Roger Olmos y “¡Sígueme!”: “Ofrecía un personaje excelente para ilustrar (un elefante gordinflón y tímido) y unos escenarios de lo más surrealistas. Son ingredientes de lo más llamativos para un ilustrador”

Roger Olmos y “¡Sígueme!”: “Ofrecía un personaje excelente para ilustrar (un elefante gordinflón y tímido) y unos escenarios de lo más surrealistas. Son ingredientes de lo más llamativos para un ilustrador”

“Un elefante gris con lunares morados, que vive en una selva, se enamora de una hormiga negra con cintura de avispa. Su amor es correspondido, pero para estar juntos tendrán que recorrer un largo camino. La hormiga invita al elefante a que la siga y el elefante no se lo piensa dos veces. Ni corto ni perezoso, el elefante recorre un sendero rodeado de árboles, se mete hasta el fondo de una cesta de costura, nada dentro de una botella de agua…”

“Después de mucho andar, el elefante y la hormiga se encuentran y disfrutan de su amor. ¡Un amor con cintura de avispa y lunares morados… que no tiene nada de raro!” Así nos esboza la editorial OQO “¡Sígueme! (una historia de amor que no tiene nada de raro)”. Una historia de José Campanari que ilustra Roger Olmos, con quien hemos hablado de este trabajo que realizó hace ya unos años.

¿Cómo nació este proyecto? “A mi me llamaron de OQO editora y me propusieron este texto de Campa, al que todavía no conocía, me encantó desde su primera lectura, ya que ofrecía un personaje excelente para ilustrar (un elefante gordinflón y tímido) y unos escenarios de lo más surrealistas, y eso son ingredientes de lo más llamativos para un ilustrador. El origen de la historia casi mejor que se lo preguntes a Campa, es una historia real basada en una experiencia de su vida bastante importante”.

¿Qué pensaste la primera vez que leíste la historia de Campanari? ¿Que no tenía nada raro…? “Al contrario, al principio me pareció una fábula muy original y rocambolesca, cada página era un mundo distinto. Cuando me explicó el origen de la historia, todo lo raro que pensé al principio se desvaneció, y entendí cada una de las partes que explicaba”.

Desde fuera parece un libro divertido, ¿fue divertido el proceso de creación? “Mucho, al ser tan surrealista todo, no había fronteras, todo valía, los límites los pone tu imaginación. Además, fue curioso porque yo sin conocer al autor ni saber tan siquiera cómo era, una vez acabado e impreso, cuando los amigos de Campa lo vieron le dijeron: “Tío, eres tú!” También he de decir que es un libro que ilustré hace unos años, ahora estoy en un punto en donde hubiese transformado muchas cosas o interpretado otras de otra manera… Pero por aquel entonces me parecía divertido todo lo que iba haciendo”.

¿Qué nos cuentas de las ilustraciones? Es decir, ¿probaste algo nuevo en este libro o seguía la línea de trabajos desarrollados hasta ese momento? “Técnicamente empezaba a probar el óleo. Tampoco tenía ordenador así que recortaba de fotos y revistas y hacía algunos collage. Respecto a libros anteriores controlaba quizás más el trazo, algunas texturas y probaba con algunas composiciones distintas. Lo difícil era el cómo hacer para sacar a un elefante y una hormiga en un mismo plano, sin que el elefante pareciese enano ni la hormiga gigante, y me gustaba jugar en composiciones donde se representase lo frágil y vulnerable de una respecto a la posibilidad de ser aplastada por un enorme paquidermo, que la estaba siguiendo con mucho cuidado de no lastimarla”.

¿Con qué técnica están hechas las ilustraciones para este libro? “Con guache, óleos y collage sobre papel”.

¿Elefante u hormiga? “Elefante por unas cosas y hormiga por otras. Si no fuera por la proporción, una hormiga es mucho más fuerte que el elefante. Pero el elefante tiene trompa y con eso fardas un montón…”

¿El próximo trabajo que veremos en las librerías de Roger Olmos? “Se titulará “Regálame un beso”, segunda parte de “Besos que fueron y no fueron”, escrito también por David Aceituno bajo la tutela de Magela Ronda, igual que en “besos q.f.y.n.f” viene a ser todos aquellos que no tuvieron cabida en el primero”.

“Después le sigue una reedición con nuevas ilustraciones del que fue mi primer título “Tío Lobo”, que publicó Kalandraka en el año 2000. Misma historia, pero con ilustraciones 14 años más modernas y maduras, pero conservando el tono gamberro que exige su personaje”.