Dos pueblos enfrentados desde tiempos inmemoriales, una noche se conquistan mutuamente. Al darse cuenta de lo acaecido, cada familia se quedará a vivir en la casa más parecida a la suya en el pueblo de al lado. Mientras tanto los reyes negocian el intercambio día tras día, semana tras semana, sin llegar a un acuerdo… El tiempo pasa, el deshielo está llegando.
Así nos presenta la editorial A buen paso este álbum ilustrado, ‘El deshielo‘, un trabajo de Riki Blanco. Un libro ambientado en un tiempo inmemorial, pero que tiene mucho de actualidad. Recuerdo cómo la primera lectura que hice del mismo no pudo esperar a llegar a casa o a la oficina y lo leí en la calle, sentado en el tranco de un escaparate, y rodeado de dos pequeños que escuchaban con interés qué iba a pasar en la siguiente página… Para eso tendréis que leer libro, pero para saber un poco más de este proyecto hemos charlado con su autor.
¿Cómo surgió este proyecto? “Vino de una conversación. Una amiga que venía de Corea me explicó la situación de allí. Ambas Coreas consideraban lícito recuperar su territorio invadiendo el del vecino. Pensé que si tuvieran esa idea a la vez podría ser muy interesante: conquistarse mútuamente. Creo que hay anécdotas divertidas y anécdotas trascendentes -que además son divertidas-. Éstas últimas son las que me interesan. Al rato estaba pensando en al cantidad de carga simbólica y analogías de esta historia. Por la tarde le escribí un mail a Arianna Squilloni -mi editora- contándole la idea y me contestó al momento que fuéramos adelante con el libro. El texto final es prácticamente ese mail”.
¿Qué mensaje querías transmitir con esta historia? ¿O mensajes? “A mi parecer, hay varios estratos de temática en esta historia. El primero, el más obvio, es sobre la cuestión de las guerras territoriales y sobre las relaciones entre los pueblos y sus gobernantes. Pero también nos habla de la empatía, de ponerse en el lugar del otro y desde ahí poder sacar conclusiones. Esto afecta también a los aspectos interrelacionales. El libro nos habla de la responsabilidad, como ciudadanos e individuos de tomar cartas en los asuntos que nos conciernen sin recurrir a líderes, héroes o seres divinos. También hay subtemas como por ejemplo la redimensión de los conflictos cuando se comparan con otros de mayor embergadura, como por ejemplo una buena inclemencia meteorológica”.
Aunque la historia nos lleve a un tiempo inmemorial, se podría trasladar perfectamente a mucha situaciones de actualidad, ¿no crees? “Absolutamente. Un amigo bautizó el género del libro como ‘épica 15M'”.
Cuéntanos algo sobre las ilustraciones. ¿qué hay de nuevo o diferente respecto a otros proyectos? “Siento que he hecho conscientemente una involución gráfica hacia una ilustración más tradicional – o ‘mainstream’- para poder colocar una historia que a mi me parece atípica y peculiar. Es una historia sin desenlace, una épica sin protagonistas, ni grandes hazañas, ni una batalla final, ni la coronación de nadie en concreto. Es algo así como una epopeya psicológica. Y, precisamente al tratarse de un libro de género, aunque lo transgreda, necesitaba un soporte gráfico que fuera acorde”.
¿Con qué técnica las trabajaste? “Todas las ilustraciones están hechas íntegramente con ordenador. Usando prácticamente un mismo pincel. Tenía muy claro que quería hacer un libro pensando en los niños y niñas, y consideré necesario, al tratarse de una obra coral, que tuviera muchos detalles pequeños. El ordenador me facilitaba esa minuciosidad y nivel de detalle”.
¿Cómo fue el proceso de elaboración del libro? ¿Cuánto tiempo te llevó? “Creo que ha sido el libro que más rápidamente he ejecutado. Hice los bocetos a lápiz en menos de dos semanas y en cuestión de dos o tres meses -intercalando el proyecto con otros encargos- lo tenía acabado. En ese sentido su realización ha sido absolutamente fluida, ya que la historia me ha ido pidiendo en cada momento lo que necesitaba, que era poco”.
Y qué nos puedes decir del uso del color y la luz en este libro… “Precisamente tiene que ver con lo que he mencionado antes.. Quería que el envoltorio de una historia tan ridícula fuera grandilocuente para poder destacar su relevancia. Algo así como un garabato sustancioso dentro de un marco rococó”.
¿En qué andas metido ahora? “En demasiadas cosas, pero a nivel de literatura infantil estoy ilustrando otro libro para A Buen Paso sobre cosas de animales. Está todo abocetado, pero quisiera llevar la resolución gráfica a un lugar inexplorado para mí, y ese es el motivo por el que llevo muchos meses de retraso. Tengo mucho que aprender”.