El proceso de trabajo de Elena Odriozola y lo que piensa Gustavo Puerta de ‘lo que no se está ilustrando’, en las jornadas profesionales previas a la segunda edición del Mazoka

El proceso de trabajo de Elena Odriozola y lo que piensa Gustavo Puerta de ‘lo que no se está ilustrando’, en las jornadas profesionales previas a la segunda edición del Mazoka

El jueves 15 de diciembre a las 19 horas, en el Centro Cultural Montehermoso, Vitoria-Gasteiz, tuvo lugar la ponencia de Elena Odriozola, “Santo Edward, protégeme”. Cómo salirse de la página y los personajes que no aparecen.

Y justo después, a las 20 horas, ponencia de Gustavo Puerta Leisse, “Lo que no se está ilustrando”. Pareciera que el arraigado prejuicio según el cual los libros ilustrados son un formato menor exclusivo de quienes no saben leer comienza a resquebrajarse. No obstante, el libro ilustrado para adultos aún no ha adquirido la normalidad que muchos anhelamos. En la mayoría de los casos, la ilustración actúa como un añadido decorativo de pretensiones artísticas que poco o nada aporta a nivel narrativo.  Dos charlas previas a la celebración de la segunda edición del Mazoka, el mercado de ilustración que organiza IlustrApados en Araba.

Charla Elena Odriozola

‘Santo Edward, protégeme’. Con esta especie de ‘oración’ arranca la charla de Elena Odriozola en el marco de las Jornadas Profesional de Ilustración que preceden a la segunda edición del Mazoka, el mercado de ilustración que organiza el colectivo IlustrApados en Araba.

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Una garza. Con esa garza arranca la charla de la ilustradora Elena Odriozola, Premio Nacional de Ilustración 2015. Nos cuenta la historia de esa garza disecada que la acompaña en casa y que, por diferentes avatares del destino, ha acabado convirtiéndose en Edward, el Santo Edward de Montevideo. Alrededor de este ‘santo’ Elena realizó diferentes trabajos. Y todo esto para enlazar con los trabajos que realizó en un taller en la Escuela Peripatética que dirige Gustavo Puerta y en los que escogió a Edward como protagonista. Y todo esto, digámoslo otra vez, para llegar a la línea de su discurso: lo que uno puede hacer fuera de los libros, pero siempre de una manera justificada.

Y nos enseña las figuras en tres dimensiones que se han creado a raíz de una de sus ilustraciones y a las que ella da color…

Y también nos muestra la experiencia que tuvo con la creación de ‘Txoritxoak‘, una exposición en la sala Gambara de Koldo Mitxelena Kulturunea, junto a otros amigos, un trabajo que incluía, por ejemplo, a cien pájaros como estos, realizados en la misma línea que las figuras anteriores.

Txoritxoak_2009_ElenaOdriozola_GKoGallery_Tolosa_BasqueCountry_Ilustration

Seguimos saliéndonos de la página, y Elena nos habla de ‘Frankenstein‘, con Nórdica Libros. ‘A veces hay que salir de la ilustración. Yo quería contar esto. Si hubiera sido en papel hubiera salido otra cosa distinta”, nos cuenta. “Cuando te encargan un clásico, a mi me gusta mucho, porque es un reto. Libros o historias que tienen tantas representaciones, no tiene ningún sentido ilustrarlas si no haces algo muy diferente, si no das tu interpretación”. (Aquí podéis leer más sobre este proyecto: ‘Frankenstein‘).

Frankenstein-Elena-Odriozola

“Con ‘La Celestina‘ -continúa Elena-, no lo tuve tan claro. Hay que tener claro qué contar y cómo contarlo. Le di muchas vueltas, quise hacer mucha gente que se mezclaban y se contaminaban… Me puse a dibujar y me di cuenta que lo que hacía nada tenía que ver con lo que había pensado. No era lo que yo iba a hacer, pero sirvió como punto de partida para salirme, una vez más, de la página, y hacer una ilustración de tres metros y medio”.

Tanto en este caso como en Frankenstein, los protagonistas no aparecen. “Cuando un personaje tiene tanta fuerza y la gente ya lo conoce muy bien, no tiene sentido ilustrarlo”, asegura Elena.

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“He hecho más cosas que se salen de la página”, dice, y nos enseña unas etiquetas de mermelada. Y a continuación unas etiquetas de vino, destinadas a unas cajas de 12 botellas y en las que cada botella era diferente (en cada una había un escritor). Nos habla también de su colaboración en la Revista La leche. “Tengo una página para dar mi visión de las cosas. La exigencia de hacerlo a dos tintas. Nunca sabes seguro lo que te va a salir. La sorpresa es lo que me gusta”.

Y también hay espacio en esta charla para una exposición: ‘Las mujeres y el Mar‘, en el Museo Naval de San Sebastián. Y también para algunos libros en los que también “me he salido de la página”, como es el caso de ‘Tropecista‘, con Bárbara Fiore Editora, y que da pie a debatir un poco con el público sobre el uso de las capas, lo que está delante y lo que está detrás, y si hay intencionalidad en ello.

El tigre mundano‘, en el que se juega con la perspectiva, la profundidad. El mirar por un agujero, y no saber qué te vas a encontrar, “a mí me encanta”, porque es una mezcla de miedo y curiosidad. Y a esto responde un poco este libro, ‘El tigre mundano’.

Ur: libro de lluvia‘. “Iba a ser un libro, y terminó siendo una caja con cosas dentro”, eso si, una auténtica caja de sorpresas. “Me gusta que las cosas estén en continuidad. Me gusta cierta uniformidad en las ilustraciones. El protagonista es la lluvia, y no aparece. Y después dije, vamos a meter la lluvia en acetatos y en colores. Y realicé cuarenta ilustraciones de lluvia. Y si pones una encima de otra, ninguna se pisa…

De esta charla, nos dice Elena, “se podría desprender que no me interesa mucho hacer libros, pero no es así”. Y terminamos con ‘Eguberria‘. “No me gusta que se limiten las posibilidades de crear… Seguiré intentándolo”, sentencia la Premio Nacional de Ilustración 2015. “El álbum limita mucho las posibilidades creativas. No quiere decir que no hagamos un álbum, yo igual hago otro álbum, pero si lo que quieres hacer se sale del álbum, que se salga”.

Charla Gustavo Puerta Leisse

‘Lo que no se está ilustrando’, la ilustración que no se hace. Esta es la charla de Gustavo Puerta en las jornadas profesionales enmarcadas en la segunda edición del Mazoka, el mercado de ilustración que se celebra en Vitoria-Gasteiz y que organiza IlustrApados en Araba. Aunque al inicio de su intervención ya anunció Gustavo que sus palabras no siempre iban a responder a esta premisa a lo largo de su charla.

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“Hay un problema con los libros ilustrados para adultos, que se está convirtiendo en un objeto de distinción social, lo regalas, pero como objeto libro está más cerca de lo decorativo”. Maquillar muertos, darle una imagen bonita a una historia que no es buena. “No es una posición optimista -asegura-, es bastante crítica, que además se agrava cuando encontramos a ilustradores, que respeto, pero que están haciendo un trabajo de ilustración que tiende más hacia lo pictórico, lo artístico, y encontramos libros infantiles en los que las ilustraciones son increíblemente bonitas, pero a nivel de narración y de interpretación, no aportan nada, no me cuentan nada. La tendencia de la ilustración editorial española, cada vez más va cayendo en el esteticismo”, asegura Gustavo.

¿Tiene sentido seguir haciendo una ilustración tan pictórica? “Yo siento que me están contando muy poco. ¿Qué es lo que no se está ilustrando?”

Entonces Gustavo nos cuenta que Pep Carrió le mostró sus cuadernos personales hace unos años. “En estos momentos el movimiento cuadernista es muy potente”. En aquella conversación con Pep, surgió la idea de hacer una edición de los cuadernos en facsímil, ¿tiene sentido? Y a Gustavo le nació la siguiente pregunta: ¿cuál es la frontera o la separación que distingue la ilustración como algo que surge en un terreno privado y para uso personal y cuál es la ilustración que se plantea en un ámbito público?

“Busco el origen de la palabra ilustración”, nos dice Gustavo a raíz de este planteamiento que surge con los cuadernos de Pep. “Cómo el ilustrador, ofrece una lectura de un texto preexistente, una lectura distinta, como la que propone Elena Odriozola en su ‘Frankenstein’. Otra opción, transformar el texto, una mediación que busca llegar al conocimiento de ese texto, a su comprensión”.

Nos habla de un libro publicado recientemente por Nórdica, sobre la selección natural de Darwin. El tipo de ilustración de Ester García está a medio camino de esos dos planteamientos. Su trabajo es muy interesante a la hora de transmitir una conceptualización del texto de Darwin. “No solo transmite gráficamente una conceptualización de una teoría, al mismo tiempo la ilustración es un incentivo, te va a atrapar, es un señuelo para despertar el interés por el libro”, nos dice.

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“El trabajo del ilustrador como un transformador, le da una nueva metamorfosis a un texto preexistente, de tal manera que media en un proceso de conocimiento, pero también de atracción”.

Muestra una serie de imágenes. ‘The arte of clean up‘. “Esta ordenación arbitraria es una forma de dotar de sentido a la realidad. Es un ejercicio el ver este libro con los chavales, cómo se lo muestras, y cómo ellos son capaces de reproducirlo. Lo que te plantea este tipo de libro es, por un lado, un contenido, unos ejemplos, pero por otro lado una forma de estructurar la realidad que es reproducible. Una imagen es la realidad, la de al lado es la construcción de sentido de esa realidad. Lo que nosotros hacemos como creadores se parece más a la neurosis que al caos, imponemos sentido a una situación desestructurada. Ese es el trabajo que constantemente estamos haciendo. El trabajo del ilustrador y de muchos creadores es la creación del sentido, hacen que las cosas sean comprensibles”.

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Otro libro, ‘La Genèse’, de Benoit Jacques. “Un ejemplo de lo que no se está ilustrando”. Comienza a leer la Biblia y encuentra una serie de imágenes que le interesa ilustrar. Su interpretación es muy propia de la Biblia, muy artesanal, una forma gráfica muy concreta. “Me resultó interesante cómo cuenta que ese comenzar a ilustrar la Biblia para él fue un trabajo para él mismo, de construcción de sentido, de tratar de retomar la idea del ilustrador o la ilustración como un proceso de autobúsqueda y de conectar con una tradición global con la que no coincide”.

“Ámbitos que me resultan muy interesantes, y que aunque no lo reconocemos como tal, está presente esa ilustración para uno mismo, que tiene que ver con la meditación y que está ahí, una nueva forma de plantear la construcción de sentido”.

“La ilustración científica también me parece fascinante. Lo alucinante, y que me resulta increíble, es cómo para poder comprender un hecho anatómico, la fotografía es inútil, porque no logras distinguir, y solo la ilustración es capaz de representar aquello que quieres conocer o, por extensión, quieres enseñar”.