Ana Penyas y ‘Todas estamos bien’: “Siempre han sido personajes secundarios de otras vidas: la esposa de, la madre de. Como Maruja y Herminia. Sus anécdotas, sus ideas y su mundo están aquí, en este libro, un pequeño homenaje que quiere convertirlas en protagonistas”

Ana Penyas Todas estamos bien

Todas estamos bien‘ es el título ganador del X Premio Internacional de Novela Gráfica Fnac-Salamandra Graphic. Editado por Salamandra Graphic, su autora, Ana Penyas, nos lo presenta así: “cuando le dije a mi abuela Maruja que iba a hacer un cómic basado en su vida, me respondió que mejor escribiera una historia de amor. Cuando le dije lo mismo a mi abuela Herminia, se alegró mucho y me dijo “sí, claro, nena”. Así que, grabadora en mano, me fui a ver a mi abuela Maruja para que me explicara,por ejemplo, lo que escondía ese cuadro de flores y el porqué de su obsesión por la cocina. Después visité a mi abuela Herminia y descubrí la importancia de su abuela Hermenegilda y las causas de ese aire bohemio tan peculiar. Las mujeres de su generación, a quienes no solemos cuidar como ellas nos cuidaron, siempre han sido personajes secundarios de otras vidas: la esposa de, la madre de, o la abuela de. Como Maruja y Herminia. Sus anécdotas, sus ideas y su mundo están aquí, en este libro, un pequeño homenaje que quiere convertirlas en protagonistas”.

¿Cómo nace este proyecto? Ana Penyas: “Este proyecto parte de un viaje que hice a Alcorcón, Madrid, que es donde vive mi abuela Maruja. Fue hace cuatro años, un fin de semana que fui con mi padre y vi a mi abuela, que era la primera vez que vivía sola, y estaba perdiendo facultades. Y entonces me quedé como removida. La vi muy triste. Y justo al día siguiente un profesor de Bellas Artes, yo estaba terminando Bellas Artes, nos pidió que hiciéramos un pequeño ejercicio de cómic de un día nuestro. Yo le pregunté si podía hacerlo de mi abuela, y le pareció bien. Entonces hice cuatro páginas de un día de mi abuela, una vez que vivía sola. Aquello le gustó a la gente, pero se quedó ahí.”

“Luego terminada la carrera, quise participar en un festival de autoedición -nos cuenta Ana Penyas-. Y entonces decidí completar el cómic, esa historieta que había creado de mi abuela Maruja, con otra de mi abuela Herminia. Y esta historia de mi abuela Herminia estaba basada en un texto que escribió mi madre en el 86, sobre su madre, sobre mi abuela, que también trataba de un día como ama de casa, que se llamaba ‘Tal vez mañana’, y que era cómo ella no conseguía terminar todas las tareas que tenía que hacer en ese momento. Entonces hice ese fazine, lo estuve vendiendo y tal, y de repente un editor se interesó por ese trabajo, y me dijo que eso tenía potencial, que podía extenderlo, hacer una novela gráfica y tal. En principio iba a hacerlo con él, pero la cosa es que me dejó colgada a mitad de trabajo, yo tenía como 50 páginas hechas, y entonces ya decidí continuar por mi cuenta. Y ya fue cuando, una vez lo tenía súper desarrollado, me hablaron del premio, me presenté, y lo gané. Esa es la historia”.

Ana Penyas Todas estamos bien

¿Qué supone ganar este Premio? “La verdad que supone muchísimas cosas, porque atraviesa lo personal, porque al ser mis abuelas y no solo mi ego profesional… Obviamente que valoren un trabajo que has hecho, que fue una locura, porque en ese momento yo no estaba ganando nada, no era para nadie, y en verdad las cosas luego he sabido que no se hacen así. Tú no haces una novela gráfica entera y luego la presentas. No hace falta que la hagas entera para presentarla. A nivel profesional obviamente ha significado muchísimo -nos confiesa Ana Penyas-. Pero a nivel personal ha sido para mí la parte más importante, porque era una deuda que de algún modo yo tenía con mis abuelas, no solo como nieta, sino como mujer de esta generación, como que siento que las mujeres de esa generación que, en el caso de mis abuelas, fueron niñas en la guerra, vivieron la guerra de una manera un poco inconsciente, ¿no? Y realmente se criaron en la posguerra. Entonces son mujeres que no han estado en el espacio público, han sido un poco más de casa, porque les tocó ese rol que se dio a las mujeres. Y son mujeres que pocas veces se habla de ellas, es un poco lo que digo en la sinopsis, siempre son las hijas de, las mamás de, las esposas de, y como que a nivel personal a mí eso me ha aportado mucho porque siento que una es muy consciente de lo que he hecho, la otra no, pero bueno, es como te decía como una deuda”.

Ana Penyas Todas estamos bien

¿Qué nos puedes contar de las ilustraciones para este proyecto? “Mi manera de dibujar en verdad este proyecto la ha atravesado mucho, me ha enseñado muchas cosas, entonces de este proyecto me llevo un estilo también -asegura Ana Penyas-. Y una manera de enfocar los proyectos que sale fuera del plano de la gráfica. Yo trabajo siempre por transferencias, creo que es una característica de mi trabajo, utilizo mucha foto, entonces las personas se pueden reconocer en esos espacios, ¿no? Hay por ejemplo muchos de los objetos cotidianos que muchos de nosotros hemos visto en las casas de nuestras madres, de nuestras abuelas: la foto del arlequín, determinados cuadros… objetos que no solo forman parte del universo de mis abuelas. Algo que dijo Álvaro Pons, el crítico de cómic que me presentó en la presentación de la novela gráfica en Fnac, y que me gustó, es que mis espacios no eran simplemente fondos, sino que tenían una vida, ¿no? Y que eran lugares donde pasaban cosas, que tú notabas que habían pasado cosas. Y un poco es lo que he intentado, que todo elemento, todo no, pero cuantos más elementos tengan un valor simbólico, desde lo que estoy poniendo detrás, hasta qué persona está pasando por la calle… Porque también pasan muchas épocas y en el cómic tienes que representar mucho con menos. Quieres decir que eran los 80, habrá algún hito que coloques que tendrá que estar asociado a esa época”.

“El color también tiene una parte muy importante. Cobra un valor narrativo importante porque al ser dos abuelas y diferentes épocas, pues si no estuviera el color, quizá el lector se podía perder un poco”.

Ana Penyas Todas estamos bien

¿Lo más difícil de este proyecto? “Lo más difícil del proyecto creo que ha sido no dulcificar a mis abuelas -afirma Ana Penyas-. Por ejemplo en el caso de mi abuela Maruja, es un personaje bastante amargo. Entonces para mí ha sido difícil hacer eso, como nieta. Yo las entrevisté. Les dije, voy a hacer esto y tal. Pero claro, yo entiendo que por mucho que yo les diga eso, a lo mejor no lo entienden del todo. Ellas contaron su vida, pero no entienden del todo qué tipo de difusión puede tener. Yo tampoco sabía que iba a ganar un premio… (risas). Era una cosa mucho más de andar por casa al principio. Y lo más difícil ha sido pues ser a veces dura. No es una crítica hacia ellas, sino hacia el contexto que les tocó vivir. Pero no es, qué bonito todo, ni qué personajes tan buenos. Hay de todo. Hay muchos claroscuros ahí”.

¿Han visto ya tus abuelas la novela gráfica? “Una de ellas sí ha visto el libro ya, que es mi abuela Herminia, que es la que sí que está consciente y tal, y ella está muy contenta. Con ella sí lo he hablado, que del todo no es ella, que yo también he utilizado ficción, que también las he caricaturizado de algún modo, y ella está muy contenta. Yo pedí en la presentación en Fnac que el primer aplauso fuera para ellas, mis tías abuelas que salen también en algunas escenas, pues contentísimas de verse en un libro -asegura Ana Penyas-. Pero mi otra abuela Maruja todavía no lo ha visto, y es que yo no sé si lo va a entender. Porque hace cuatro años empezó a deteriorarse, y tiene párkinson, y entonces el deterioro está siendo muy rápido, y ella ya no entiende muchas cosas”.

¿En qué andas metida ahora? “Estoy terminando otro proyecto, que está dirigido a niños, en un tono amable y divertido. Es de una mujer mayor, eso sí que tiene que ver. Es una especie de retrato de un barrio cualquiera, a través de los ojos de una mujer que aunque sea mayor, pues ha tenido una vida muy tranquila. Estoy terminándolo. Y me propusieron recientemente un proyecto, del que no puedo decir mucho, sobre un poeta valenciano de los sesenta, que me apetece mucho, y realizar parte de la historia de mi ciudad y de esa época de la transición -afirma Ana Penyas-. Y tenía ganas de esa parte de ver un poco el folio en blanco, y pensar qué voy a hacer, porque me he pasado como cuatro años con proyectos en mente, y este proyecto ha sido mucho tiempo, entonces me apetece dar un salto y repensar qué voy a hacer”.