Ajubel, Elena Odriozola o Henning Wagenbreth participan en el Curso “Dulce, salado y amargo”, en Albarracín hasta el 29 de junio

Ajubel, Elena Odriozola o Henning Wagenbreth participan en el Curso “Dulce, salado y amargo”, en Albarracín hasta el 29 de junio

“Dulce, salado y amargo”. Así se denomina la séptima edición del Curso Internacional de Ilustración y Diseño Gráfico que se desarrolla desde el 26 y hasta el 29 de junio en Albarracín. El curso está organizado por la Fundación Santa María de Albarracín y lo dirigen Isidro Ferrer y Carlos Grassa Toro, que esperan “que efuncione y que sirva al propósito de proporcionar experiencias de aprendizaje”. ¿El objetivo? “Disfrutar de cada instante”.

“No hay plato malo que no arregle una buenna salsa, dice el lugar común. Si ése no es el problema, si la cuestión es qué hacer cuando la salsa es mala. En Albarracín nos vamos a juntar cuatro días a diferenciar, alejados de lugares comunes, entre lo dulce, lo salado, lo amargo, (y lo ácido, que no cabía en el título). Lo haremos convencidos de que no hay sabor sin saber”. Así nos presentan este encuentro, que cuenta con ilustradores como Ajubel y Elena Odriozola, entre otros. Hemos preguntado a sus directores por varios aspectos del curso, y esto es lo que se va a cocer en Albarracín…

Carlos Grassa Toro: “Es un curso de aprendizaje, conferencias, talleres y proyecciones que convergen en ese fin común. No es una feria, no es un mercado, no se presentan books, no se mantienen entrevistas con empresas, no hay asesorías personalizadas, por eso se llama curso y no se llama jornadas, encuentros, espacio. ¿Qué se ofrece? Escuchar seis conferencias, una por profesor, participar en un taller de doce horas, asistir a las proyecciones nocturnas de obra de profesores y alumnos, acceder a una librería especializada; eso es lo que aparece en programa. Y más: la posibilidad de establecer comunicación continua con el resto de participantes. El modelo del curso, el lugar donde se lleva a cabo, Albarracín, la actitud de la dirección y el profesorado permiten establecer relaciones durante todo el día y buena parte de la noche. Se ofrece la posibilidad de hablar y de escuchar, de mirar, de hacer, fundamentos de todo conocimiento”.

Isidro Ferrer: “El título está puesto donde se ponen los títulos, al principio, para que profesores y alumnos tengamos durante las cuatro jornadas de trabajo un elemento común que sirva de referencia tanto a las conferencias expositivas y teóricas como a la producción de los talleres. El título de este año parece invitar a desvelar algunos procesos de creación, a enseñar “la cocina”. O quizás no, quizás lo dulce, lo salado y lo amargo sean categorías estéticas más que “culinarias”. ¿Con qué te quedas, lo dulce, lo salado, o lo amargo? “Cada sabor necesita del contrario para ser apreciado”, nos cuenta Isidro.

Carlos: “Cada profesor presenta en conferencia y taller los contenidos que cree convenientes. El hecho de que cada curso aparezca anunciado por un título con tres patas (este año Dulce, salado y amargo) propicia que, en muchas ocasiones, los profesores creen conferencias y talleres adecuados al título, lo que nos permite asistir a auténticas ‘premières’. Hay también desde la primera convocatoria un contenido que atraviesa cualquier actuación: la palabra dicha, la palabra escrita. Cuando definimos el curso de Albarracín en el 2007, quisimos reivindicar la ilustración y el diseño gráfico como expresiones del pensamiento. Y se piensa con palabras”.

Isidro: “El curso es una excusa para propiciar un encuentro de personas interesadas en una disciplina. No entiendo el curso como un espacio de trabajo, si no como un lugar donde compartir experiencias, conocimientos, estrategias y emociones, un espacio donde generar sinergias. Este curso nace hace siete años a raiz de un encargo directo por parte de la Fundación Albarracín. Desde el comienzo el equipo directivo se ha empeñado en propiciar, a partir de la experiencia docente, un lugar de encuentro participativo y reflexivo que propone una visión amplia y diversa de la cultura visual contemporánea”.

Sobre los participantes

Carlos: “Fanette Mellier mantiene viva la tradición del diseño editorial como forma poética: medida, concentración y capacidad de trascendencia definen una obra que se libera de la temporalidad”.

Isidro: “Ajubel se come a bocados la realidad para convertirla en materia expresiva. Su uso del gesto y el color es descarnado y visceral. Utiliza el exceso como materia prima para condimentar su ensalada gráfica. Ahí podemos encontrar de todo, un todo muy nutritivo”.

Carlos: “El ilustrador Henning Wagenbreth defiende como estrategias de creación el humor y la condición del ser humano como gran jugador, y lo hace con una obra extensa e intensa, de alcance mundial”.

Isidro: “A menudo uno se pregunta de qué forma la matemática y la ciencia son aplicables al diseño y si este pensamiento científico es contrario a la emoción. ‘Lo siento‘ son el ejemplo perfecto de que la ciencia y la emoción no solo son compatibles sino necesarios. Sus trabajos son al diseño lo que la neurocirujía a la medicina”.

Carlos: “Elena Odriozola es ilustradora de raíz, de conocimiento y reconocimiento de la emoción. Ha sido capaz, y no es su único mérito, de expresar el silencio en una cultura dominada por el sonido”.

Isidro: “Desde el severo conocimiento de la tipografía, Alex Trochut pone todo su empeño la renovación de la letra y su morfología. En sus manos, la letra deja de ser signo para convertirse en significado; puede ser lo que quiera ser y seguir siendo letra”.