estas cajas representan los espacios en donde estos personajes han crecido, habitaciones con tapices gastados, un poco sucios, objetos que son importantes para los personajes”.

“Siempre utilizo diferentes técnicas, ahora estoy haciendo grabado en linóleo, he hecho ilustración con telas, el acrílico es algo que uso mucho porque me siento cómoda con él. La finalidad de meter a los personajes en cajas no era la de crear maquetas, sino simplemente rodear al personaje en un espacio íntimo. Los personajes, en la mayoría de los casos, voltean al frente, para ver al espectador a manera de retrato”.

-¿Cómo fue el proceso de elaboración de este libro? “Fue un trabajo conjunto con el autor, porque además vivimos y trabajamos bajo el mismo techo, así que era un poco difícil que no se asomara de vez en cuando. En un principio fue difícil ponernos de acuerdo si todas las escenas debían ser representadas a manera de retrato, volteando todos al frente; yo lo encontraba un poco monótono; además había situaciones muy íntimas en los textos, tanto, que sentía muy intrusivo hablarles a los personajes para que voltearan a la cámara y los pudiéramos fotografiar. Interrumpir la cena del papá y el hijo que brindan por la mujer ausente, o al hijo de la mujer con Alzheimer mientras le sostiene su propio pastel de cumpleaños para que ella sople la vela. O el paseo en bicicleta de un hombre con su hija. En fin, tuve que darme cuenta primero qué familias querían ser fotografiadas y cuáles no”.

“Estuve presente en todo el proceso creativo del autor. Ha sido un proyecto muy importante para nosotros, como familia. Lo sentimos nuestro, no sentimos que está separado por autor e ilustrador, incluso en la cubierta no se especifica quien hizo qué cosa, solo dice el título y nuestros nombres. Y lo hemos dedicado a Patricio, nuestro hijo”.

Es un libro que rompe con la imagen tradicional de familia para mostrar una visión mucho más cercana y real de las familias hoy día. ¿Qué opinas de todo esto? “Justo eso, que ya la familia tradicional ha quedado como una más de todo el abanico de familias que puede haber en el mundo. Hay tantas familias como hay personas, como hay maneras de quererse, de apoyarse, de darse amor. Porque al final, es eso la familia: el lugar donde te sientes querido, reconocido y apoyado”.

¿En qué estás trabajando ahora mismo? ¿Algún nuevo libro? “Ahora estoy trabajando en un libro muy divertido del autor brasileño Ilan Brenman, para una editorial en Brasil. Estoy también comenzando con un texto para Porrúa y diseñando un cartel para un festival infantil en el estado de Coahuila. Y por supuesto, como la Cenicienta, espero terminar a tiempo proyectos personales y conjuntos para mover en concursos o editoriales. Además he vuelto a hacer grabado, como obra personal, y no dejo nunca de diseñar y coser mis muñecas, sólo por diversión”.